Sentó cátedra el escritor Bertolt Brecht cuando dijo: “hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes lucharon muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles”. Y la frase se puede aplicar a la distinguida como Viñadora en el ámbito de la Accion Social, Vicen Romero Torrijos, directora del Área de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Tomelloso desde el año 1988. En el 2010 escribió el libro “Historias de pobreza y dignidad”, un magnífico trabajo de investigación sobre pobreza y acción social en el medio rural. Doctora en sociología, trabajadora social y profesora en la UNED, esta mujer solanera ha echado raíces en un Tomelloso que reconoce su inmensa labor en un campo nada fácil. En esta entrevista nos acercamos un poco más a una mujer preparada, de ideas claras y con un alto grado de compromiso.
-¿Qué supone este reconocimiento para usted?
-Es todo un honor formar parte del grupo de personas que han sido reconocidas con este premio. Me siento solanera y tomellosera a partes iguales y que la ciudad ,donde trabajo y en la que llevo viviendo más de treinta y seis años, reconozca mi labor es algo muy especial que agradezco mucho.
-Lleva toda una vida en los Servicios Sociales del Ayuntamiento ¿qué sensación le deja un trayectoria tan larga?
-Empecé a trabajar en 1988, justo cuando se firmó el primer Plan Concertado y de alguna forma he ido evolucionado con esa política social. Como entonces no había una ley de Servicios Sociales, se creó un convenio de colaboración entre Ministerio, Comunidades Autónomas y Ayuntamientos para homogenizar de alguna forma la prestación de los servicios. Para los profesionales era todo un reto porque estaba todo por hacer, no había una experiencia previa, al contrario que en otros ámbitos como el de la sanidad o la educación donde sí había más experiencia y un trabajo hecho. La sensación es esa, la de los muchos retos que hubo que afrontar y que tenemos que seguir afrontar porque en el mundo de los servicios sociales los retos no acaban nunca.
-Unos servicios sociales que han tenido una evolución espectacular…
-La evolución ha sido brutal. Tengo grabada la imagen de los primeros años, de la típica abuelilla, sentada abajo, con su pañuelo y vestida de negro que venía a solicitar la ayuda a domicilio porque estaba sola, no tenía a nadie. Esta situación ha cambiado radicalmente: el pensamiento, la forma de concebir sobre quiénes tienen que ser los cuidadores, los programas que se desarrollan. Hoy las personas que van a cuidar a las personas mayores se han formado y preparado, ya no vale atender a la persona de cualquier manera. Y un cambio sustancial ha sido que un servicio que era siempre de gestión municipal, ahora es visto por muchas empresas privadas como un interesante yacimiento de negocio.
-La labor que desarrollan es difícil, pero gratificante a la vez ¿no cree?
-Nuestro principio profesional es ayudar a las personas que aquí vienen y prestarles el mejor servicio posible. Pero también tenemos claro que las personas que vienen aquí tienen derecho a la autodeterminación. Nosotros les diagnosticamos y les prescribimos un tratamiento, pero si la persona no lo quiere seguir, no lo sigue. Hay personas que aprovechan las ayudas que prestamos más que otras.
-Todas las personas inmersas en este mundo ¿necesitan mucha vocación para desarrollar su trabajo?
-Trabajamos con personas y tenemos que tener la empatía suficiente para ponernos en lugar de esa persona y, claro, también tenemos que tener los recursos necesarios para poder ayudarle. Nuestra vocación debe ser siempre la de creernos que podemos ser útiles a los demás.
-¿De qué se siente más orgullosa de todo lo realizado por su departamento?
-De ver que cada día nuestra maquinaria de trabajadores, recursos y programas se pone en marcha para ayudar a la gente. También me siento orgullosa de tener un equipo humano que responde en todos los frentes: ayuda a domicilio, comida sobre ruedas y otros servicios que se rpestan. Es cierto que siempre se pueden hacer muchas más cosas, pero hay que contar con medios.
- ¿Cómo debe ser la futura evolución de los servicios sociales ante las crecientes necesidades ?
-Este debate tiene muchos flecos y factores. Mi visión es desde unos servicios sociales que son públicos. Aquellos convenios que se hacían en el 88 entre la administración nacional , regional y local suponía aportar cada una de ellas el 33 por ciento. Esto ha cambiado porque actualmente los Ayuntamientos están pagando muy por encima de ese 33 por ciento, pese a que de las tres administraciones es la que menos recursos tiene. Pero claro en determinados servicios, los Ayuntamientos son los que están más cerca del ciudadano y cuando las necesidades son más latentes. Esto lo vimos claramente en la pandemia donde el Ayuntamiento tuvo que mover ficha y movilizar muchos recursos. Las necesidades crecen, nuestro estado de bienestar nos lleva a querer vivir mejor y eso requiere financiación. También la administración se está apoyando mucho en el tercer sector que ha experimentado un crecimiento muy importante. Yo defiendo un modelo público de prestación de servicios sociales, pero también entiendo que se tiene que compaginar con las iniciativas de las asociaciones y colectivos.
-En su trayectoria ha tenido muchos concejales como compañeros de viaje ¿cómo ha sido la relación con ellos?
-La relación ha sido buena, aunque siempre con buenas dosis de paciencia. Me ha funcionado el hecho de tener muy claro lo que debe hacerse en el campo de los servicios sociales. El político decide, pero siempre he dejado clara mi opinión y criterio. Y ese criterio lo marca un poco la ley y la normativa que establece unos derechos de los ciudadanos que siempre debemos tener muy presentes.
-¿Cómo es el equipo humano que trabaja con usted en los servicios sociales?
-Un tercio de las personas que trabajan aquí son fijas, aunque ahora con el plan de estabilización del empleo se han creado más puestos fijos. Al depender de otras administraciones, el personal estructural es más reducido. Pero los que han estado, fueran fijos o temporales, han dado la talla. Los más veteranos con su experiencia y la gente nueva que se ha ido incorporando ha llegado con muchas ganas de hacer bien su trabajo. El equipo de Servicios Sociales de Tomelloso es muy bueno. La gente arrima el hombro cuando es necesario y en los duros tiempos del Covid estuvimos siempre trabajando.
-¿A quién le va a dedicar el título de Viñador el próximo 27 de agosto?
-Lo tengo que compartir con mi familia y con mis compañeros de trabajo. Aunque esté personalizado en mí por la trayectoria académica y laboral, el premio es de todos, un reconocimiento a los servicios sociales en su conjunto y una labor de muchos años y personas.
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