Luis Osuna agradece de corazón una distinción que reconoce una labor de más de 36 años, solo en Tomelloso, porque antes vivió las etapas de músico en el ejército en Zaragoza y Sevilla. “Empecé a dirigir la banda y a dar clases en diciembre del 88 y muchos de esos chicos que fueron pasando por la banda y el conservatorio, trajeron después a sus hijos. La música es complicada y no es fácil llegar a ser músico profesional, pero te ofrece el placer de tocar un instrumento, y algo importante, ayuda mucho en los estudios. Gente que ha estudiado para médico, maestro o cualquier otra profesión aseguran que la música les ha ayudado mucho”.

El galardonado destaca la evolución del Conservatorio de Tomelloso. “Cuando llegué, éramos cinco o seis profesores nada más, con unas instalaciones que eran manifiestamente mejorables. Nos trasladamos luego a la Casa de Francisco Carretero y luego ya recalamos en nuestra ubicación actual en lo que era el antiguo Ponce de León, y mirando todavía más atrás, el Instituto de Enseñanza Media donde yo cursé COU. El centro lo tenemos ahora en obras y va a sufrir un cambio de cara importante que era muy necesario porque hablamos de un edificio que se construyó a mediados de los sesenta”.

 Asegura Osuna que la música en Tomelloso goza de buena salud. “Fue importante el paso de escuela de música a conservatorio  donde se han formado excelente músicos y también surgió nuestra coral que es estupenda, además de otras agrupaciones musicales que han realizado también una excelente labor. Entre todos, pienso que  hemos puesto la música en un lugar importante en Tomelloso”.

En ese ejercicio de memoria que lleva a cabo Luis Osuna en esta entrevista recuerda los muchos cambios de emplazamiento que tuvo el local de ensayo de la banda  “pero finalmente pudimos encontrar un sitio estable” y también ese larguísimo historial de actuaciones en fiestas, procesiones, corridas de toros y otros acontecimientos sociales donde la banda de Santa Cecilia endulzó siempre nuestros oidos. Mirando aún más atrás recuerda sus inicios con la guitarra, los ensayos con aquella rondalla de la que formaban parte Nicolás Rodrigáñez, los hermanos José y Ángel Luis Moreno, Antonio Secadura, Pedro…y tantos otros que el periodista, un niño entonces, pudo vivir de cerca.

Pensando en el día que recibirá el Viñador, reconoce que “aún no sé lo que voy a decir, aunque sí tengo claro que daré las gracias a todas las personas que me han acompañado en este largo camino. He hecho mi trabajo lo mejor que he sabido y cuando no he sabido algo he procurado  buscar a gente que sí sabía hacerlo. Espero disfrutar este Viñador y compartirlo con los míos”.