El tren de borrascas Jana, Konrad, Laurence y Martinho, que a lo largo del mes de marzo han azotado la península, han dejado más de veinte días ininterrumpidos de lluvia en muchos puntos de la provincia de Ciudad Real. Después de un período de preocupante sequía, los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que tiene 14 estaciones de observación en el territorio provincial, dicen que en este mes que hoy acaba ha llovido 24 días en Ciudad Real capital, 23 días en Abenójar, 22 en Valdepeñas, Puebla de Don Rodrigo y Fuencaliente (la estación que mayor volumen de lluvia ha registrado 235,4 litros/m2), 21 días en el Parque de Cabañeros, Almadén, Puertollano, Villanueva de la Fuente y Viso del Marqués, y 20 días en Tomelloso. Según la Aemet, ha llovido algo menos en Alcázar de San Juan y El Robledo, con 19 días de lluvia computados, y en Almagro, con 18.
En definitiva, muchos días de agua y en buena cantidad (en la mayoría de las estaciones se han superado con creces los 100 litros por metro cuadrado) que dejan una “lluvia bien caída”, muy beneficiosa para el campo, donde se espera una primavera “espectacular” para los distintos cultivos. Si las cosas no se tuercen, la sensación generalizada entre agricultores y ganaderos es muy positiva. Las lluvias de este mes han llegado en un momento oportuno para el desarrollo de las explotaciones, y su cantidad y distribución, al no haber sido torrenciales ni haber producido encharcamientos graves, se consideran una “bendición”.
Agricultura: La planta está fuerte
Justo Fernández, agricultor de la zona de Miguelturra, comenta que las últimas precipitaciones “han llegado en un momento propicio» tanto para el pistacho, como el almendro, la aceituna y la viña. El pistacho macho aún no ha empezado a polinizar, explica, por lo cual “todo lo que llueva le viene fenomenal”. Después sí que pide cielos despejados y que haga aire “para que el polen recorra lo máximo posible para fecundar a las hembras”. Con estas lluvias espera que la cosecha se mantenga en niveles idóneos, parecidos a la anterior.
En cuanto al olivo y la viña, coment, “esto [las lluvias] son reservas para que cuando la planta empiece a trabajar tenga suficiente fuerza para tirar hacia adelante”. Dice que nota que “la planta está fuerte” tanto en vid como en olivo, y augura “que si no vienen unas calores muy fuertes” la próxima cosecha de aceituna será también “medio regular”.
Respecto al almendro, “lo más delicado que hay”, a pesar de que el terreno presenta dificultades por la humedad, Fernández ha comenzado a tratarlo con boro y algas para prevenir futuras epidemias, y si la enfermedad llega que “afecte lo menos posible”. Con todo es positivo y opina que si la climatología sigue acompañando va a tener “una gran campaña de almendra”, sobre todo en lo que a cantidad se refiere, ya que las lluvias de este mes “no afectan a la calidad del grano” y aún es pronto para determinar este aspecto de la producción. Considera que el agua de este marzo que acaba puede hacer que la almendra “se recupere” y la producción “sea el doble de la pasada”.
Ganadería: Más hierba, mejor calidad de leche
Mateo García, de la Ganadería Fuentillejo en la Finca Galiana situada a escasos kilómetros de Ciudad Real capital, opina que las lluvias de las pasadas semanas “van a afectar bien a la actividad ganadera”. “Han llegado en buen momento y cantidad”. “Ideal”. “Habrá más hierba luego”. “Bien”, comenta. El agua caída va a favorecer que crezca el pasto, el ganado podrá salir a pastar y no habrá que comprar tantos forrajes y piensos, “lo que supondrá un ahorro”, ya que la alimentación del ganado es uno de los costes más importantes de la explotación, una finca extensiva de 2.000 ovejas que se crían para la obtención de leche destinada a la elaboración de queso.
Además, explica que cuando el ganado se alimenta de pastos naturales “influye en la mejor calidad de la leche”, por lo que está convencido de que “la temporada va a ser buena, saldrá una leche exquisita y se van a hacer unos quesos fantásticos”. Así de satisfecho se muestra con la situación provocada por el agua caída este mes, porque habrá “mejor queso y menos costes”. El único inconveniente que García le ve a la lluvia tan continuada es que el ganado tiene que estar más tiempo encerrado “esperando que no se moje y tenga confort”, y el barro que dificulta las labores de cuidado de los animales, pero “vamos, bienvenido”, señala.
A partir de ahora, a esperar que la hierba crezca con el sol “para aprovechar los pastos con rotación y racionalidad”. Y augura “una primavera espectacular”, que le recuerda la de hace un par de años con la que “nos ahorramos mucho en echar de comer y se ganó dinero”.

