Dirigida por Klaudia Reynicke y con las interpretaciones de Gonzalo Molina, Abril Gjurinovic, Luana Vega, Jimena Lindo y Susi Sánchez esta producción nos sitúa en Perú, en los años 90 donde conocemos a Elena, una madre dispuesta a marcharse junto con sus hijas, Lucia y Aurora, debido a la situación en que se encuentra el país. Hasta que de forma sorpresiva regresa Carlos, su ex marido, dispuesto a recuperar la relación con sus hijas. Le tienen olvidado aunque el único propósito para Elena es que Carlos firme los permisos para el que tanto ella como sus hijas salgan del país.

Según cuenta su directora, esta historia no es autobiográfica, aunque hay algunas partes personales ya que ella también tuvo que irse de su país, pero nunca olvido sus raíces. Esta película es una carta de amor a Perú, pero también a como vivían las familias durante lo que se conoció como La Guerra de Sendero Luminoso, donde las desapariciones y atentados eran el pan de cada día obligando a la mayoría marchar al exilio.

Lo que adoro de esta película en cuanto a su producción es la puesta en escena y sobre todo el trabajo para recrear Lima en el año 94, desde vehículos hasta vestimenta y localizaciones son un calco de la época, casi parece como si hubiera viajado en el tiempo. A su vez su directora, pese a no enseñar escenas duras como por ejemplo atentados y muertes, lo muestra de manera sutil como por ejemplo apagones y protestas y también recurriendo a imágenes de archivo de las noticias.

Lo mejor de todo es la química entre los actores, en especial la relación que se construye entre el cabeza de familia y sus hijas y como va poco a poco recuperando la relación con ellas pese a ser un padre ausente aunque también en parte es un mitómano puesto que trata tanto a su hija mayor como a la menor como niñas pequeñas, mintiendo y fingiendo su trabajo, todo esto para no separarse de ellas.

Las hijas en cambio también tienen su propio desarrollo, empezando por Aurora, la hermana mayor es una adolescente rebelde que no se da cuenta de las cosas mientras que Lucia, la pequeña y pese a tener unos 11 o 12 años, su niñez se ve arrebatada debido a los hechos que ocurren.

La cinta no duda en mostrar momentos sentimentales entre los miembros de la familia junto con algún que otra escena coqueta de la hermana pequeña. Hace que te preocupes por cada uno de ellos y rezas para que consigan salir del país pese a tener que abandonar todo lo que conocen.

En definitiva, tenéis que ver Reinas. Es una película emotiva y hecha con corazón que no dudará en sacaros risas y alguna que otra lágrima. Es una carta de amor a las familias y a recuperar vínculos con personas a las que has olvidado.