Disfrutar contemplando una disciplina artística siempre es
motivo de alegría, máxime cuando ese arte nos acaricia con la suave cadencia de
la naturaleza en todo su esplendor. Las obras que vamos a observar tocarán
nuestra esencia con una exquisita sensación de gozo.
El artista que nos ocupa siente desde niño la inquietud por
la expresión plástica. Por motivos de trabajo, estudios, y otras circunstancias
que van asomando a su vida, ha de hacer distintos paréntesis; pero la necesidad
de volver a coger el pincel es fuerte. Por ello lo vuelve a retomar con vigor
pasados unos años, primero en la Universidad Popular, y más tarde en el taller
de Fermín García Sevilla a finales de los 90 para luego continuar en solitario.
Ello le permite afianzarse en diversas técnicas, color, luz…y ya si, sumergirse
definitivamente en actividad.
Pasear la mirada por las obras de Carlos Dueñas es
sumergirse en la quietud de sus lagos o estanques, quedarse inmóvil en el
reflejo del agua; en su placidez.
Extasiarse en la inmensidad de valles y montañas y perder la mirada más
allá de los límites que el artista nos fija. La paz, la armonía que él busca y
halla en su pintura la transmite hasta dejarnos ese aroma de estabilidad y
reposo, ese sosiego tan necesario para nuestro equilibrio interior y que tanta
falta nos hace en los tiempos actuales. Para ello se recrea y extrae al máximo
el fulgor del paraje natural.
En este emblemático lugar vamos a contemplar un buen número
de sus trabajos que nos darán una amplia mirada de su buen hacer en los últimos
años. Les invito a perderse en ellos sin prisa, a percibir la delicadeza de sus
paisajes para conectar con nuestra esencia. Una excelente manera de hacer
sonreír el alma.
Estoy segura de que no se arrepentirán.
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Miércoles, 11 de Diciembre del 2024
Jueves, 12 de Diciembre del 2024
Jueves, 12 de Diciembre del 2024
Jueves, 12 de Diciembre del 2024