Opinión

La Generación del 27. Eternos versos en honor a Aleixandre y Alberti

María Remedios Juanes | Miércoles, 18 de Diciembre del 2024
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Me quedo extasiada mirando a través de los cristales del Café Gijón, están empañados con el vaho de un gélido invierno. Es una tarde fría y gris, el tiempo parece haberse detenido.

Contemplo, allí, en un rincón, a Lorca acariciando las teclas del piano, arrancándole notas poéticas. A su lado, entorno a una mesa, sentados, están Vicente Aleixandre y Alberti manteniendo una plácida conversación y en la esquina está Miguel Hernández, con semblante ensimismado y un libro en las manos. Los observo en silencio, como si fueran siluetas eternas convocadas en este refugio de prosas y versos, venidos de más allá de los recuerdos, así es como lo percibo en mi propio sueño.

Generación del 27

La Generación del 27 fue un grupo de creadores y artistas que iluminó una de las épocas más brillantes de la literatura española. En el año 1927, considerado año fundacional de la generación, se reunieron una serie de poetas y artistas en el Ateneo de Sevilla, por el mes de diciembre, para conmemorar el tercer centenario de la muerte de Góngora. Dicha generación también adoptó la denominación de la Generación de Plata.

La nómina de escritores que la conforman son Pedro Salinas, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Federico García Lorca, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre. Otro escritor que se ha considerado como un símbolo de la Generación del 27 ha sido Miguel Hernández aunque bien es cierto que se le encasilló más en una generación posterior, la del 1936.

Uno de los lugares más privilegiados donde todos estos poetas se reunían fue la Residencia de Estudiantes, de Madrid, donde acudían a realizar exposiciones, tertulias, representaciones teatrales, etc. El lugar fue, en aquella época, crisol de artistas y escritores, gracias al apoyo que tuvo de la Institución libre de Enseñanza, por parte del propio Gobierno de la República que consciente de la importancia de promover la cultura, convocó en sus salas y aulas a los mejores y más prestigiosos pensadores de la época, todo ello gracias al prestigioso intelectual y político Gines de los Ríos.

Otro lugar frecuentado por estos hombres fue el Centro de Estudios Históricos, donde muchos de ellos siguieron las directrices de Menéndez Pidal y ese fervor entusiasta por los autores medievales o clásicos. De la mano de aquel grupo nacieron dos de las revistas más importantes de aquella época: Revista de Occidente y La Gaceta literaria, donde muchos de estos poetas colaboraron con sus escritos siguiendo la línea del filósofo Ortega y Gasset.

Los poetas de esta generación pasaron por diferentes etapas, una de ellas fue la de presenciar unas injusticias sociales y políticas que convulsionaron la vida social de España. Posteriormente estuvieron en contacto con movimientos más transgresores como fueron el surrealismo, el dadaísmo y el cubismo, la mayor parte de ellos gestados en Francia. Todas estas corrientes artísticas estaban enfocadas y entrelazadas en los diferentes ámbitos, tanto de la poesía como de la pintura, la música y el cine. Se produjo  una confluencia y explosión artística desbordante que terminó por marcar la época como una época insuperable. Y finalmente llegó el periodo de la posguerra y del exilio, en el que muchos de estos poetas tuvieron que emigrar a países de Sudamérica como Méjico y Argentina.

Realmente, sus biografías dan testimonio de que fueron grandes eruditos, y, de hecho muchos de ellos impartieron clases en las Universidades de Estados Unidos como Jorge Guillén, o en Cambridge como Pedro Salinas.

Llegados hasta este punto, merece la pena mencionar la presencia de un grupo de poetisas, las denominadas “Sinsombrero”, mujeres de este período que estuvieron junto a estos grandes poetas como fueron el caso de Ernestina de Champourcín, Mª Teresa León, Concha Méndez y Josefina de la Torre entre otras. Ellas representaban la voz poética femenina y se reunían con ellos. En esta materia fueron pioneras ellas y ellos en la “integración de géneros”.

Entre las características principales de esta generación destacan su admiración por los clásicos, el equilibrio entre lo culto y lo popular, una visión pesimista de la vida, defienden la vida, lo espontáneo y natural y el papel de la metáfora y la imagen con un lenguaje muy elaborado. Se les tachó de “herméticos”  “abstractos”. 

Vicente Aleixandre era oriundo de Sevilla, nació en 1898 y murió el 14 de diciembre 1984. Estudió Derecho y comercio. Se dedicó por completo a la poesía y fue uno de los pocos miembros de la generación que permaneció en España al término de la guerra. Fue nombrado miembro de la Real Academia Española y en 1977 consiguió el Premio Nobel que corona una trayectoria impecable. Entre sus obras más conocidas destacan Espadas como labios (1931) y Sombra del paraíso (1944). Y del periodo surrealista Historia del corazón (1954).

