Los acusados, que están en prisión por otros asuntos, han reconocido ante la sección segunda de la Audiencia de Ciudad Real que cometieron un delito de lesiones con la agravante de insultos racistas. Si bien en la vistilla de conformidad el principal acusado, Christian M.L., mantiene que no insultó a la víctima, que la agresión surgió porque les gustó la gorra que llevaba, “y como estaba muy borracho”, dice, y el perjudicado se encaró con ellos, se puso violento y lo agredió.

La fiscalía, que ha rebajo de ocho a seis años la solicitud de condena, ha explicado que el matiz es mínimo. Que la agravante de insultos racistas se compensa con la atenuante de confesión, en la vistilla de conformidad del caso que se ha celebrado este martes ante la sección segunda de la Audiencia de Ciudad Real.

Recibió insultos racistas: “Me llamaron ‘panchito’ y ‘sudaca”

La víctima, que sigue viviendo en Tomelloso, ha contado que no conocía a estos chicos de nada, que aquella madrugada caminaba por la calle sobre las cinco y media cuando un grupo de hombres, “cinco o seis”, lo rodearon en la esquina de las calles Monte y Pintor López Torres, y empezaron a insultarle. “Me dijeron ‘panchito’, ‘sudaca’, ‘vete a tu país’, y empezaron a pegarme”.

Le estamparon un vaso, lo golpearon contra un escaparate y lo patearon

El perjudicado ha explicado que el primer golpe fue el que le dañó la vista, cuando el principal acusado Christian M.L le estampó un vaso en la cara y lo empujó contra un escaparate de cristal. El otro acusado le pegó un puñetazo y a partir de ahí en el suelo empezó a recibir golpes y patadas.

“La agresión le ha provocado la pérdida de visión de un ojo, y como consecuencia de eso problemas laborales y psicológicos”, explica su abogado Ángel Gómez San José, que ha ejercido la acusación particular en el caso.

Los acusados niegan los insultos racistas

Los imputados han insistido en negar los insultos racistas y han contado en la sala que en prisión han recibido amenazas “de un grupo de colombianos”, y temen represalias.

El reconocimiento del delito de lesiones implica además ocho años de alejamiento de la víctima para el principal acusado y de dos años del otro. También deben indemnizar con unos 67.000 euros al perjudicado, si bien esto es más complicado porque los acusados son insolventes.

El abogado Gabriel Pineño y la abogada Matilde Rosario, han defendido a los jóvenes acusados a través del turno de oficio.