Como premisa es justo remarcar que sentir o experimentar ansiedad, en una justa medida, es “algo normal”. Se calcula que una de cada tres personas en el mundo sufrirá problemas relacionados con la ansiedad a lo largo de su existencia terrena. La ansiedad es esta sensación de amenaza o peligro que advierte la especie humana (o gran parte de ella), frente a una situación especifica de riesgo o potencial amenaza. Por ejemplo, es muy común experimentar ansiedad frente a situaciones puntuales como: enfrentarse a un examen, hablar en publico, acudir a una primera cita romántica etc. La emoción básica primaria que controla y dirige la conducta de la ansiedad es el miedo, pero el miedo en el caso especifico de la ansiedad pierde toda su función estrictamente adaptativa y funcional.
-¿Qué alteraciones y procesos nos provoca la ansiedad?
-La ansiedad provoca alteraciones a nivel cognitivo, a nivel conductual y a nivel fisiológico. A nivel cognitivo, por ejemplo, una persona que experimenta o sufre ansiedad suele producir pensamientos automáticos irracionales, difíciles o a veces imposibles de controlar del tipo: “…. y si pasa….”, “….me voy a morir…..”, “….. voy a tener un infarto…” etc. La interpretación subjetiva a nivel cognitivo suele ser muy desproporcionada respeto a la realidad objetiva del estímulo que la ha generado.
A nivel fisiológico se produce un exceso de activación y consiguiente liberación en el torrente sanguíneo de una serie de catecolaminas y glucocorticoides, que si no canalizados adecuadamente, pueden retroalimentar el proceso de malestar. SI, porque la ansiedad se retroalimenta a si misma. Mientras, a nivel conductual la ansiedad limita la libertad de la persona, haciéndole evitar situaciones que en principio son evaluadas de forma amenazante. La evitación a corto plazo puede parecer una solución, pero empeora la conducta general del individuo a medio-largo plazo. La mayoría de episodios relacionados con la ansiedad suelen ser de corta duración, baja intensidad y pasajeros. Sin embargo cuando una serie de respuestas desadaptativas o disfuncionales se alargan en el tiempo y nos impiden desenvolvernos en las actividades sociales, profesionales o académicas de manera “normal”, es cuando iniciamos a hablar de trastorno de ansiedad.
-¿Hay Diferentes tipos de ansiedad?
-Si, hay diferentes tipos de ansiedad, las más comunes son los trastornos de ansiedad generalizada, la fobia social, seguidos de los trastornos fóbicos específicos, los trastornos de pánico, la agorafobia, los trastornos obsesivos compulsivos, y los trastornos por estrés postraumáticos.
La ansiedad generalizada se produce frente a eventos cotidianos, está relacionada con preocupaciones en contextos laborales, familiares o simplemente más íntimos y personales. Las personas que experimentan este estado de ansiedad viven en un estado de constante alerta e inquietud.
Los trastornos fóbicos específicos, se presentan cuando la respuesta de activación psicofisiológica es consecuencia de la exposición a un estímulo u objeto especifico, como por ejemplo pueden ser los insectos, globos etc.
Los “trastornos de pánico”, se caracterizan por un miedo excesivo con un inicio rápido, y produce como consecuencia: una sensación de ahogo, boca seca, mareo, taquicardia, nudo en la garganta etc. A diferencia del trastorno por ansiedad generalizado, el trastorno de pánico es más agudo, rápido, suele tener una duración como mucho de 10 minutos, y sus efectos no suelen prolongarse más de media hora.
Los “trastornos obsesivo compulsivo” por su parte se asocian a pensamientos recurrentes y al mismo tiempo incontrolable que generan como consecuencia de las obsesiones (pensamientos o imágenes desagradables), una posterior compulsión que es la conducta o la estrategia subjetiva puesta en marcha, por el sujeto, con el fin de reducir o aliviar el pensamiento o tensión producto de la obsesión.
El “trastorno de ansiedad por enfermedad” (hipocondría) consiste en el miedo o preocupación constante en contraer o caer enfermo.
Por su parte, “el trastorno por estrés postraumático” “TEPT”, ocurre tras la exposición de un individuo a una situación estresante extrema (guerra, agresiones físicas, accidentes etc.). Entre las consecuencia más comunes de este tipo de ansiedad se encuentran: pesadillas, flashback o conductas de evitación, relacionadas con el evento desencadenante. El TEPT es muy invalidante.
-¿Por qué se presentan siempre más casos de ansiedad?
-La ansiedad es multifactorial sin un origen claro. Sin lugar a dudas las demandas ambientales y los estilos de vida actuales son dos de las principales variables o factores precipitantes en la generación y mantenimiento de respuestas ansiógenas. Eventos vitales no procesados adecuadamente pueden dar lugar a episodios de ansiedad. El consumo de alcohol u otras sustancias “tóxicas”, pueden ser un factor precipitantes y de mantenimiento de los estados de ansiedad. La ansiedad a veces es la consecuencia de un estado de fuerte estrés. Es el conocido estado o fase de agotamiento del estrés, cuando se consumen todos los recursos cognitivos, fisiológicos y emocionales. Aunque hay estudios que respaldan la teoría de una evidente predisposición genética, como en casi todas las patologías o trastornos es el factor ambiental el determinante en su desarrollo.
-¿Qué tipos de tratamientos son los más adecuados?
-Es el caso de consultar un especialista o pedir ayuda cuando los miedos o las preocupaciones se alargan en el tiempo y llegan a interferir en el normal funcionamiento de las actividades diarias, afectando así a la calidad de vida. Dependiendo de la intensidad, de la frecuencia y de la duración de los episodios, la Intervención puede ser psicológica, farmacológica o combinada.
Los medicamentos para tratar los trastornos de ansiedad suelen ser de los más recetados a nivel mundial. Las Benzodiacepinas, suelen mostrar efectos rápidos e inmediatos sobre los síntomas clásicos, que produce la ansiedad. Sin embargo, entre los efectos secundarios a medio-largo plazo, que producen este tipo de tratamiento farmacológico, se encuentran problemas relacionados con la adicción. También los fármacos agonistas de la serotonina presentan efectos ansiolíticos importantes.
Los ansiolíticos son indispensables en fases agudas, pero una vez estabilizada la respuesta de hiperactivación psicofisiológica es interesante ofrecer a los usuarios, o pacientes, una serie de herramientas para que puedan enfrentarse a la ansiedad por sí mismo. Si el fármaco tiene la función de flotador en una situación de emergencia, el trabajo del psicólogo es la de enseñar a nadar.
La ansiedad es incómoda, la ansiedad es terrible, pero por si misma todavía no ha matado a nadie, si de verdad quieres enfrentarte a ella, el primer paso es conocerla. Nada ni nadie tiene la posibilidad o el don de eliminar la repuesta a nivel cognitivo, fisiológico o motor. La clave se encuentra en aprender a modularla y manejarla, reduciendo su intensidad, y evitar el estado de bloqueo o huida que genera.
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Lunes, 25 de Noviembre del 2024
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