Tomelloso

«Para romper las cadenas de la violencia de genero es importante no estar sola»

Hablamos con Mari Carmen Grande, victima de violencia de género y presidenta de la asociación “Sin miedos”

Francisco Navarro | Sábado, 15 de Febrero del 2025
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La Asociación “Sin miedos” echaba a andar a finales del pasado año ante la necesidad de proteger, acompañar y empoderar a todas las mujeres que sufren violencia de género y a sus hijas e hijos. A pesar de los diferentes sistemas de protección la mayoría de las mujeres no dispone de un método de auxilio y acompañamiento menos formal. “Sin miedos” es un recurso en donde unas víctimas tienden la mano a otras. Es un espacio seguro, sin prejuicios, donde la experiencia de unas acompañe y empodere a otras.

Mari Carmen Grande es la presidenta de este recién creado colectivo. Quedamos con ella en una conocida cafetería del centro de Tomelloso. Sorprende la serenidad con la que recorre la etapa más sombría de su vida. Uno solo puede preguntar y escuchar su desgarrador testimonio… Y esa escucha provoca en el periodista una mezcla de amargura y de mala leche. Nuestra interlocutora mira a la cara y habla pausadamente, sin un atisbo de ira. La entrevista dura casi una hora, hablamos del infierno en el que estuvo más de doce años, y de los primeros pasos de “Sin miedos”. Tiene claro que la educación es la herramienta fundamental para dejar atrás esta lacra y el machismo que la provoca.

La idea de crear una asociación «surge en 2020, cuando empecé a trabajar en Fundación Ceres. Fue la presidenta de la entidad quien me animó». Pero ella, por aquel entonces, ni contemplaba esa posibilidad «me daba un poquito de miedo». La pandemia de la covid «me llevó a formar parte de la primera edición del proyecto ‘Mujeres en modo ON VG’ de Fundación Once y allí participé en el debate sobre violencia de género». Es en ese foro fue donde Mari Carmen comenzó a conocer víctimas y a comentarles la posibilidad de crear un colectivo para proteger, acompañar y empoderar a las mujeres que sufren violencia de género y a sus familias. «Todas me animaban a crear la asociación».

A la vuelta «me puse a buscar a las mujeres que me podrían acompañar en la directiva de la asociación. A pesar de no ser ninguna víctima a todas las que le propuse la idea me dijeron que sí». Así, además de Mari Carmen Grande, forman parte de la junta directiva de “Sin miedos” «Esther, que es la secretaria, educadora e integradora social y técnica en conductas adictivas. Criptana, formada en atención de mujeres víctimas de violencia de género, es la tesorera. Teresa, trabajadora social, que tiene un trabajo premiado sobre violencia hacia las mujeres, es la subsecretaria. Crecen es ama de casa y pinta fenomenal, es vocal».  La burocracia, sobre todo a la hora de fijar el domicilio de la asociación «la queríamos mantener aparte de nuestra vida privada» hicieron que se retrasase la constitución de “Sin miedos”. «Este año nos han dado permiso para que nuestra dirección oficial sea el Centro de la Mujer de Tomelloso».

El 25N se dio a conocer “Sin miedos”

Se constituyó a principios de noviembre «y nuestro primer acto fue el del 25N, allí nos dimos a conocer». Aunque Mari Carmen Grande había participado antes en el programa “Héroes Anónimos” de CMMedia. “Sin miedos” tiene ámbito provincial «y tenemos asociadas de muchas localidades de Ciudad Real». La Asociación Social y Cultural de Mujeres y Familiares Víctimas de Violencia de Género Sin Miedos «es una entidad sin ánimo de lucro, que tiene como objetivo principal promover actividades a favor de mujeres víctimas de violencia de género». Se busca, nos sigue contando su presidenta, «proporcionar apoyo integral, social y cultural que favorezcan la integración social y el diálogo». Para ello, la asociación lleva a cabo iniciativas dirigidas «a servir de punto de encuentro entre familiares y víctimas de violencia de género en las que puedan compartir sus experiencias y situaciones». “Sin miedos” va a llevar a cabo talleres que favorezcan «la dimensión psicológica, social y cultural de las mujeres y familias víctimas de violencia de género». Y, como no, acompañar en procesos formativos y culturales «de cara a la integración social y laboral de las mujeres víctimas de violencia».  Entre sus objetivos esta la realización de cursos, conferencias y mesas redondas para dar a conocer la «la realidad social de las situaciones que genera la violencia machista». Y, por supuesto, que sean las víctimas las que hablen —recalca Mari Carmen— «que sean ellas las que pongan su voz y que nadie hable nunca por las víctimas».

No le gusta a Mari Carmen Grande la generalización, considera injusto que «se catalogue a todos los hombres violentos por el hecho de serlo». Hay unos «vamos a llamarlos seres, que utilizan la violencia como una forma de mantener su estatus». Con respecto a quienes niegan esta lacra «que no tengan que pasar por una situación de violencia de género. No solamente recibe los golpes la víctima, también los familiares que sufren mucho, mucho».

