La obra de Cano no puede estar en mejor lugar, cerca de la de su admirado maestro, Antonio López Torres, en un museo del que él mismo fue promotor. Es innegable la decidida voluntad de Ezequiel por pintar —no podemos resistirnos a esgrimir de nuevo las bellas palabras que María Teresa Lozano le dedica— “lejos de pompas y boato, se entregaba con entusiasmo al reto de crear”. Y es que, como se puede apreciar viendo sus cuadros y certeramente señala Lozano “en su retina temblaba la luz del horizonte, esa lejana raya horizontal que alcanzaba con las manos para ponerle corazón en los trazos”.

La exposición, comisariada por Caroline Culubret, ha sido posible gracias a la familia del artista y a los propietarios de las pinturas que las han cedido para la ocasión. María Victoria Bolos, responsable del departamento de Cultura, destacó durante la presentación del acto “la acertada selección y distribución” de las obras de Ezequiel Cano “cuando se sale del orden cronológico, que es lo habitual, no es fácil realizar una exposición tan bella como esta”. Diseñado por una de las hijas del artista, Laura, se ha editado un catálogo de la exposición. Participaron en la puesta de largo de "El alma esclarecida en su pintura" además de su familia: Justi, Ezequiel, Juan Manuel y Laura, la concejala de Cultura, Inés Losa; la comisaria, Caroline Culubret y los ediles del equipo de gobierno Carmen López y Benjamín de Sebastián.

“No tuvo ninguna escuela, solo sus ojos y sus manos”

Laura Cano agradeció a la Corporación “por su sincero interés en que la muestra se lleve a cabo”; a Caroline Culubret, “por su trabajo”; a Natividad Cepeda, a María Teresa Lozano “y a todas las personas que han escrito sobre mi padre”. Laura dio también las gracias “a las personas que hemos llamado para recopilar toda su obra, en todas las casas nos han abierto la puerta”. Emocionada, Laura explicó que “hemos concluido lo que mi padre comenzó hace unos años con mucha ilusión, su primera exposición individual que preparaba para abril de 2020”. No puede haber otro marco mejor para la muestra que este museo, “aquí podéis ver su trabajo, su obra y, sobre todo, su aprendizaje. El no tuvo mayor ambición que aprender a pintar. Siempre estuvo en un continuo aprendizaje, para él cada cuadro era un reto. No tuvo ninguna escuela, solo sus ojos y sus manos”.

Una exposición con alma

Inés Losa, por su parte, se congratuló de la coincidencia “en este espacio tan especial”, de la obra de Antonio López Torres y la de Ezequiel Cano López. “En el amanecer de la Virgen del Carmen del 2022, nos dejó Ezequiel; su cuerpo, pero no su alma. Y como ha querido expresar su familia, hoy nos reune en este museo el alma esclarecida de su pintura”. En la muestra, señalaba la concejala, “se pueden encontrar el alma de Ezequiel y también el alma de Tomelloso, en cada uno de los cuadros”.

Ezequiel, señalaba Inés Losa, “muestra su alma feliz, su amor por Tomelloso, por sus gentes y lugares”. Es un gran honor para Tomelloso “contar con esta gran exposición, que tiene alma”. Destacó Losa “la enorme humildad y bondad de esta familia, que nos ha cedido toda esta obra para que podamos disfrutar de nuestro admirado Ezequiel y adentrarnos en su pintura”. Pidió la concejala a los asistentes “que seáis altavoces de esta exposición para que venga mucho público a verla, un gran acontecimiento para Tomelloso”.

La esposa del artista, Justi, ha cerrado el acto, en primer lugar, dando las gracias “a todas esas personas que nos han dado la posibilidad de presentar aquí la obra de Ezequiel. Para nosotros es un sueño, como lo hubiera sido para él”. En un lugar, “que tanto visitaba para contemplar la obra de su admirado López Torres”.