Tomelloso

Tonino Tarquini: "Los ludópatas son aquellos que nunca pierden y siempre estuvieron a punto de ganar"

Hoy con nuestro psicólogo sanitario, tratamos el tema de la ludopatía

Tonino Tarquini | Domingo, 12 de Enero del 2025
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Decir Ludopatía o trastorno de adicción al juego o juego patológico a fin al cabo es decir lo mismo.  Una pequeña premisa: los juegos por sí mismos no generan adicción. El problema surge cuando determinados tipos de conductas alteran el normal funcionamiento en la vida diaria de la persona. La adicción se genera cuando la persona pierde el control sobre sus propias conductas, cuando entre la voluntad de los impulsos y la conducta se pierde aquella mediación o proceso de pensamiento clave que nos diferencia de otras especies animales. 

La ludopatía es aquella conducta incontrolada que impulsa la persona a  seguir apostando o jugando sin tener en consideración las consecuencias o posibles repercusiones a corto, medio y largo plazo. Los ludópatas son aquellos que nunca pierden y siempre estuvieron a punto de ganar. El ludópata (aunque convencido y de forma errónea, cree que puede controlar sus conductas), no juega por el placer de hacerlo, lo hace de forma compulsiva, siendo incapaz de parar. Mientras un cerebro “sano” o racional una vez perdida una determinada cantidad decide parar, y aceptar que tal vez no es su día y es mejor cuidarse en salud, el ludópata por lo contrario sigue adelante en su comportamiento autodestructivo, convencido de que su momento “siempre” está por llegar. Como ya hemos hablado hacía unos meses en otra entrevista parece que los ludópatasno tienen muy clara la diferencia entre suerte y azar. 

El ludópata, es aquel jugador que no sabe decir “ya está”. El ludópata, no acepta perder. Al igual que pasa con otras sustancias, el ludópata no puede vivir sin apostar, el eje principal de su vida gira alrededor del juego, con la gran falacia de poder controlar el azar, y llegar a recuperar con creces todo lo invertido; o tal vez sería mejor decir “lo mal gastado”.La obligación de recuperar el dinero perdido, y la perdida de contacto con la realidad añadido a la incapacidad de recapacitar conduce al ludópata hacia una espiral autodestructiva. 

El perfil clásico de ludópata ha cambiado en los últimos años, ha evolucionado. Hace unas décadas el perfil clásico se correspondía al de un hombre con una edad media entre los 40 y 50 años. El cambio de paradigma tecnológico y la facilidad de acceso a otras herramientas disponibleslas 24 horas“no stop”, ha traído como consecuencia generalizada un descenso en la edad media de iniciación, posicionándola por debajo de los 25 años. Una curiosidad, España es el país de Europa con más adictos al juego con edad entre los 15 y 25 años. 

El mercado del juego de apuestas o juego al azar ha crecido de forma brutal en la última década, y a raíz de la pandemia el mercado online de apuestas  ha alcanzado cifras impensables. Según un estudio llevado a cabo por el ministerio de consumo en 2023, casi el 50% de los encuestados reconocía haber jugado de alguna forma en los últimos 12 meses. De este 50%, alrededor de un 3% muestra síntomas de adicción al juego. Se calcula que en España hay casi un millón de personas adictas al juego. Y a nivel estadístico somos el primer país de Europa con el mayor número de jóvenes adictos. El volumen de negocio “legal” anual en España, se calcula en cifras entorno a los 20 mil millones de euros.

Entre las características claves evidenciadas como criterios de inclusión para el diagnóstico de este específico trastorno psicológico  encontramos: 

Una excesiva preocupación por el juego en sí. Una necesidad de jugar elevando de forma paulatina, continua y constante las cantidades de dinero apostadas. Un cierto nivel de ansiedad, inquietud o irritabilidad cada vez que se intenta renunciar a apostar. Múltiples fracasos en la tentativa de querer dejar el juego. Uso del juego como válvula de escape a otros tipos de problemas. Propósitos constantes y repetidos de recuperar el dinero perdido. Mentiras constantes sobre su conducta adictiva escondiendo la realidad. El juego en sus conductas adictivas altera las relaciones personales como profesionales de quien lo sufre. Otra característica que acompaña el contexto de ludopatía se asocia con el pedir apoyo económico a familiares, amigos u otras entidades “financieras” con el fin de reducir la exposición generada por las perdidas. Lo que se consigue con este comportamiento es retroalimentar el círculo vicioso generado, produciendo agujeros sin fondos. Según la escala de evaluación de diagnóstico psicológico y psiquiátrico, no hace falta cumplir con todos estos criterios de inclusión para poder diagnosticar un trastorno de adicción al juego, solos unos cuantos son suficientes. 

La ludopatía como todas las adicciones, es una enfermedad, y como tal tiene que ser tratada. La reinserción de un ludópata es posible, aunque es un proceso largo y a veces crónico. En circunstancias, la intervención suele ser combinada, psicofarmacológica con el fin de reducir el exceso de ansiedad producida por la abstinencia, y psicológica enfocada a una restructuración cognitiva y conductual. 

El primer paso como en todas las intervenciones en el caso de trastornos de adicciones (sea cual sea), es la aceptación por parte del sujeto de la existencia de un problema.  De poco sirve que sus familiares lo traigan o arrastren a consulta, o lo lleven a un centro de recuperación o reinserción, en contra de su voluntad. Hasta que no haya una aceptación completa por parte del interesado de la existencia de un problema real, y la voluntad de cambio, todas o la gran mayoría de las intervenciones estarán abocadas hacia el fracaso. Y esto, en línea general suele pasar solo cuando se toca fondo de verdad. 

Un ludópata necesita sentirse comprendido, apoyado, respaldado y no simplemente juzgado. Hay rasgos de personalidad psicológica que suelen asociarse a determinados tipos de conductas adictivas como por ejemplo los de alta impulsividad o de baja tolerancia a la frustración además de determinadas patologías psicológicas, como por ejemplo trastornos de la personalidad o TDAH solo por citar algunos.


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