Nos quedó
notorio que nuestro lugar de tertulia no es la terraza donde nos reunimos el
viernes pasado, demasiadas distracciones impuestas por los transeúntes, Ciri
que no aguanta ciertas bromas o acosos, según comentó, de los niños chillones
paseados por generosas abuelas abrumadas por los gritos.
Tomada la
correspondiente nota a mi llegada a la cafetería hallo a mi amigo sentado en la
mesa de costumbre, rebuscando en su teléfono no sé si la última noticia o el número
de algún contacto. Me ve y automáticamente lo deja sobre la mesa encima de su
bloc, ya compañero inseparable.
Saludos
de rigor como es natural entre amigos y alegría de juntarnos de nuevo.
Comentamos
por encima los excelentes resultados de la Selección Española de Fútbol en la
actual Eurocopa, naturalmente estamos encantados, hasta el momento.
He de
confesar un secreto extremadamente defendido por Ciri que los amigos conocemos:
No ve ningún partido de fútbol. El motivo se debe a la excitación que le
producen los nervios porque no puede hacer nada por cambiar los resultados a su
gusto. Sería feliz si el equipo de sus sueños comenzara a ganar desde el minuto
uno, pero evidentemente esto no acurre casi nunca. Hubo un tiempo que,
intentando paliar tal estado de excitación, se proveía de varias bolsas de “pipas
en aguasal” y un par de botellas de agua.
Terminó
arrinconando la idea, porque con la mirada fija en la pantalla no acertaba con las
cascaras en el bol correspondiente, la ingesta de agua para equilibrar la sobredosis
de sal le obligaba a ir cada poco tiempo al excusado para aliviar la vejiga.
Todo eso sin
contar los improperios de su señora por sembrar la alfombra de cáscaras y las
arrugas que producían sus patadas al suelo mostrando cómo debería haber chutado
el “inútil del delantero centro cuando estaba solo delante del portero”.
La
solución la encontró un luminoso día en el instante mismo en que puso los pies
en el suelo desde la cama, tras una noche de sobresaltos sufridos en el partido
de la víspera: No volvería a ver un encuentro en directo, como mucho observaría
de vez en cuando los resultados en el “móvil” y si el resultado era
favorable lo vería en diferido.
Así lo
hace y vive tranquilo, dice. De esto no doy testimonio, solo traslado su
comentario.
Llevamos
unos minutos en silencio deleitándonos con el sabor del café. Ciri aparta su
consumición hacia el centro de la mesa, abre su bloc, hojea, lee, levanta los
ojos de las letras y me interroga a modo de examen de colegio:
—Dime lo
que sepas sobre la “sologamia” o “soligamia”?
—¿Qué has
dicho? —respondo sin salir de mi sorpresa y sin comprender la palabra, creo que
no la he oído nunca. Me repite la pregunta y sigo a “cuadros”.
—A ver
compañero no es tan difícil, has oído hablar de la monogamia, poligamia, pues
ahí está. ¡Discurre! Así pues… ¿qué será soligamia?
—No,
Ciri, por favor, otra trampa saducea de las tuyas no, ¿eh? De ningún modo te la
aguanto.
Como me
imaginaba mi amigo comienza con su cara de iluminado disfrutador viéndome al
borde del enfado.
Con lo
bien que estábamos esta tarde de solaz descanso veraniego, sin los sobresaltos
de la terraza y envueltos en el frescor del aire acondicionado.
Ahora
toma el teléfono sin decir palabra, teclea unas letras, y me muestra una
noticia donde dice que… una señora de no sé dónde se ha casado con ella misma,
han asistido invitados, invitadas e invitades, no ha faltado la tarta nupcial.
Me ha decepcionado desconocer si el ramo de flores lo llevaba le novie, la
novia o el novio. Me consuelo pensando que tampoco es tan importante la duda sabiendo
que es la misma persona, persone, persono.
Te
imaginas, lectora o lector amigos, mi choque mental. De verdad que no soy de
los que se denominan a sí mismo modernos, tampoco de mentalidad tradicional.
Afirmo que la noticia me resulta una “tontá de las grandes”, no tiene categoría para llamarse “tontería”.
Sin pensarlo dos veces respondo a Ciri:
—Y ahora
¿Cuál es el estado oficial de la señora, soltera, casada? Deberán contactar con
el ministerio correspondiente para dibujar la nueva figura creada por tal
cerebro. Algún político sacará el asunto en el Congreso y tendremos la solución
por Decreto Ley.
El
compañero se ríe con ganas y apunta en el cuaderno algo que le ha gustado de lo
que he dicho.
—Me ha
encantado tu reacción, amigo, —comenta el compañero—. Has de reconocer que la
noticia te ha sorprendido del mismo modo que a mí, pero de inmediato has
descubierto lo mojigato del contenido.
—Cada vez
me recuerda más internet a las plazas de los pueblos como centros de
comunicaciones, novedades, mercadillos, encuentros y disputas, fuente de
críticas… y a la vez centro de recreo y contacto con las buenas gentes, sin que
falte el basurero de las imbecilidades —le respondo.
Terminados
que hemos nuestros cafés y magdalenas repetimos la visita a la heladería, que
para eso estamos en verano.
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Martes, 29 de Octubre del 2024
Martes, 29 de Octubre del 2024