Estas prácticas están profundamente arraigadas en tradiciones y costumbres, y a menudo se agravan por situaciones de crisis económica o climática. Por ejemplo, en Kenia, país de actuación de Kirira, una niña que crece en un hogar en situación vulnerable tiene el doble de posibilidades de casarse antes de los 18 años.

La educación como herramienta de cambio: la historia de Naomi

Naomi Gacumbi Mutinda de 23 años, es un ejemplo de cómo la educación puede cambiar el destino de una niña. Nacida en Tharaka, comunidad de Kenia donde la MGF y el matrimonio infantil son comunes, Naomi pudo escapar de estas prácticas gracias al apoyo de Fundación Kirira, completando su educación y ahora ejerciendo como profesora.

"Dije no a la mutilación y al matrimonio infantil. Gracias al apoyo de Kirira, pude estudiar y aprender sobre los efectos devastadores de estas prácticas. La mutilación genital femenina provoca un alto índice de abandono escolar y de mortalidad, mientras que el matrimonio infantil causa depresión y problemas familiares", cuenta Naomi, quien hoy trabaja como profesora en su comunidad.

Fundación Kirira: un refugio para las niñas en riesgo

Desde 2007, Fundación Kirira ha trabajado en Kenia para proteger a las niñas de diferentes formas de violencias tradicionales basadas en el género. La organización gestiona casas de acogida y dormitorios de rescate, donde las niñas encuentran refugio durante los periodos de mutilación o cuando huyen de matrimonios forzados; a lo largo de los años, estas instalaciones han protegido a cientos de niñas. Además, Kirira concede cada año alrededor de 300 becas de estudios que permiten que las niñas continúen con sus estudios y puedan ser independientes.

"Cada niña que logramos mantener en la escuela es una vida más libre de violencia. La educación es la herramienta más poderosa que tenemos para acabar con estas prácticas", subraya Estrella Giménez, presidenta de la Fundación.

Este 11 de octubre, en el Día Internacional de la Niña, Fundación Kirira hace un llamado a gobiernos, organizaciones y la sociedad en general para redoblar los esfuerzos en la lucha contra todas las formas de violencia de género. Solo trabajando por los derechos de las menores podremos garantizar que las niñas de todo el mundo, como Naomi, puedan vivir una vida libre de violencia y llena de oportunidades.