Nuestra interlocutora, con la experiencia que le ha dado el ser técnica en intervención de adicciones, apunta que a muchas víctimas les lleva «a ser adictas, porque no saben afrontar la terrible situación que están viviendo. Se evaden con el alcohol y las drogas. La violencia de género, además de víctimas, las hace adictas».

“Las víctimas no tenemos la culpa, la tienen los maltratadores”

Hace hincapié Mari Carmen Grande en que «las víctimas no tenemos que sentirnos culpables. No tenemos la culpa de nada, de nada. En todo caso la culpa es de ellos, de los maltratadores, que no sé por qué motivos utilizan la violencia como forma de comunicarse». Complejos de inferioridad en muchas ocasiones, apunta, «que le hace ejercer esa violencia. La víctima se humilla, se baja y eso les engrandece… ¡Mira que hombre soy! Pero, en todo caso, nunca es justificable la violencia. Ante nada».

Tiene claro nuestra interlocutora que la violencia de género no entiende de clases sociales ni de procedencias «conozco a una psicóloga que se ha tenido que desplazar a la otra punta de España, o a una abogada que era víctima. Cuando la violencia de género llama a tu puerta no te puedes imagina hasta donde te va a llevar». Incluso, se queja con amargura, ha tenido que aguantar en sus propias carnes la revictimización, incluso por otras mujeres «que te dicen, “yo habría aguantado la primera, pero la segunda no me la habrían dado”. ¿Perdona? Eso hay que vivirlo…»

Mari Carmen se refiere a un proceso terrible «en el que van llevando poco a poco. Primero con un maltrato psicológico que hace que se te caiga la autoestima. Te hacen sentirte la culpable, incluyo llegas a creértelo, si no lo fueras, te dices, no me pegan. Si no salgo de casa, no me pegan. Si aguanto las regañinas, no me pegan… Y te vas acostumbrando a vivir una vida que no es la tuya. Te anulan como persona, y como mujer no te cuento». Para justificar lo injustificable, «muchos maltratadores achacan sus agresiones a que somos unas putas. Tenemos que vivir, además de con las agresiones, con ese cartel colgado a nuestras espaldas porque para la gente es más cómodo creer que te pegan por ese motivo». Y ese fue el caso de Mari Carmen, su expareja la acusaba de infidelidad y ella lo tenía que desmentir «enseñaba las denuncias que le había puesto a mi maltratador. Pero eso le hacía ser más agresivo porque se le cerraba el circulo».

La familia de Mari Carmen siempre ha estado de su parte «me apoyaron desde el primer momento en el que fueron conscientes de lo que pasaba. Cuando tuvieron la certeza. Sabían que a mí me ocurría algo, unas veces me tenían que dar puntos, otras llegaba con cardenales, pero yo siempre decía que me había caído. Mi familia siempre quiso que lo dejara, que me divorciara, pero en mi caso y en el de otras muchas mujeres siempre pesan mucho los hijos. Nos amenazan con ellos y eso hace que aguantes y no des el paso».

La sororidad es fundamental

La vergüenza es otro de los sentimientos que tuvo que sufrir Mari Carmen «la gente se entera, sobre todo los vecinos, te preguntan. Y sabes que eso va a generar otra situación de violencia». Hasta que, como ella dice, se le encendió “la lucecita” «y empiezas a tener claro que no quieres seguir más tiempo viviendo así».  En su caso fue gracias a un sacerdote de Tomelloso al que le contó lo que le pasaba «me dijo que a los mártires los elegía Dios y no los hombres. Que no podía seguir viviendo una mentira, que le pusiese fin a esa situación y que la Iglesia está ahí para ayudarme en lo que necesite».  A partir de entonces «comencé a ver salida» conoció a un grupo de chicas en el gimnasio al que iba «más jóvenes que yo, que me dieron otra perspectiva. Me di cuenta que tenían relaciones diferentes a la mía». Porque —nos cuenta— solo salía de su casa para ir al gimnasio «porque, eso sí, tenía que estar estupenda», ya que el trabajo, era peluquera, lo tenía en la vivienda.

Y es que, señala, la sororidad es fundamental «es muy importante encontrarte con un grupo de mujeres. Ellas hablan de su relación y tú de la tuya. Comprendes que lo que te pasa no es normal; te dicen que lo tuyo no es un matrimonio. Que si te pega es que no te quiere, eso no es amor». Habla Mari Carmen de la dificultad que supone querer cambiar de vida cuando, además de los golpes, la autoestima está por los suelos «”¿Dónde vas a ir tú, vieja narizona? Si no vales para nada” era la frase más bonita que me decía».


«Recibí una paliza muy grande… Y ahí puse el punto final». Fue un 18 de julio por la tarde, cuando consiguió zafarse de su agresor «salí a la calle y con las chanclas puestas corrí al cuartel de la Guardia Civil que entonces estaba en la carretera de Pinilla». Como su maltratador la seguía paro un coche que la llevó al cuartelillo. Y ahí comenzó el principio del fin, «lo detuvieron, la patrulla recogió a mis hijos y a mí me llevaron al Hospital». Se celebró un juicio rápido, se dictó orden de alejamiento «y me pusieron protección «estoy muy agradecida a la Guardia Civil».

