La interpretación de una obra de este nivel exige un trabajo descomunal y se notaba en todos los movimientos y coreografías de unos bailarines magníficos que provocaron numerosos aplausos del público. Fue todo un deleite ver como se acompañaba la deliciosa música de Tchaikovsky con unas coreografías de altísimo nivel, ejecutadas con una elegancia y destreza que rozaron lo sublime. La compañía respeta las pautas clásicas de la obra, pero incorpora elementos experimentales más contemporáneos que le dan todavía un mayor atractivo. 

El lago de los cisnes narra la historia de Odette, la princesa que es víctima de un hechizo lanzado por el malvado hechicero Rothbart, que la transforma en un cisne durante el día. Solo en la noche puede retomar su forma humana junto al lago encantado. En el primer acto, el príncipe Sigfrido se encuentra con Odette en su forma humana y se enamoran. Ella le explica que solo el juramento de amor verdadero de alguien que nunca ha amado antes puede romper el hechizo.

En el segundo acto, durante el baile real, Rothbart presenta a su hija, Odile, disfrazada de Odette. Siegfrido, engañado por el parecido, proclama su amor por Odile, creyendo que es Odette. Al darse cuenta de su error, Siegfried corre hacia el lago, donde se encuentra con la verdadera Odette. Entonces llegará el desenlace.

El aplauso final para Laura Alonso, hija de la mítica bailarina Alicia Alonso, premiaba un excelente trabajo, tanto de los bailarines principales, como del resto de integrantes de un Ballet que ha triunfado en todos los puntos del país por los que ha pasado. Y Tomelloso no fue una excepción.