Tomelloso

“Ad Libitum”, un original y divertido viaje por la música clásica

El público del Marcelo Grande disfruta con el singular montaje de Lapso Producciones

Francisco Navarro | Domingo, 9 de Febrero del 2025
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«Lo bueno, si breve, dos veces bueno» es sin duda el aforismo más célebre de la lengua española. “Qué razón tenía Gracián”, repetía el periodista al abandonar este sábado el Teatro Marcelo Grande después de disfrutar de “Ad Libitum”.  Y es que gozamos de un espectáculo hecho “al amor” —en una traducción de la expresión latina— de los tres intérpretes de Lapso Producciones, Rafael Rivera, Antonio J. Campos y Rafa Campos. La terna unió música con teatro, humor, circo y raudales de imaginación. “Es un error no escuchar música clásica por no entenderla, lo importante es disfrutarla”, se dice en un pasaje de la obra, y eso fue lo que hicimos disfrutar de lo lindo de la música y de un gran espectáculo.

Desde antes de entrar a la sala ya nos percatamos que la de ayer no iba a ser una función corriente. Nos esperaban en el hall los artistas, interprendo una versión suigéneris de “La bella durmiente” y saludando y recibiendo al público, prácticamente uno a uno. Y esa complicidad con el respetable no cesó durante el tiempo que duró “Ad Libitum”.

Durante sesenta minutos nos guiaron por las piezas más conocidas de la música clásica —especialmente señaladas las del “páter” de la música, Juan Sebastián Bach, de quien descendemos la mitad de los europeos— con sus peculiares instrumentos, el tripticófonio tuboidal, el campanillón o el famoso catering melódico. No faltaron el vidrioncello ni el violín copodivarius, hubo virtuosas interpretaciones de la máquina de escribir Olivetti y sonó (y como) el destilarmonium percutente. Repitió el grave botell kas en dos piezas y sonó la trompeta anfibia, además de las armónicas y una trompeta para ambidiestro. Ni que decir tiene que Chavolo, que desciende de Bach (Rafael Rivera) y los hermanos Strauss (Antonio J. y Rafa Campos) son unos virtuosos de esos singulares instrumentos… Y unos grandes interpretes teatrales.

Con el humor por bandera, en ellos están Les Luthiers, los payasos del circo —augustos y clowns—, incluso los Hermanos Marx, los componentes de Lapso nos dan un paseo por la llamada música culta. Además del “páter”, interpretan a Beethoven, Mozart, Haendel, Ravel, Tchaikovski o Vitorio Monti. Todo ello con una cuidada y sorprendente puesta en escena que a uno le recordaba a Alicia en el País de las Maravillas o una película de Tim Burton (o a la Alicia de Burton).

“Ad Libitum” no da tregua durante su duración (ni antes, como hemos dicho; ni después tampoco. Nos estaban esperando a la salida, otra vez en el hall, para darnos las buenas noches). El público disfrutó de lo lindo, especialmente los niños y niñas que no pararon de reír en todo el espectáculo, premiando a Lapso Teatro con una gran ovación.  “Solo queríamos acercar el maravilloso mundo musical al público”, dijeron al despedirse. Al menos, anoche en Tomelloso lo consiguieron. 

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