Irene Sánchez Navas es de Ciudad Real capital y maestra convencida. A sus 31 años ha logrado plaza tras obtener la máxima puntuación de la región en la oposición del pasado junio en la especialidad de Primaria y está realizando su año de práctica (previo a tener su destino definitivo) en el CEIP ‘Nuestra Señora de Peñarroya’ de Argamasilla de Alba. Este sábado 5 de octubre se celebra el Día Mundial del Docente e Irene Sánchez cuenta a Lanza su experiencia como maestra de Primaria y la percepción que tiene sobre la situación de su profesión.

-¿Por qué decidiste ser maestra?

-En el examen oral de la oposición dije como presentación que me encontraba en el último paso para lograr el sueño de mi vida, que siempre había querido ser como mi ‘profe’ Rafa (su maestro en el CEIP Ferroviario). Siempre he tenido claro que quería ser maestra y cuando las amigas de mi hermana pequeña venían a casa siempre jugábamos a que les daba clase. Después mis padres me regalaron una pizarra. Una vez acabé el instituto tenía claro que quería estudiar magisterio y como saqué buena nota mis padres me preguntaron si barajaba otra opción, porque este mundo es acabar la carrera y opositar, sobre todo en Castilla-La Mancha, pero no, lo tenía claro. Mucho te tiene que gustar para pasar lo que pasas hasta que consigues algo estable.

-Primera en la oposición de Castilla-La Mancha 2024 en la especialidad de Primaria. ¿Cómo ha sido la experiencia?

-A esta última oposición estuve apunto de no presentarme porque era mi tercera oposición, había aprobado siempre, pero sin plaza, porque la nota de corte es muy alta. Este año se quedó en un ocho y es concurso oposición, también cuenta la experiencia y la formación. En la anterior me quedé a las puertas, a 0,06 puntos y me desanimé, pero encontré a unos preparadores online, a Pedro y a Vicky de Tomelloso, que era lo que me venía mejor porque estaba trabajando. Es cierto que en la oposición hay un factor de suerte, quien te corrige, el tema que toca, pero es mucho trabajo e insistencia. Irte a vivir fuera porque te mandan a un ‘cole’, en mi caso, a Guadalajara donde estuve cuatro años. Fue mi primer destino tras aprobar mi primera oposición con 22 años sin plaza. Concretamente estuve en el colegio ‘El Coto’ de El Casar donde estuve fenomenal. Y he estado dando vueltas hasta este año.

-¿Cuántos destinos has tenido?

-No muchos, porque El Casar no está muy solicitado y yo estaba muy cómoda. Después pase a un CRA en Horcajo de los Montes con 60 alumnos y los cursos agrupados según el número de alumnos de cada nivel. Me gustó mucho la experiencia de ser maestra en un colegio rural, es cierto que el contraste al principio fue grande y el equipo directivo me ayudó muchísimo. Acabé encantada porque las clases son más personalizadas. Luego estuve en Yepes y en el CEIP Cervantes de Brazatortas. En total llevo nueve años dando clase. No tengo ni idea donde puede ser mi destino definitivo porque este año al tener tan buena nota me decían mis amigos que iba a trabajar en Ciudad Real o como mucho en Miguelturra y al final estoy a 80 kilómetros porque en la provincia de Ciudad Real solo salieron ocho plazas y conseguir trabajar en la capital es muy complicado.

-¿Qué es lo mejor y lo peor de tu trabajo?

-Lo mejor es trabajar con los niños, ver como crecen. Te hacen ser mejor porque lo que digas es la verdad absoluta para ellos. Tienes que ser muy objetiva porque eres su ejemplo. Lo peor son las condiciones, la cantidad de kilómetros que tenemos que hacer, te puedes ir a vivir donde te toque, pero cada año es un sitio diferente. Además la falta de valoración por parte de la sociedad de nuestro trabajo. Estamos para educar y enseñar pero no se nos puede tomar como una solución por ejemplo para la conciliación. La falta de recursos, las ratios son demasiado altas para poder atender las necesidades de nuestros alumnos sobre todo si tienen alguna dificultad. Los profesores con especialidades de apoyo están a media jornada porqué consideran que no hay suficientes niños con necesidades especiales y sí que los hay, no hace falta que tengan un diagnostico para que necesiten ayuda extra.

-¿Qué te gustaría mejorar?

-Además de lo que ya he comentado anteriormente, como opositora habría que mejorar el sistema de oposición porque no hay un temario oficial y es muy relativo. No es el mismo día el examen en todas las comunidades por lo que hay un efecto llamada a las comunidades que no tienen otro idioma. Por otro lado hay que invertir más en recursos, no es que queramos trabajar menos, lo que queremos es hacerlo mejor.

-Este sábado se celebra el Día Mundial del Docente este año poniendo el acento en la necesidad de escuchar la voz de los docentes ¿Crees que se tiene en cuenta vuestra voz lo suficiente?

-No, por ejemplo yo desde que empecé a estudiar en 2011 ya he visto tres leyes de educación. Lo primero que hacen cuando llega un gobierno nuevo es cambiar la ley de educación pero sin escuchar a los docentes. Por lo que en estas no se refleja lo que está pasando en las aulas. También creo que habría que valorar la cultura del esfuerzo y del trabajo, eso de ir pasando de año en año sin aprobar, hay que valorar cada caso, por supuesto, pero hay que valorar al que se esfuerza día a día.

-¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta un docente hoy en día según tu experiencia?

-Primero es cada vez que cambiamos de centro conocer como funciona todo, para lo que solemos tener sobre una semana entre que empezamos los docentes y se incorporan los alumnos. No podemos preparar nada con más antelación porque al no saber a que centro vas, no sabes con lo que te vas a encontrar. También es un reto para el equipo directivo todos los años tener diez maestros diferentes. Otro son la implantación en los centros de las nuevas tecnologías, es cierto que están en la sociedad y tenemos que incluirlas en las aulas, pero no todos los docentes tienen la misma facilidad. Creo que hay que formar a los maestros primero antes de imponerlas porque formar a los maestros es formar a los niños y tener de cara al futuro una sociedad más formada y mejor.