Narciso es una bella flor que según la mitología griega las ninfas encontraron en el lugar donde el joven Narciso murió, en el intento de coger su propia imagen reflejada en el agua, reflejo de si mismo que tanto adoraba y anhelaba. 

Narciso según el poeta Romano Publio Ovidio Nasón, rechazaba el interés de cualquier otra criatura de forma despectiva, como por ejemplo el de la joven ninfa Eco. Por esta razón la diosa de la venganza  “Nemesis”  condenó  al joven y vanidoso Narciso a enamorarse de su propia imagen reflejada en un estanque en medio del bosque. El mismo estanque en el cual Narciso se veneraba a si mismo seria el mismo escenario en el cual  morirá apenado y consumido  en un deseo hacia si mismo. 

A día de hoy el Narcisismo clínico o patológico es clasificado como un trastorno de la personalidad. De forma más detallada el trastorno narcisista se encuentra entre los trastornos de personalidad de grupo B, que se asocian a sujetos con arquetipo de pensamiento rígido, comportamiento dramático y con alta carga emocional. El “Narcisismo” comparte grupo (y no se trata de un grupo de la muerte de la Champions League), con los histriónicos, los trastornos limites de la personalidad y los antisociales.

Es justo y objetivo señalar que no todos los Narcisistas son disfuncionales o patológicos. El Narcisismo por su naturaleza fluida y sobre todo contextual es difícil de encuadrar dentro de un sistema rígido, categorial y excluyente como son los manuales de diagnóstico de trastornos mentales. 

No todas las personas que presentan una alta autoestima o una preocupación excesiva por su figura son narcisistas patológicos. No podemos definir como narcisistas todos los sujetos con alto sentido de “yo”, que se retroalimentan de sus logros y de su potencialidad. Entre los extremos de narcisista patológico a narcisista funcional hay un recorrido extenso. El Narcisismo es como una escala de grises. 

Se abusa mucho del termino de forma coloquial sin tener en cuenta que no todos los narcisistas son psicópatas. Freud diferenciaba entre un Narcisismo adaptativo o funcional y un narcisismo más perverso y disfuncional. El primero produce confianza en la misma persona y la empuja hacia conductas socialmente aceptables, mientras en la otra cara de la moneda se encuentra el disfuncional y desadaptativo, incapaz de reconocer sus propias carencias, limitaciones y errores teniendo como telón de fondo una total ausencia de empatía. 

El trastorno de la personalidad narcisista se define como un patrón de grandeza generalizado, ligado a una necesidad constante de reconocimiento y admiración. La falta de empatía es una de las piedras angulares sobre la cual se cimienta. Entre los criterios de inclusión para diagnosticar un trastorno narcisista (Según el DSM-V), que es el manual de diagnostico de los problemas mentales, se  encuentran: Presentar sentimientos  infundados de talento o  grandeza; estar absorto en fantasías de éxito, poder, así como de amor o belleza ideal. Creerse un ser único y especial, que pueda relacionarse solo con personas de estatus elevado. Un Narcisista necesita de la admiración incondicional de las personas a su alrededor, además suele aprovecharse y explotar con fines personales las relaciones interpersonales. Y para terminar es muy frecuente que los narcisistas se sientan como objeto de envidia. En líneas generales, los narcisistas patológicos son personas arrogantes y con un marcado sentido de superioridad. 

Cuidado con no confundir alta autoestima con narcisismo, no son la misma cosa.

La autoestima se entiende como una valoración emocional que una persona lleva a cabo sobre si misma, teniendo en cuenta una serie de factores. Una alta autoestima a veces puede llegar a ser hasta disfuncional y de forma errónea asociada a un proceso narcisista. En líneas generales, los narcisistas no presentas una adecuada regulación emocional y la relación con su autoestima suele ser más bien negativa. El narcisismo por si mismo presenta su propia idiosincrasia que se asocia a aquellos criterios de inclusión antes descritos.

La mayoría de los rasgos narcisistas no presentan conductas o pensamientos propiamente patológicos, yo los suelo definir (Narcisista 2.1), es decir, han evolucionado.  El estanque de la mitología griega en el cual el joven Narciso se reflejaba  se ha transformado en la pantalla de un móvil. 

El “narcisismo 2.1”  es un fenómeno que crece de forma exponencial, alimentado y sostenido gracias a la nueva cultura mediática, centrada en el “yo”. 

El fenómeno narcisista  ha encontrado en las Redes Sociales el caldo de cultivo adecuado para nutrir su necesidad de amor propio. El narcisista de nueva generación sufre mucho las criticas u opiniones negativas, debido a su inseguridad y fragilidad emocional de base. Busca constantemente los “likes” o aprobaciones con el fin de llenar su vacío emocional y su inseguridad de basal.

Los narcisistas  confunden la imagen reflejada en el móvil “estanque” como la imagen real, generando una elevada disonancia entre su realidad y la imagen ideal proyectada a una audiencia voluble y ficticia. El narcisismo asume rasgos patológicos cuando por medio de emociones secundarias o instrumentales quiere llamar la atención o manipular su audiencia. Allí se encuentra una de  las línea de demarcación entre un narcisismo funcional y otro disfuncional. El fin de un narcisista psicópata es poder controlar y  manipular su victima o audiencia y lo hacen por medio de emociones no primarias. 

No témenos que olvidar que el  Narcisista es en su interior una persona muy frágil muy débil, es como un castillo de naipes, como un gigante con pies de barro. Detrás de su presunta envergadura se esconde mucho dolor, frustración y complejos; las emociones básicas que dirigen su conducta suelen ser el miedo o la ira.