La
colaboración entre Dionisio Cañas y el compositor y músico José Manuel López nació
en 2008 gracias a un amigo común. Desde entonces, poeta y músico se han unido
en una relación fructífera que continúa más viva que nunca. López, Premio
Nacional de Música, ha participado en las Jornadas Internacionales ‘Entre la
ciudad SÍ y la ciudad NO. Pensamiento, Fronteras y globalización en Dionisio
Cañas’. El compositor participó en el encuentro con la conferencia “Música y
poesía en Cañas”.
Conocer a
Dionisio Cañas, nos explica el maestro, “fue un flechazo y desde entonces no
hemos parado de trabajar juntos”. José Manuel López —que vino de París a Tomelloso— hizo un hueco en su
apretada agenda para participar en unas jornadas en las que ha primado “la naturalidad
y la verdad” y que Dionisio Cañas se merecía “esto y más”. El currículum del
músico es apabullante y su producción es ingente, junto al poeta tomellosero prepara
actualmente la ópera Flatland. Nos atendió amablemente el domingo, durante un
recorrido por Tomelloso, hablamos de música de vanguardia y, claro está, de Dionisio
Cañas.
—¿Cómo
llega José Manuel López a Dionisio Cañas?
—Conozco a
Dionisio gracias a un amigo común, José Jiménez, que era director del Instituto
Cervantes de París. Colaboré con él, hicimos juntos bastantes proyectos y
programamos durante más de un año actividades musicales. Me habló de un artista
conceptual, de Canarias, Francis Naranjo, que es muy amigo de Cañas. José
Jiménez nos presentó a los tres y fue un flechazo, desde entonces no hemos
parado de colaborar.
—¿Qué
ha encontrado en la obra de Cañas para querer trasladarla al pentagrama?
—Descubrí una
profundidad de pensamiento y emoción que me tocó mucho. Nuestra primera
colaboración fue con su poema “Algo se pudre en el corazón de la hormiga”, me
impresionó la belleza y ese concepto del poeta de hablar consigo mismo, de
discutir consigo mismo. A partir de ahí, Dionisio empezó a enseñarme libros
suyos, textos suyos y no hemos parado de colaborar.
—Usted
suele trabajar con artistas de otras disciplinas, ¿no es así?
—Así es,
colaboro, por ejemplo con videastas, como es el caso del artista francés Pascal
Auger, con el que he acometido bastantes proyectos. También con pintores como el
zaragozano José Manuel Broto, que vivió muchos años en París. Me interesa mucho
colaborar con gente que no sea solamente del mundo de la música.
—Además
ha abordado la ópera, con textos de Dionisio Cañas, o de Italo Calvino…
—Teníamos en proyecto
estrenar una ópera basada en “Las ciudades invisibles”, de Italo Calvino. La
familia no nos dejó utilizar los textos, y se hizo en otro formato. Con Dionisio
Cañas estrenamos la mini ópera “NAFS (La cabeza cúbica)” y estamos preparando
la ópera “Flatland”. Insisto, me interesan mucho las colaboraciones, te
permiten ver tu música, tu trabajo, del otro lado, el del escritor o videasta, tienes
otra lectura de lo que haces.
—¿Llegará
alguna vez el público llano a la música contemporánea?
—¡Por
supuesto! No hay nada más que oírla, no hay más misterio.
—¿Tenemos
que descartar la premisa de que la música clásica actual es difícil?
—Es que eso
no es cierto. Mucha gente piensa en la dificultad de compresión de una obra
contemporánea… pero la dificultad para comprender una composición de Bach es
enorme. Una fuga de ese genio es de una complejidad extraordinaria, hay que
escuchar y dejarse llevar por el espíritu de lo que está escrito y no hay
ningún problema.
—¿Qué
le han parecido las Jornadas sobre Dionisio Cañas?
—Dionisio es
un gran artista que merece esto y más. Me ha emocionado mucho la naturalidad de
todos los participantes. No hay una pose ni un protocolo, todo es natural y muy
verdadero, algo que es muy de agradecer.
—José
Manuel López desarrolla una actividad ingente, ¿cómo se organiza?
—Tengo
bastantes conciertos, con regularidad, y estrenos, también. Además, enseño
Música, soy profesor. Durante veintitrés años he dado clase en la Universidad
de París y sigo enseñando en el Conservatorio de París. Los conciertos, los
estrenos, significan viajes y viajes. Y cuadrar el puzle a veces no es fácil,
pero lo vamos haciendo y eso nos permite dedicar tiempo a la composición.
—Tengo
entendido que tiene un discípulo manchego del que está muy orgulloso…
—Es cierto,
tengo un alumno, queridísimo y buenísimo, que se llama Gil Miguel Monteagudo.
Es de Cenizate, en la provincia de Albacete, se ha formado conmigo y es un
compositor enorme. Ha sido premiado recientemente en Alemania, ha recibido una
beca de la Fundación Gala de Córdoba y está componiendo una ópera en la ciudad
califal. Y es de aquí, de Albacete.
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Viernes, 22 de Noviembre del 2024
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