Tomelloso

“La poesía debe ser un lugar de resistencia”

La artista tomellosera, Ágata Navalón, creció en la corriente de la poesía oral y acaba de publicar su tercer libro con muy buena crítica

Carlos Moreno/Francisco Navarro | Miércoles, 23 de Octubre del 2024
{{Imagen.Descripcion}} Ágata Navalón. Foto de Francisco Navarro Ágata Navalón. Foto de Francisco Navarro

Ágata Navalón, nombre irreal que se puso para competir y que obedece a un curioso juego de palabras difícil de adivinar, creció artísticamente en el Slam Poetry de Valencia para dar el salto a la escena nacional, y es que, el “Spoken World”, le atrapó por completo. Durante siete años, su editor de entonces le pidió recopilar su obra oral a libro, algo en lo que no creía del todo. El parón obligado del Covid le hizo cambiar de idea y ahí surgió su primer libro “Fragmentos de Vikingo” con la editorial El Petit Editor, que se había forjado antes de modo oral. El poemario tuvo una gran acogida y dio lugar a una interesante gira  que le llevó a Valencia, Sevilla, Barcelona, Ciudad Real, Tomelloso, Moguer…

Este periplo hizo que Ágata conectará con otros movimientos poéticos nacionales como “Voces del Extremo”, su llegada al equipo de Loberso, un evento literario en la ciudad de Valencia que pretende aunar las diferentes corrientes poéticas de la ciudad, además de su activa participación en Festivales Poéticos como Vociferio, Cabanyal Intim, Intramurs…Intenso y fructífero recorrido el de una escritora que ya ha publicado tres libros con muy buena crítica. 

Se reúne con los periodistas en el Hotel Paloma a última hora de la tarde. El ventanal de la primera planta enseña el movimiento vespertino de la ciudad y tomamos asiento en un acogedor salón que está vacío.  Ágata se muestra algo nerviosa, pero a medida que avanza la entrevista se irá mostrando más tranquila. Disfruta hablando de literatura y, a veces, en una sola pregunta contesta a otras que también están en el guión de esta entrevista.

-¿Cómo se gesta esa pasión por la literatura y más concretamente por la poesía?

-Viene un poco de familia. Mi bisabuelo hacía romances de la guerra que nos leía con insistencia, mis padres, Natividad Cepeda y Jesús Serrano, también escriben y tuve la suerte de conocer a Eladio Cabañero, Pepe Hierro, Valentín Arteaga, Paca Aguirre, Félix Grande…Empecé escribiendo cuentos, pero a mí me gustaba mucho el rap y, de hecho, seguía a gente como Mala Rodríguez, Sara Hebe, Silva…y también a cantantes como Queralt Lahoz o Nina Simone. El rap no le veía demasiado cercano a mí, pero sí el slam que es una poesía oral y que viene a ser una manera de contar historias con mucha más fuerza. Todo en el contexto de la crisis del 2008, que era un poco de denuncia por los recortes que se produjeron en educación, la llegada de la digitalización… Era una manera de perturbar a ese público que iba a escucharte. Me fui introduciendo en ese mundo y estuve seis temporadas hasta que el Covid lo paró todo.

-¿Cómo ha ido evolucionando este mundo de la poesía oral?

-Cada vez está más profesionalizado y se han ido creando escuelas. Al principio era un poco salvaje, con una mezcla de raperos, gente del flamenco que se había adaptado, poetas y todo tipo de artistas con las propuestas más diversas. Era muy periférico, apenas se recoge en siete u ocho ciudades en España.

-¿A qué obedecía su incredulidad hacia la  poesía escrita?

-Soy profesora de literatura y compruebo a diario que casi nadie lee. Se publica mucho, pero se lee poco. Por ejemplo, a mí encanta Francisca Aguirre, sin embargo, yo no había leído nada de ella hasta que murió su marido, Félix Grande. De este modo, empecé a trabajar la oralidad en mi trabajo, para que la gente se enganchara. Mucha gente leyó “Fragmentos de Vikingo” porque antes lo había escuchado. El famoso cantante y poeta Marwán es de esta época y tendencia. Muchos de mis alumnos leen  a este tipo de escritores, de hecho hubo un concurso de televisión que tuvo mucha aceptación. Por eso era reticente a publicar poesía. Afortunadamente, editores valientes, y algo soñadores, como David, del Petit Editor, ha ido publicando libros a muchos autores.

-Su visión de la poesía es que puede ir mucho más allá de ser un lugar para minorías, y que puede albergar muchas cosas ¿no es así?

-La poesía debe ser un modo de influir en la sociedad, levantar la voz contra la digitalización o la deshumanización. La poesía debe ser un lugar de resistencia y un arma que puede contribuir a cambiar un poco la sociedad. Todos mis libros han ido encaminados a un objetivo determinado. Fragmentos de Vikingo surge en la época de la crisis y esa digitalización que entró de una forma brutal, mientras que Piscina del Oeste también plantea otros temas que afectan a la sociedad. También tengo claro que el compromiso de un artista no hay que confundirlo nunca con la propaganda. 