Buena situación para los cultivos herbáceos
Nuria Villanueva, del gabinete de dirección de los Servicios Técnicos de Cooperativas Agroalimentarias Castilla-La Mancha, experta en cultivos de cereal, trigo y cebada, comenta que el agua caída este mes, “progresiva”, “no torrencial”, le ha venido “de fábula” al campo, que está en “bastante buen estado”. Estas lluvias “han sido muy positivas para los cultivos herbáceos”, que se encuentran todos en situación “entre buena y excelente”, comenta. “La nascencia es adecuada en los terrenos donde se sembró temprano”, más de la mitad, según apunta, y en las zonas en las que “se han aportado los abonos de cobertera y se han realizado los tratamientos herbicidas, el campo tiene un aspecto estupendo”. Allí donde no ha dado tiempo a realizar estas labores “se harán y seguirá teniendo buen aspecto, porque hay buena retención de agua en el suelo”, asegura.
Sí que existe “cierta preocupación en la afectación de hongos, porque las lluvias han sido persistentes”. Pero insiste en que, ahora mismo, sólo es preocupación ya que “no hay una afectación importante”, “no hay mucha presión de hongos” y lo que hay que hacer es “estar vigilantes por si hay que dar algún tratamiento”. Aún así es prudente en cuanto al desarrollo futuro de la cosecha, ya que el cereal “siempre depende de los últimos calores de abril y mayo”, de que llueva en estas fechas, “para llenar el grano”, indica. “Que haya llovido es bueno para que haya más cantidad” y, en cuanto a la calidad, “se va a definir luego”, dependiendo de que “vuelva a llover un poco cuando debe, no asure y no hiele”.
Ahora mismo “el potencial es bueno”, dice, por lo que sería posible tanto una buena cosecha de trigo como de cebada en la provincia de Ciudad Real. Pero la técnico es muy clara a este respecto, la cosecha “es una combinación entre temperaturas y pluviometría, abonados y la aportación de los insumos necesarios”, esto es lo que la determina. De manera que “para que haya una buena cosecha, esto [las lluvias de este mes que acaba] suma. Es condición necesaria, pero no suficiente”, recalca. Y cuando habla de buena cosecha, en el contexto regional, se refiere por ejemplo a la de 2020, en la que se recogieron cinco millones de toneladas de cereal, según los datos de Cooperativas Agroalimentarias. El año pasado la producción en Castilla-La Mancha (incluida la de maíz) rozó los 3.8 millones de toneladas y resultó una cosecha “medio buena”.
Liberando estrés hídrico
Juan Miguel Requena, que cultiva olivar, almendro y cereal en el entorno de Villanueva de la Fuente, apunta que el agua caída este mes de marzo, “idónea”, “suave”, “bien caída”, “le está sentando estupendamente bien al campo”, sobre todo a los leñosos “que tenían una necesidad de agua apremiante” y “estaban sufriendo un estrés hídrico tremendo”. Por lo que, según comenta, “les ha venido dios a ver” con los más de 20 días de lluvia casi ininterrumpidos acumulados. Respecto al cereal, dice que “también muy bien”, aunque “en invierno tampoco tiene unas necesidades apremiantes” de agua.
“Las condiciones son óptimas” y de continuar de este modo, con algo de lluvia en los meses de abril y mayo, sin heladas tardías ni golpes de calor, sin “aires malos”, la cosecha de cereal podría llegar a ser lo “medio buena” que resultó el año pasado. Requena respalda de este modo las apreciaciones de la técnico de Cooperativas Agroalimentarias. Así que, por su parte, en general, “todo estupendo”, salvo porque “la tierra está muy cargada” y durante varias semanas no se ha podido entrar a las parcelas “a realizar los tratamientos que sí que necesita ya la siembra en esta época del año”. “Estamos expectantes y un poco nerviosos porque nos falta tiempo”, dice.
Otra de sus preocupaciones está relacionada con los cauces. “Tienes que hacer un alarde de imaginación para saber por dónde van de la maleza que tienen”. “Es que es inviable que corra el agua” y esto está provocando que se inunden los terrenos colindantes. Algo que, en su opinión, sucede “por la dejadez de funciones del Ministerio de la Transición Ecológica, o como se llame, y de la Confederación Hidrográfica”. Explica que no llevan a cabo la limpieza de los cauces, “por motivos medioambientales, por conservación de algunas especies que no conocen nada más que ellos”, afirma. “Aquí siempre se han limpiado los cauces y hemos convivido con esas especies que dicen que están en peligro de extinción, y lo único que están haciendo -sentencia- es causar cada vez más daño a los agricultores”, con medidas que dictan desde Madrid “algunos ecologistas, entre comillas, que no tienen ningún conocimiento del medio”.