Es curioso observar el hecho de que su inspiración poética se le despertó leyendo un libro de Rubén Darío que le prestó Dámaso Alonso. Tuvo la oportunidad de conocer a poetas de la talla de Machado y Juan Ramón, cuya influencia queda latente en su poesía inicial. Hizo alarde y uso de las metáforas visionarias y grandiosas. Escribió en verso libre. También influyó en escritores de la década de 1960 como son Jaime Gil de Biedma, Celaya, Blas de Otero, José Hierro y Francisco Brines.  

A continuación he seleccionado unos versos de sus poemas de la primera etapa.

Se querían

Se querían

Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,

Labios saliendo de la noche dura,

Labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?

Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.

 

Se querían como las flores a las espinas hondas,

A esa amorosa gema del amarillo nuevo,

Cuando los rostros giran melancólicamente

Giralunas que brillan recibiendo aquel beso.

……

Rafael Alberti nació en Puerto de Santa María (Cádiz) en 1902 y estudió con los jesuitas. En la etapa de la adolescencia se traslada con su familia a Madrid. También se dedicó a la pintura. Él mismo afirmó en 1931: “No tengo- declara en 1931- ninguna profesión; es decir, sólo soy poeta”. En 1925 compartió con Gerardo Diego el Premio Nacional de Poesía por su primer libro, Marinero en tierra. Se exilió en Argentina después de la guerra civil y en 1977 regresó a España. Murió con 96 años de edad.

La poesía de Alberti, especialmente su libro “Marinero en Tierra”, que cumple su centenario este año 2024, tiene ciertos tintes de la poesía becqueriana. Su poesía se ve influenciada por la poesía pura, lo tradicional y lo vanguardista. Él mismo confesaba que sus fuentes de inspiración fueron Gil Vicente, los anónimos del Cancionero y Romancero españoles, Garcilaso, Góngora, Lope, Bécquer, Baudelaire, Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado. Durante su larga trayectoria recibió varios premios, entre ellos el de Cervantes y también se le ha reconocido como Hijo predilecto de Andalucía.

Marinero en Tierra, quizá una de sus mejores obras poéticas, es un libro magistral que  toma como principal fuente de inspiración la nostalgia de su tierra gaditana, de su mar, sus salinas, recordados desde Madrid con vehemente deseo de evasión. A continuación incluyo unas estrofas de uno de sus poemas incluido en este maravilloso poemario dedicado al inigualable Lorca tras su muerte:

Sal tú, bebiendo campos y ciudades,

En largo ciervo de agua convertido,

Hacia el mar de las albas claridades,

Del martín- pescador mecido nido;

 

Que yo saldré a esperarte, amortecido,

Hecho junco, a las altas soledades,

Herido por el aire y requerido

Por tu voz, sola entre las tempestades. 

Es innegable que La Generación del 27 ha marcado un hito histórico en la poesía española  por saber combinar el clasicismo con las nuevas corrientes innovadoras del siglo XX. Fue una poesía experimental pero que supo mantener esa conexión íntima con las raíces culturales de España.

La poesía actualmente contemporánea es mucho más transgresora y experimental debido en parte a los avances tecnológicos y las confluencias de índole vanguardista al mismo tiempo que con matices de incertidumbre. Los rapsodas actuales exploran dentro del llamado “Spoken Word” (la palabra hablada) hasta la poesía digital multimedia, más provocadora que busca la inmediatez y satisfacer a un público que navega en la superficialidad y la fugacidad sin entrar en lo profundo y la sensibilidad del ser humano.

La poesía moderna es una poesía fragmentaria que refleja el caos y la velocidad de vértigo a la que va el mundo contemporáneo. En definitiva, es una poesía que está en pleno desarrollo y búsqueda de coordenadas de exploración, que no tiene una brújula ni unos territorios cartografiados.

Ahora el piano de Lorca se detiene, puedo sentir el silencio de la tarde que se desdibuja como si fuese un lienzo gris, pero aquí dentro, en el Café Gijón permanece la memoria de la Generación del 27 iluminada por sus eternos poetas. En estos momentos me pregunto a mí misma que pensarían de nuestro tiempo, después de casi un siglo. Seguramente que ya nos lo dijeron todo en sus versos y es quizá ahí donde permanezca la clave para seguir escuchando el eco de la verdadera poesía. 

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