- Emprendió un proyecto en el local Beat Wines, cuéntenos

-Conocí el local y vi que era ideal para un planteamiento de poesía que lleva a la música, a la modernidad, al rap, al teatro…Ahí pude conocer a un rapero de Tomelloso, Chessy, y empezamos a hacer cosas. Ellos quieren unir artistas y distintas manifestaciones culturales, que ha sido lo que yo he vivido en Valencia. A la gente joven le atrae este tipo de propuestas.

-¿Le ha sorprendido la escena urbana que hay en Tomelloso?

-La pude conocer tras mi paso por la Escuela de Artes. Conocí al grupo Margen Izquierdo y también a los artistas de la Casa África. Antes pude conocer a Clara López Cantos que había hecho colaboraciones con David Trashumante. Pero cuando estuve en Valencia y en el extranjero estaba algo desconectada de lo que pasaba en Tomelloso. La Escuela de Arte me abrió el campo de visión.

-Nos decía que empezó escribiendo cuentos ¿volverá a escribir prosa?

-Me resultaría complicado, llevo sin escribir prosa quince años y era más bien una prosa poética. Me especializado mucho en poesía e intento aportar mi grano de arena para que se conozcan mucho más a las mujeres poetas y los festivales de poesía, hay algunos muy potentes, que se deberían promocionar mucho más.

-¿Qué influencias han sido más determinantes en su obra?

- Tengo tres raíces. Una, evidentemente, es manchega. Me he criado con los poemas de Valentín Arteaga, Eladio, Natividad Cepeda...Otra fuente muy importante para mí fue Francisca Aguirre, que se inspira mucho en los mitos de la Odisea y otra influencia clave ha sido Valencia, la línea de la oralidad, del rap, de las mezclas, el slam y las perfomances y de gente como Estellés, un poeta valenciano muy importante. La raíz valenciana ha sido más transgresora. Y me interesan mucho las mujeres raperas, tanto españolas como extranjeras

-Vayamos con sus libros, “Voces. Único hueso imposible de quemar”, se fraguó durante los años 2021 y 2023, a raíz de su trabajo en la zona de Argamasilla de Alba, tras vivir en persona y ser parte de lo que se denominó “Zona Cero”

-Es un libro muy entrañable. Cuando acaba la pandemia, yo estaba en Argamasilla de Alba y coincido con otro compañero que escribe, Rafael Falcón. Como sabemos, en la pandemia murió mucha gente y el primer año hicimos un proyecto escolar porque  teníamos muchos chicos que habían muerto sus abuelos. Hicimos que los chicos escribieran sobre la pandemia y al año siguiente entrevistamos a gente de Argamasilla que se había dedicado a cuidar a los demás: profesionales del Centro Médico, gente del tanatorio, personal del cementerio, limpiadoras, a los trabajadores de las calles, de la residencia…y fue algo escalofriante. Con la base de estos audios, Rafael y yo nos pusimos a escribir para honrar a esa gente. Hay testimonios sobrecogedores en estas entrevistas. Hubo gente que se jugó la vida y esto no puede quedar en el olvido. La Diputación nos apoyó y el libro pudo ver la luz.

-Y el pasado mes de agosto salió a la calle su poemario “La piscina del oeste” en otra propuesta muy sorprendente…

-Es un libro muy valenciano, que habla de una piscina real en un barrio de Valencia que se ha transformado completamente. Hay inmigración guineana, venezolana, de La Mancha…Y todos utilizamos esa piscina. Es un diario que escribí un verano sobre los cambios que está experimentando la ciudad. Es un proceso similar al que antes sufrió Barcelona: inmigración integrada, pero para ser cuidadores, expulsión de la población, rollos urbanísticos de un partido y de otro, gentrificación… habla de todo esto y más cosas de la gente normal que va construyendo una ciudad. Este libro fue primero oral y tenía miedo de que no se entendiera del todo fuera de Valencia.

- En Tomelloso, está el poeta  Dionisio Cañas ¿qué le parece la obra de un hombre que también ha explorado nuevos campos en la poesía?

- Aunque pueda resultar paradójico, a Dionisio Cañas lo he conocido hace poco. No sabía que era hermana de Maku e hija de Natividad Cepeda. Él solo me relacionaba con Valencia. Charlar con Dionisio es siempre interesante, es un gran poeta que da una clase de literatura cada vez que habla. Se trata de un creador total que, además, aúna su reconocida categoría como artista con una gran humildad. Es un lujo tenerlo en Tomelloso.

-¿Qué proyectos que tiene en marcha o que vaya a enfrentar a corto o medio plazo?

-Hay un libro que reflexiona sobre los espacios, el uso de las casas, el tema de las viviendas que se abandonan…pero bueno todavía queda mucho por hacer. Me interesa mucho también el tema de la tierra, al fin y al cabo soy hija de agricultor, el agua que es otro tema esencial que también pretendo abordar. 


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