Y de repente sin avisos incuestionables, una mañana te despiertas sin energía, sin fuerzas, sin ganas, sin ilusión ni motivación. ¿Qué ha pasado? Que me está pasando? ….. Quien ha vivido un estado de ánimo deprimido en sus múltiples variantes y definiciones, sabe de qué estoy hablando.
La depresión tiene un sabor, la depresión tiene unos colores y unos matices que son difíciles de explicar si nunca se han experimentado. Cuando hablamos de depresión nos referimos a un estado de ánimo especifico caracterizado entre varias cosas por una pérdida de estado de placer y de interés general. La depresión en si es uno de los trastornos más incapacitantes.
La depresión representa a día de hoy un problema de salud pública a nivel mundial. Los trastornos relacionados con el estado de ánimo depresivo son la primera causa de consulta psicológica o psiquiátrica y afecta más de 400 millones de personas a nivel mundial. El número de diagnóstico sigue creciendo de forma exponencial cada año. En prevalencia afecta más a mujeres.
Desde el punto de vista etimológico la palabra depresión proviene del latín “depressio” y significa sentirse hundido, hacia abajo. Hipócrates hace más de 2400 ya hablaba en su teoría de los “humores humanos”, de los estados depresivos. El médico-filósofo griego padre de la ética médica, asociaba ya desde aquel entonces este estado de ánimo deprimido, decaído con la melancolía.
Desde el paradigma psicoanalítico, Freud proponía una interpretación de la depresión similar o parecida al duelo, cuyas manifestaciones o síntomas se asemejan a un estado de perdida y en sus artículos la definía como : “Una cancelación del interés por el mundo exterior, la pérdida de la capacidad de amar, la inhibición de toda productividad y rebaja en el sentimiento de sí, se exterioriza en auto reproches y auto denigraciones y se extrema hasta una delirante expectativa de castigo”.
Los estados depresivos se acompañan de síntomas recurrentes y periódicos como falta de energía, insomnio o hipersomnia, disminución de la libido o alteraciones estomacales, pérdida de memoria, o problemas de concentración entre otras. Estos síntomas pueden llegar a ser crónicos, pero en la gran mayoría se habla de síntomas Remitentes y Recurrentes.
-¿Cuál es el origen de la depresión ?
-El origen de los estados depresivos es multifactorial, el componente genético, aunque parece ser importante como han confirmado la mayoría de las investigaciones, atribuyéndole alrededor de un 20-30% de base, no es del todo determinante. El factor ambiental, las experiencias o eventos traumáticos, así como la exposición a situaciones de estrés prolongado pueden influir en el restante porcentaje. En los últimos años la teoría relacionada con el apego desarrollado en las primeras etapas de la vida parece tomar consistencia, pero hablaremos de esto en otro momento, ya que el tema requiere de ser profundizado adecuadamente.
En el cometido de encontrar una explicación plausible a la depresión, el modelo endógeno biomédico clásico ha relacionado la depresión con alteraciones bioquímicas o genéticas. A diferencia del modelo exógeno que se apoya sobre una visión bio-psico-social, centrando más la atención en eventos o sucesos propios de cada individuo.
La emoción básica que alimenta un estado depresivo, es la tristeza. Pero no todas las personas con un patrón de tristeza llegan a desarrollar depresión y sobre todo un cuadro de depresión mayor. Sin embargo y de forma errónea se suele poner todo en el mismo cajón desastre. Cuando hablamos de depresión es clave llevar a cabo un correcto diferencial, sobre todo en el ámbito clínico y enmarcar el cuadro general en el que se encuentra el paciente.
Vamos a poner un poco de orden con las diferentes definiciones relacionados con los estados de ánimo deprimidos. En psicología se define la Tristeza como una emoción básica primaria, según el modelo de Paul Ekman. Esta interpretación o paradigma ha sufrido y sufre constantes críticas, en las cuales ahora no vamos a entrar. Como seres humanos experimentamos tristeza cuando perdemos algo importante o simplemente cuando nuestras expectativas quedan frustradas. La tristeza en sí, no es ni buena ni mala, simplemente presenta una función adaptativa en la persona. Hablamos de Apatía, cuando un individuo experimenta una sustancial perdida de motivación y de placer, estado de anhedonia. Quien sufre apatía, aunque desarrolla actividades lo hace de forma pasiva y rutinaria, con una clara falta de entusiasmo e interés generalizado.
La Distimia, conocido también como un trastorno depresivo persistente, se caracteriza por un estado de ánimo de tristeza persistente. Se caracteriza por una escasa capacidad de concentración o síntomas muy paradójicos que se mueven entre extremos como hipersomnia o insomnio, pérdida de apetito o exceso del mismo, falta de energía y una baja autoestima entre otras.
En una Depresión Mayor, el estado de tristeza y desesperanza acompaña a la persona constantemente, la depresión mayor es extremadamente invalidante, no permite a la persona desarrollar sus actividades diarias. Según el modelo de Aaron Beck (psicólogo recientemente fallecido, y figura relevante en los estudios y aportaciones relacionados a la depresión) la misma se caracteriza por: Pensamientos negativos sobre uno mismo, pensamientos negativos sobre el mundo y pensamientos negativos sobre el futuro. La depresión mayor presenta un alto riesgo de conductas autolíticas, respeto a la población general, que no tienen que ser infravalorada o tomada a la ligera.
-¿Como salir de un estado depresivo?
-Salir de un estado de ánimo deprimido es posible, aunque es un recorrido largo que requiere de paciencia y resiliencia. La intervención en la mayoría de los casos suele ser combinada, por un lado, la psicofarmacología y por el otro la intervención psicológica. Las dos, dependiendo de la intensidad y de los recursos propios de cualquier sujeto son transcendentales.
Entre las variables protectoras y que resultan ser de gran apoyo en cualquier tipo de intervención se encuentran : mantener relaciones sociales con grupos primarios de apoyo, cuidar la alimentación al mismo tiempo que el aspecto físico, evitando a toda costa tanto el posible aislamiento físico como emocional.
Aunque la mayor parte de los programas presentes en la literatura científica se centran en la intervención “post” desarrollo de trastorno, recientemente se ha iniciado a poner el eje de atención en la prevención y protección de aquellos posibles factores precipitantes, y esto desde mi humilde punto de vista es un buen principio y camino a seguir.
La depresión supone un precio elevado a nivel económico para las instituciones que intervienen en la cura y seguimiento de este trastorno. La depresión supone un gran sufrimiento para las personas que lo viven y afecta a su entorno más cercano.
El trastorno depresivo se puede curar, salir del pozo es posible, aunque hay que reconocer que es un proceso largo, repleto de baches y con frecuentes recaídas. Nadie es Inmune a la depresión.
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Lunes, 30 de Junio del 2025
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