Por empezar contestando a la pregunta más formulada estos días en Tomelloso. Que no, que no, que este Antoñito Molina nada tiene que ver con el que fuera gran coplero cuya descendencia hizo carrera en el cine. Este Molina es de Rota, un artista hecho a sí mismo, que vive un excelente momento que saborea y valora. Al fin y al cabo, todavía tiene muy presentes aquellos duros tiempos en los que tocaba dormir a las puertas de los hoteles, en los que le costaba sangre, sudor y lágrimas cobrar, tiempos de actuaciones ante unos pocos, sin equipos de sonido y escasos medios. Así se fue curtiendo el hombre que iniciara su carrera en el dúo “El tren de los sueños” y que ahora triunfa ahora en solitario con una maravillosa propuesta en la que mezcla pop y flamenco, con influencias de algunos de los más grandes cantantes del panorama nacional.
Antoñito Molina ofreció una noche grande en el Paco Gálvez con ese pop aflamencado y gaditano, de letras vitalistas, acompañado por un grupo de magníficos músicos que siempre tiene presente en sus oraciones. “Si he conseguido lo que he conseguido ha sido gracias a ellos”, dijo con ese humildad y sinceridad que siempre lleva en su mochila. Alejandro Rodríguez, a la batería; Rodrigo Carmona, con el piano y el acordeón; Luis Félix con el bajo; Manuel con la guitarra, José Pulido….sin olvidar a los técnicos de iluminación y sonido que también contribuyen a engrandecer el espectáculo.
Los cerca de mil espectadores que asistieron al concierto disfrutaron con temas como “Suéltate el pelo”, que interpretó tocando la trompeta; “El club de los soñadores”, “Me estoy volviendo loco”, “Yo soy p’a ti” o “Ya no me muero” en los que puso todo su talento y corazón. Uno de ellos lo compartió con una de sus fans, Belén, a la que invitó a cantar al escenario, y la chica no daba crédito por el increible detalle.
Como decíamos, Antoñito Molina tocó la trompeta y también su puso al piano para cantar varios temas, cogería también la guitarra y repartiría juego entre sus excelentes músicos que pudieron lucirse en varios solos. Recordó tiempos de la niñez con ese banco que aparecen en sus actuaciones y enseñó su vena carnavalera con el pasodoble de una chirigota.
Lo daba todo el cantante y lo daba todo un público entregado que le acompañó en la mayoría de las canciones. Se fue despidiendo con temas tan deliciosos como “Laberinto”, aunque en realidad el hubiera estado cantando toda la noche porque se sentía muy a gusto. Hablamos de alguien que sabe contagiar su pasión por la música a los demás. Al final, se puso a la altura del público para cantar y puso broche a una noche grande en el Paco Gálvez. Ojala vuelva pronto ese roteño que todavía tiene mucha y buena música que ofrecer.
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Lunes, 2 de Septiembre del 2024
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Sábado, 23 de Noviembre del 2024
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