Puede estar orgulloso, Santos Sánchez Rodríguez, que allá por el 1948, inició la andadura de un bar del que luego cogió el testigo con gran valentía, Carmen Martínez, mujer emprendedora en unos  tiempos donde las mujeres estaban relegadas en muchos ámbitos. Después aparecerían en escena sus hijos Boni y Ramón, este aún en la brecha, preparando ya el relevo a su hijo Ramón. Con el último eslabón de este gran negocio familiar  ha hablado La Voz de Tomelloso, ocho días antes de que el establecimiento reciba el merecido titulo de Viñador con que ha sido distinguido.

"Agradecemos de corazón que nos hayan dado este premio, -empieza diciendo-. Tomelloso es una ciudad que acoge muchos y buenos establecimientos hosteleros y que nos hayan elegido a nosotros es un honor, además nos ilusiona mucho que hayan sido las propias asociaciones las que se han decantado por nosotros. La verdad es que nos sentimos orgullosos de un  trabajo que se ha ido fraguando día a día, tratando de ofrecer siempre calidad y el mejor servicio posible".

El joven Ramón Sánchez, que reconoce que suele haber alguna discrepancia familiar sobre el año inicial de la andadura del bar, "aunque casi todos estamos de acuerdo que fue 1948", considera que "este premio hay que compartirlo con la gente que nos acompaña cada día: los clientes, comerciales y proveedores, en realidad, por todo el que pasa por aquí y por supuesto con toda la familia que siempre ha tirado del carro de este negocio".

Más de 75 años de trayectoria es digna de admiración. Para Sánchez, el secreto de la longevidad del negocio "reside simplemente en hacer bien las cosas,  cuidar al máximo todos los detalles, ofrecer siempre el mejor servicio posible y, sobre todo, disfrutar día a día con un trabajo sacrificado, pero que proporciona también muchas satisfacciones en ese trato con la clientela".

Nos adelanta Ramón que será su padre quien recoga el galardón y que a él le tocará ejercer de padrino. "Será un momento muy bonito para todoa nuestra familia", concluye diciendo.