El
próximo 25 de octubre se va a presentar, dentro de la programación de la Semana
de las Bibliotecas, el libro “Poesía rural de Tomelloso”. Se trata de una
antología compilada por Dionisio Cañas en 1992, que treinta y dos años después
ve la luz. Cañas nos presenta una colección de poemas escritos por varios campesinos,
un ama de casa y una mujer trabajadora. Con el volumen, el poeta hace un
homenaje a todos esos hombres y mujeres que trabajaron duramente en el ámbito
rural.
Con
prólogo del propio Cañas, en “Poesía rural de Tomelloso” se recogen poemas que
hablan de la vida campesina de Tomelloso, tal y como la conocieron sus autores,
y se narran algunos acontecimientos que marcaron la memoria colectiva de los
tomelloseros. Hablamos con Dionisio Cañas sobre la gestación de la antología,
la cultura popular y la reivindicación de lo rural. Explica al periodista que
en la edición que se pondrá de largo el 25 de octubre ha incluido una nueva
autora y ha revisado y ampliado la introducción que hizo en 1992.
El
libro contiene obras de Ignacio Castellanos, Facundo Jiménez, Mariano López
Jareño, Santos López Navarro Jesús Madrigal Olmedo, Pablo Moreno Grande, Julia
Perales Ortiz, Leoncio Plaza Madrigal, Faustino Rosado Castillo, Anastasia
Ramírez Cañas y Juan José Ruiz Carrasco. La idea central de la antología,
asegura «es la de dejar testimonio de una actividad poco conocida del
campesinado de Tomelloso: la de contar en forma de poemas los acontecimientos
de la vida diaria».
La ‘alta cultura’ siempre ha despreciado a los autores aficionados
Durante
la elaboración de “Tomelloso en la frontera del miedo”, la historia sobre la
ciudad de 1931 a 1951, Dionisio Cañas entrevistó a personas del ámbito rural de
Tomelloso. Muchos de ellos y ellas le confesaron al escritor y a sus
colaboradoras que «escribían poesía. Aquello me intrigaba, ahí me surgió la
idea de hacer una antología de poetas que se consideraban a sí mismos
aficionados». Descartó Cañas «una muestra general que se habría
convertido en una antología infinita. Incluso habría molestado a los que no hubiese
incluido».
Por
otro lado, al poeta siempre le ha llamado la atención «que la ‘alta cultura’
siempre haya despreciado a los autores ‘aficionados’. En el prólogo, que escribí
en el 92 y es absolutamente vigente —tanto que solo lo he ampliado con el
fantástico trabajo de Rubén José Pérez—, comienzo citando a Ortega, que
defendía que las masas necesitan una élite preparada para que el pueblo no se
descarríe. Eso aplicado a la cultura es de dudosa legitimidad». Hay una
élite de poetas que aún se mantiene y que, de algún modo, «considera que
solo aquellos o aquellas que están en el canon son los que pueden pertenecer a
esa ‘flor y nata’». La posmodernidad trajo un acercamiento «a la
expresión popular del pueblo», especialmente a partir de los años 90. «Ahora
hay más interés por todo eso a través del neorruralismo por todo lo que es
autóctono», pero han pasado tres décadas desde que Dionisio Cañas hizo la
antología que se va a presentar el 25 de octubre.
Una
antología alejada tanto de la élite como del populismo
Hubo autores
y épocas que se acercaron a la poesía y a las tradiciones populares,
especialmente a principios del XX con Lorca, los Machado o Nicolás Guillén, más
adelante en Cuba. Aunque Cañas esgrime «que se ‘se interesaban’ solo entre
comillas, no es que las apreciasen tanto». Pone como ejemplo a Picasso o
las vanguardias pictóricas «les llamaban mucho la atención las máscaras
africanas, pero que los africanos se queden en su casa». Contrasta Dionisio
Cañas en el prólogo de la antología esa circunstancia con la opuesta «incluyo
una cita de un discurso, larguísimo como todos, de Fidel Castro quejándose de
que la élite no llegaba al pueblo. Por tanto, les pedía que escribiesen para el
pueblo. Eso es otra demagogia en la que no hay que caer, creo yo. Pensar que
hay que escribir para el pueblo, con el pueblo y como el pueblo… como si el
pueblo fuese tonto».
