Al fin, al fin ha llegado una película digna de ser premiada
en los Ocear, una experiencia digna de ver al igual que lo fue Oppenheimer hace un par de años y que podría decir al
bueno de Mads Mikkelsen y mi querido Martin Scorsese lo siguiente: Esto Sí Es
CINE. Por fin ha llegado a las salas The Brutalist.
Esta historia escrita, producida y dirigida por Brady Corbet
junto con un elenco estelarizado por Adrien Brody, Guy Pierce y Felicity Janes
nos presenta a László Tóth, un prestigioso arquitecto de la Bauhaus que tras
huir de su país por la guerra, llega a Estados Unidos donde conoce a un
millonario que le propone un trabajo de arquitectura que sea digno de admirar.
Hay algo en The Brutalist que me atrajo desde que se anunció
allá por 2024 en el Festival de Venecia. La cinta no tenía tráiler ni imágenes,
solamente se sabía que estaba dirigida por un tal Brady Corbet y que la
protagonizaba Adrien Brody. Eso hizo que me atrajera porque la expectativa hizo
que fantaseara y para cuando salió el primer tráiler me quedé patidifuso.
Esta película está dividida en dos partes. En la primera
parte nos cuenta como László llega a Estados Unidos y conoce a Van Buren.
Pasado el Intermedio de 15 minutos, la segunda parte da un giro de 360 grados y
se convierte en un drama donde vemos la caída del arquitecto, cada cosa que le
pasa es dura y muy incomodas de ver. Sin embargo y a pesar de que me encantan las
dos partes, siento que su Epílogo no le da un final justo o bueno más bien
tiene un final flojo, pero por lo demás está increíble. Ahora iré como Jack el
Destripador: por partes.
A nivel estético y lo que se refiere a la puesta en escena
si tuviera que describir la en una sola palabra sería esta: Monumental. Todo lo
que viene siendo en dirección y fotografía más la banda sonora es A-LU-Cl-NAN
TE. Corbet ha rodado esta película en formato Vista Vision, formato que
Hitchcock utilizaba en todos sus metrajes, esto es para resaltar la imagen y
sobre todo los paisajes. También hace mucho alarde de la cámara en mano y del
plano secuencia, lo usa en gran parte de la película sobre todo en la escena
inicial. Respecto a la fotografía solo puedo decir que la mayoría de planos me
recuerdan muchísimo a las obras del pintor Edward Hopper y la banda sonora de
Daniel Blumberg a ritmo de orquesta y sobre todo jazz es sublime de principio a
fin.
Adrien Brody tiene su segundo Osear asegurado, aunque me
falta ver a Timothée Chalamet en el biopic de Bob Dylan, creo que es muy dif
ícil superar lo que hace Brody. Sigue demostrando que todavía sabe actuar en
este tipo de producciones y sabe meterse tanto física como mentalmente en un
personaje que es un genio pero a la vez miserable y pordiosero. Guy Pierce como
Harrison Lee Van Buren, el millonario que contrata a László, me ha recordado un
poco al personaje de Daniel Plainview interpretado por el icónico Daniel
Day-Lewis en Pozos de Ambición, al ser su personaje un individuo sin escrúpulo
s y con una ambición desmedida y que no duda en aprovechar se y manipular a
nuestro arquitecto. Felicity Janes aunque salga en la segunda parte de la película
tiene un peso muy importante en la historia, haciendo de Eízsébet, esposa de
László, es quien pone en su sitio a Tóth y a la vez es su conciencia.
En cuanto al ritmo, va como un tiro y creerme que es
imposible que os aburráis, aunque tenga un intermedio de 15 minutos, algo que
se usaba en películas clásicas como en Ben-Hur o Lo que el viento se llevó. entre
otras.
Me parece increíble como esta película a pesar de estar
creada en nuestro tiempo, en verdad se siente hecha en otra época. Me ha
recordado a los grandes clásicos de los 50 y 60 pero a su vez también recuerda
al cine de los 70 y un poquito al cine de los 90, cuando los directores tenían
total libertad creativa y sin presiones del estudio. Si me dijeran que esta
cinta estuviera dirigida por David Lean, Francis Ford Coppola o Martin Scorsese
en sus años de juventud o incluso Paul Thomas Anderson, me la creería.
Diría más, si le haces un segundo visionado, también habla
de como hay que respetar la visión del autor y no modificar cosas. Ocurre sobre
todo en las superproducciones y como los estudios les cortan las alas a sus
directores alterando su visión. Podría poner muchos casos como Ridley Scott
cuando estrenó Blade Runner o el propio Brady Corbet que casi no llega a
estrenarla y por suerte ha ocurrido, he podido disfrutarla.
La cinta al igual que otros grandes clásicos como El Padrino
o Erase una vez en América, hace un retrato de los inmigrantes que llegan a
Estados Unidos intentando encontrar un hueco hasta que descubrimos que la
propia sociedad estadounidense les tolera pero tampoco les quiere.
Me parece magistral como Corbet hace este relato sobre
inmigrantes en busca de nuevas oportunidades. Y no es por nada pero la cinta
inicia con un plano secuencia donde vemos la Estatua de la Libertad, esa famosa
figura que representa a América como el país de las nuevas oportunidades, dada
la vuelta. Es una declaración de intenciones por parte de su director y
pretende mostrar la cara B del famoso Sueño Americano, más bien desmitificarlo.
The Brutalist al igual que Oppenheimer y Dune Parte 2, es un
milagro cinematográfico y pese a no ser perfecta, es mi favorita para los Oscar
de este año y por favor ya tardan en dar le los premios más importantes porque
me da igual quien gane, solo quiero ver perder a Emilia Pérez. El cine en el
fondo pese a que actualmente esté lleno de franquicias, sigue sorprendiendo
como arte y está película es la prueba del cine como arte. Espero que el paso
del tiempo le siente bien porque creerme que merece varios visionados, aunque
os advierto que no es una película rápida, hay que digerirlo porque se va
cociendo poco a poco. Si entráis en ella os topareis con algo único.
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Jueves, 30 de Enero del 2025
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