Este verano ha sido especialmente caluroso, con cuatro olas de calor que han mantenido al termómetro en niveles extremadamente altos, superando frecuentemente los 40 grados y mínimas que apenas bajaban de los 30. Esta situación ha provocado un incremento en los riesgos para la salud, particularmente entre las personas más vulnerables, como ancianos y personas con enfermedades crónicas.

MoMo

El MoMo, un sistema gestionado por el Instituto de Salud Carlos III, tiene como objetivo monitorizar y analizar en tiempo real la mortalidad diaria en España, permitiendo detectar incrementos inusuales en la mortalidad y atribuir estos cambios a causas específicas, como las olas de calor. Los datos proporcionados por este sistema son fundamentales para entender el impacto de fenómenos meteorológicos extremos en la salud pública.

Desglosando las cifras de este verano, 21 de las muertes atribuidas a las altas temperaturas ocurrieron en el mes de julio, mientras que las 38 restantes se han registrado en lo que llevamos de agosto. Estos números subrayan el impacto que las olas de calor de este año están teniendo en la mortalidad en la región.

Por edades, en el grupo de 45 a 64 se habrían registrado cinco muertes; de 65 a 74 años, tres; de 75 a 84, un total de 16; y mayores de 84 años, 36.

En comparación, en el año 2023, MoMo atribuyó a las temperaturas elevadas 4 muertes en junio, 20 en julio y 45 en agosto en la provincia de Ciudad Real. Estos datos reflejan un patrón preocupante, con un aumento en las muertes relacionadas con el calor, lo que pone de manifiesto la creciente amenaza del cambio climático y la necesidad de medidas preventivas más eficaces para proteger la salud pública frente a estos eventos extremos.