Cuevas

La cueva de la familia Sánchez, una joya de finales del XIX

Carlos Moreno | Lunes, 11 de Noviembre del 2024
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En la recta final de nuestras visitas a las cuevas de Tomelloso seguimos encontrando auténtica maravillas. En la calle Amalia Cepeda hemos tenido la oportunidad de visitar la cueva de la familia Sánchez, una cueva de grandes dimensiones que antes perteneció a los Camacho y que guarda todo el encanto de aquellas construcciones de finales del XIX, época de esplendor de la viticultura local. Amparo  Crespo, viuda de Luis Sánchez, ha sido nuestra amable anfitriona en una visita que hemos compartido con la arquitecta, Ana Palacios; el directivo de la Asociación de Amigos de las Cuevas, Manuel Casero; el presidente de la Hermandad de San Antón, Florentino Guijarro y el último tinajero de la ciudad, José María Díaz Navarro.

La cueva alberga más de setenta tinajas, de barro en su gran mayoría, con una capacidad de 400 arrobas cada una, destacando su forma de pirindola, con una estrechísima base que aumenta su belleza. Las de cemento son de  quinientas arrobas.  La cueva tiene una forma de ele y en su brazo más largo cuenta con siete lumbreras, alguna de ellas condenada, además de otras dos en el brazo corto. La luz natural que entra del exterior provoca esos claro oscuros que le proporcionan una atmósfera mágica a la construcción. 

Los desgarres de las lumbreras son de forma cuadrada y muestran las capas del terreno a las que se enfrentaban picadores y terreras. El grosor de la tosca es de medio metro.

Estamos en una cueva que reúne todo el encanto y autenticidad de la época, con el tono terroso del techo que fue uniformado con tierra, el empotrado de madera y una escalera que se va ensanchando a medidas que vamos descendiendo. Hay también algunos restos de cal en el techo y paredes. Cincuenta y dos metros de larga mide la cueva, mientras que el más corto tiene 18 metros. La cueva podría albergar más de medio millón de litros de vino. Las tinajas están numeradas y están perfectamente conservadas, con su característico tono salmón y algún elemento decorativo en su superficie. 

Cuando volvemos a subir, no podemos resistir mirar de nuevo la largura y dimensiones de una cueva espectacular.


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