Las veintiséis obras que expone son una selección de su trayectoria. “Unos cuadros son más antiguos y otros más recientes, pero me gusta retocar los cuadros que son de hace más tiempo. No veía de igual manera las cosas antes que ahora y por eso retoco, aún a riesgo de que quede peor. Coincido con esos pintores que dicen que, en realidad, un cuadro no se termina nunca”. Anselmo Ponce quiere avanzar en su realismo y se detecta en esta variada muestra donde enseña paisajes rurales y urbanos de Madrid, las Casas Colgadas de Cuenca, Toledo, Alcalá del Júcar, Málaga, Ruidera, Herencia, Sotuélamos, parajes cercanos al Pantano de Peñarroya, las lagunas de Ruidera o momentos de la vendimia. “Me gusta hacer de todo un poco, si me gusta un motivo trato de pintarlo. Inicialmente, me inclinaba más por el campo, pero últimamente me muevo más en el medio urbano”, explica.

Ese protagonismo del color es el sello de identidad de su obra, tanto que el artista reconoce que “en mis cuadros introduzco el mayor número de elementos posible para que luzca el color. Añado cosas de mi invención para crear color, aunque sin llegar a saturar. Puede poner un coche o flores donde no las hay con el fin de que el color aparezca”.

Anselmo Ponce lleva ya más una decena de exposiciones en la mochila y alguna de ellas en el mismo escenario que la actual, también en la Posada de Los Portales, en el Museo López Torres  y en otras localidades vecinas. Ponce remarca su carácter autodidacta y asegura que “un pintor que se va haciendo a sí mismo, como es mi caso, va evolucionando y a base de muchas equivocaciones intenta avanzar. Es un proceso más complejo que alguien que acude a una academia o tiene un maestro que enseguida tiene los cimientos para pintar bien”. El artista tiene como referentes a los pintores más cercanos. “En una ciudad como Tomelloso son muchas las fuentes de inspiración, empezando por el gran Antonio López, que hace mucho paisaje urbano, Ángel Pintado, Fermín García Sevilla y otros. Vas cogiendo un poco de cada uno y lo adaptas a tu estilo”.

La exposición permanecerá abierta hasta el 10 de noviembre y con esa dosis de bondad que siempre acompaña a este pintor señala que “el artista siempre quiere vender obra, pero ante todo espero que venga gente a verla y la pueda disfrutar”. De momento, en su primer día, fueron muchos los amantes del mundo del arte que se pasaron por el cafetín para disfrutar de la obra y la manera ser de un artista que atendió exquisitamente a todo el mundo.