Cauces obstruidos
De la misma opinión es Víctor Durán, agricultor de la comarca de Malagón, que cultiva vid, olivar y cereal. Durán califica de “muy positiva y adecuada” para los cultivos la lluvia caída este mes de marzo. Se “están recuperando los niveles fluviales, las escorrentías, incluso. Hay arroyos que hacía años que no corrían y están corriendo. Fenomenal”, concluye. También coincide con Requena en que parece que el agua caída está contribuyendo a superar “el estrés hídrico muy fuerte de años atrás, de sequía tras sequía” que las plantas han sufrido, aunque considera que aún es pronto para pronosticar qué puede ocurrir, “si les va a dar tiempo a recuperarse o no”.
Para este agricultor de Malagón, como para el de Villanueva de la Fuente, aunque “el agua siempre viene bien” y “tiene un impacto positivo” (lloviendo con la moderación que lo ha hecho este mes), hay cuestiones que enturbian la situación. Se refiere con ello a los encharcamientos que comenta Requena y que se han producido en las veredas de los cauces y en zonas bajas. “Estos encharcamientos pueden favorecer que surja algún tipo de enfermedad, hongo o plagas”, lo que podría llegar a producir la asfixia de la plantas y su muerte, señala. Para Durán el problema de esta situación, por otro lado puntual y sin demasiada afectación negativa por el momento, se encuentra, como también señala Requena, en que “los cauces están hechos una basura, llenos de maleza, de broza”, lo que hace que “el agua no corre por donde tiene que correr, encuentra obstáculos y rompe por donde puede”. Entonces, “se desborda y encharca parcelas y lo encharca todo”. Una solución “muy buena” para solventar esta problemática, añade, “sería limpiar los cauces o, por lo menos, que nos autoricen a limpiarlos nosotros, que no nos sancionen”. Pone aquí también el punto de mira en la Confederación Hidrográfica del Guadiana “que nos nos autoriza a limpiar nada”. “Tú limpias un cauce de una zanja que corre por tu parcela y te denuncian”, sentencia.
Lo que es nuestro
Aunque existe unanimidad en la bondad del agua caída y en el beneficio generalizado que supone para el campo, la lluvia de este mes de marzo ha traído también aparejada importantes quejas de parte del sector agrario, que ha visto el momento oportuno para reclamar, entre otras cosas, el cese de extracciones de los pozos de emergencia para encharcar Las Tablas de Daimiel y el trasvase de 20 hectómetros cúbicos al Parque Nacional para garantizar el riego futuro. “Que no es gran cosa, una pequeña ayuda hídrica en verano”, apunta Víctor Durán, que se queja de que “a los agricultores no nos dejan sacar agua para producir alimentos y sí sacan agua, sin ningún tipo de control y ningún tipo de caudalímetro para rellenar la superficie de humedal”. Por eso apuesta porque “nos devuelvan lo que es nuestro, porque es nuestro”, según afirma en relación a los recortes en las concesiones de regadío que se han realizado en momentos anteriores de grave sequía y que estima en torno al 20%. “Si ya no hay sequía, dice, estaría muy bien que nos devolvieran ese tanto por ciento que es nuestro”.
Gestionar la escasez
Desde la postura “más que conocida” de una organización conservacionista como es SEO/BirdLife advierten, en cambio, que “hay que tener en cuenta que en España, aunque ahora ha llovido mucho, tenemos un clima en el que lo que tenemos que gestionar es la escasez”. Asunción Ruiz, directora ejecutiva de la entidad de servicio público, señala que no hay que “envalentonarse” y que lo que se necesita es “acabar con el saqueo de agua”, porque sino -advierte- “nos quedaremos sin agua de boca”. Y para avalar este posicionamiento se remite a la legalidad. En concreto, a la Directiva Marco del Agua “que regula el uso que podemos hacer en cualquier país europeo” y que “dice que el agua es un bien público que debe atender en primera instancia al agua de boca, por supuesto, y a los espacios naturales que dependen de ella”. Ruiz subraya, además, que “no podemos poner contra las cuerdas al único suelo que está declarado de interés general, que son nuestros Parques Nacionales”.
Y, en cuanto a Las Tablas apunta que “no se pueden secar para regar los campos”, porque además, añade, “es una trampa al solitario, si no hay agua para el Parque, está clarísimo que nos estamos excediendo en los riegos”. A este respecto la directora ejecutiva de SEO/BirdLife recuerda que “el acuífero 23 está declarado como el que mayor déficit de agua tiene en este momento”. “Es un acuífero que está declarado sobreexplotado y no es algo inventado, -recalca-, sino una realidad tozuda e incómoda”.