El partido fue lo duro que se presagiaba entre dos equipos de potencial muy parecido, pero que se decidió por ese corazón y gen ganador que acompaña a España en las grandes ocasiones. Los dos porteros hicieron grandes paradas y los dos equipos se aplicaron en defensa. Las ventajas siempre fueron mínimas, se registraron muchos empates, si bien es cierto que casi siempre fue por delante España. El 12-12 con el que se llegó al descanso presagiaba un nuevo final de infarto y así fue.

En la segunda mitad prosiguió la encarnizada lucha, pero España mando mucho más minutos en el electrónico. Pérez de Bargas, en la portería, Maqueda, Alex Dusevayev, Casado, Aleix Gómez...y por supuesto un gran Sánchez-Migallón fueron sumando con una actitud y entrega encomiables. Sánchez-Migallón, especialista en lo defensivo, tuvo sus minutos como extremo y anotó dos goles en momentos cruciales del partido. A falta de dos minutos, sufrió una exclusión de dos minutos, pero España aguantó el tipo y se llevó el partido y el bronce.

Muy grandes, otra vez, estos hispanos que luchan siempre hasta la extenuación para complicar la vida a cualquier rival. Lástima la semifinal pérdida ante Alemania que muy bien pudo tener color español, pero este bronce es también muy meritorio