Le cuenta al periodista su periplo después de conseguir el divorcio, «no se me han caído los anillos por trabajar de lo que sea para que mis hijos puedan comer». Un largo camino en el que no han faltado las presiones o los insultos. El maltrato psicológico también está presente como violencia machista «hace mucho daño, pero siempre es más difícil de demostrar». Aunque, apunta Mari Carmen «el maltrato físico va siempre acompañado del psicológico y del económico».

Se muestra tajante ante las denuncias falsas «con lo que he sufrido, a mí personalmente me duele mucho esa circunstancia. Vamos a actuar desde la asociación contra las denuncias falsas. Es muy injusto que haya mujeres, aunque pocas, que utilicen el sufrimiento que de verdad hemos pasado por otros motivos». Colabora con “Sin miedos” un psicólogo «que ofrece herramientas a las víctimas para poder superar esas situaciones y empoderarse». También han hablado con abogados y abogadas para ofrecer charlas y asesorar a las víctimas de esta lacra.

Doce años y medio sufriendo maltrato

Nuestra interlocutora estuvo sufriendo doce años y medio maltrato y hace quince que está divorciada y asegura que, todavía, no ha recuperado completamente la autoestima ni ha dejado atrás ese infierno «es una cosa que te persigue siempre, y más cuando hay hijos por medio». Formarse en intervención de adicciones, apunta, la ha ayudado muchísimo «es psicología pura y dura y encontré herramientas para superar muchas cosas y empoderarme. Entonces estaba muy hundida y aquello fue un verdadero salvavidas. Estoy muy agradecida a Fundación Ceres y Toñi Valverde».

Asegura, desagradablemente sorprendida, que según le han transmitido las Fuerzas de Seguridad «las mujeres jóvenes vuelven a aguantar. Pensamos que las chicas están más empoderadas, pero me dicen que no es así, que se está volviendo a producir mucha violencia de género. Y las jóvenes aguantan, insisto». Tiene claro Mari Carmen Grande que «a la primera hay que cortar». En ese sentido, la asociación que preside va a ofrecer charlas, testimonios de victimas y también de familiares «para que si alguna se encuentra en una situación parecida se le encienda la lamparita y pueda ponerle fin». Y es que «siempre nos engañan, el proceso es el mismo. Después de un golpe viene un periodo de luna de miel, y le das una nueva oportunidad al maltratador, crees que a lo mejor ha cambiado. Por eso hay que oír a otras mujeres».

«Cuando te preguntan que de dónde vienes o con quien has estado, ya falla algo», sentencia Mari Carmen «no tenemos que dejar a nadie que nos quite nuestra dignidad como personas ni como mujeres. Que no nos robe nadie nuestra capacidad de decisión». Es mentira, afirma «que los celos sean una muestra de amor. Es un signo de desconfianza».

“Es fundamental aprender a valorarte y quererte”

Aconseja a las víctimas «que se paren a pensar el infierno en el que viven y que pongan en una balanza si les interesa mantener esa relación». Considera fundamental «empezar a valorarte y quererte. Si no te quieres tú, ¿cómo vas a querer a otra persona?». Y proclama «rompe las cadenas de la violencia, es muy importante no estar sola. Acude a nuestra asociación, lo que tú sola no puedes conseguir, entre todas lo logramos». Es muy importante conocer a otras víctimas, apunta, saber por lo que han pasado y como han logrado salir. Considera prioritario «que las víctimas tengan un trabajo para poder romper la situación de violencia y maltrato». La independencia económica es fundamental, y sobre todo cuando hay hijos «para no caer en la tentación de volver con tu maltratador por no poder sacar adelante a tus hijos». Apunta, en ese sentido, que la asociación imparte talleres de inserción laboral.


La asociación que preside «ha sido muy bien recibida. Hemos tenido una gran aceptación por parte de policía y Guardia Civil. Las autoridades también, el alcalde desde el primer momento que nos reunimos con él estuvo muy receptivo a nuestra asociación». Dado que tiene ámbito provincial, “Sin miedos” está en contacto con los centros de la mujer y ha tenido buena acogida.

Tiene claro Mari Carmen Grande que la violencia de género y el machismo que la provoca se acaban con educación «desde el hogar. El árbol se guía desde que se planta para que no se tuerza». Con respecto a la protección de las victimas y las medidas coercitivas contra los agresores «se ha avanzado mucho, hay un camino muy largo recorrido, pero se tiene que mejorar más. No pueden asesinar a una mujer que tiene orden de alejamiento».

«Aquí está “Sin miedos”, se ha hecho para vosotras, las mujeres víctimas de violencia de género y vuestras familias. Estamos en el correo at.sinmiedos@gmail.com y en el teléfono 602 078 473. Estamos a vuestra disposición las 24 horas del día. Rompe la cadena del maltrato, no estés sola», subraya Mari Carmen Grande para acabar la entrevista.

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