Con esas dos
ideas y con varios libros que leyó en esa época «sobre el fenómeno de lo
popular», el poeta decidió que tenía que acometer la antología alejado de
la élite y del populismo. Con esa premisa empezaron las conversaciones con ellos
«solo me interesaban quienes hablaban del mundo rural. Como lo veían, sus
quejas o como esperaban el futuro de ese mundo que habían conocido».
También los acontecimientos que han marcado la historia de Tomelloso «vistos
por poetas no profesionales como “La venía”, el ciclón o la primera Romería».
Así, Cañas dividió la antología en dos grandes bloques: Poemas de la vida local
y Poemas de la historia de Tomelloso. El volumen consta de un prólogo «con
el que pongo en contexto el porqué escogí a poetas no profesionales».
Acerca de las razones de por qué ha tardado treinta años en publicarse el libro, Dionisio Cañas señala que entregó el manuscrito después de la historia de Tomelloso con la intención de que se publicase «pero quedó archivado en la biblioteca». Ha sido Santiago Arroyo «que conoce mi obra muy bien» el artífice de que la antología vea ahora la luz. La idea «ha sido muy bien acogida por la concejala de Cultura, Inés Losa, y por el alcalde, que escribe una introducción al libro. Creo que sale ahora porque quizás actualmente se aprecia más ese mundo».
Una
reacción ante la pérdida de identidad
Desde que regreso
a Tomelloso, Dionisio Cañas, ha reivindicado el mundo rural, ha criticado la
pérdida de las tradiciones y, sobre todo, del patrimonio humano y arquitectónico
del campo con diversas acciones. De hecho, el poeta revitalizó un bombo en el
que pasa largas temporadas. Durante mucho tiempo aquello fue una suerte de
clamor en el desierto, es ahora, desde hace pocos años, que se ha vuelto la
vista al campo, al medio rural, a los pueblos. Para el artista, la revalorización
de lo rural fue una consecuencia de la Covid «muchas personas que vivían en
pisos en las grandes ciudades sintieron que era una trampa mortal. Que era
bueno buscarse algo en el campo para escapar en caso de una crisis como esa». Además, se han escrito muchos libros «sobre
la España vacía y la España vaciada que han calado y han despertado mucho
interés por el ámbito rural». En ese sentido, la música se vuelve a las
raíces y aparecen propuesta como la de Karmento en La Mancha o Tanxugueiras en
Galicia que se inspiran en los ritmos tradicionales. Para Dionisio Cañas «es
una reacción contra la globalización, contra la perdida de identidad de los
lugares pequeños o no tan pequeños, incluso de países enteros. Este libro va
también en esa línea, en él recogemos a gente que ha estado muy cerca de lo que
podemos llamar nuestras raíces, nuestra realidad».
Sería
bueno recuperar nuestra propia memoria
Entre los
defectos de la globalización está la pérdida de un patrimonio que no debemos
dejar escapar «como el lenguaje autóctono de Tomelloso casi desconocido para
las nuevas generaciones. El vocabulario de hace treinta años ya no existe, el
de García Pavón es anacrónico para muchos lectores». Todo ello ha hecho que
ahora «sea el momento propicio para publicar el libro por lo que le doy las
gracias al Ayuntamiento».
La poesía de
quintería, los poetas rurales, esto es, personas que, apenas alfabetizadas o
que no saben ni escribir, es algo muy característico de Tomelloso. Destaca Dionisio
Cañas que «la memoria ha sido fundamental, de hecho, en la antología hay dos
textos de personas que no sabían escribir y me los dictaron». En aquella
época la memoria, sobre todo la oral, «era la principal forma de transmisión
del conocimiento». Ahora, precisa, «la memoria está depositada en
internet, en los ordenadores y teléfonos móviles. Quizá sería bueno recuperar nuestra
propia memoria, no tengo nada en contra de las tecnologías, pero siendo
realista, nuestro cerebro se está volviendo un vago».
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Sábado, 23 de Noviembre del 2024
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