Opinión

Semana Santa, el misterio de la Pasión Muerte y Resurrección de Cristo

Fermín Gassol Peco | Viernes, 18 de Abril del 2025
{{Imagen.Descripcion}}

Como cada año los cristianos celebramos la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.

Resulta admirable por otra parte el ambiente festivo que inunda nuestros pueblos y ciudades durante estos días. Toda gira en torno a él. Los mismos ayuntamientos se apresuran a realizar ofertas publicitarias utilizando expresiones religiosas para montar eslóganes turísticos. Todo, desde lo doméstico donde la tradición marca la elaboración de platos y multitud de dulces de temporada, torrijas inexcusables, hasta el talante religioso que muchas familias viven reflejadas en la pertenencia a hermandades y cofradías. Hasta aquí su aspecto socio cultural, no teniendo nada más que añadir al respecto por tratarse de algo extrínseco al Misterio celebrado. 

Pero centrémonos ahora en aquello que constituye la vida de ese Misterio, en las celebraciones litúrgicas de estos días tan especiales para cientos de miles de personas, tanto en nuestros templos con la lectura de la Pasión, Viacrucis, Santos Oficios como en las calles con multitud de procesiones que escenifican distintos momentos de esa Pasión.

Miles y miles de personas se involucran de una manera ilusionada y abnegada, muchos de ellos jóvenes, tanto en la preparación de los desfiles procesionales como en su participación y la logística que los hace posibles. Una verdadera hermosura contemplar tanto bullicio y tantas horas dedicadas a su culminación y a la ornamentación del “paso” donde él o la “titular” de la hermandad va portado a hombros de una manera sumamente artística, emotiva y bella, no exenta de sacrificio y por supuesto, devocional.

Sin embargo, llama poderosamente la atención que una gran mayoría de aquellos que llenan las calles desfilando como penitentes o debajo de los pasos no sigan participando de manera asidua durante el resto del año en las celebraciones eclesiales y menos en los Sacramentos que son quienes contienen la Presencia Viva del Señor. 

La pregunta surge fácil. ¿Que se celebra cuando oímos decir al capataz de un paso con un grito estruendoso… ¡al cielo con Ella! o ¡al cielo con Él! ¿Se trata de un sentimiento religioso sin identificación con un acto de Fe? En otras palabras, ¿Se trata simplemente de un sentimiento emocional profundo ante unas imágenes o estos “pasos procesionales” sirven para profundizar en nuestra vida de Fe y compromiso cristiano? 

Sé muy bien que la cuestión es delicada, pero la impresión que se puede transmitir es la de que para muchos  de los que participan en las procesiones, la Semana Santa queda limitada a una celebración en la que cada uno, solo Dios lo sabe, manifiesta su religiosidad, pero sin continuidad en las celebraciones comunitarias de la Fe y en los compromisos caritativos que la Iglesia tiene con los más necesitados. 

La ausencia en las celebraciones eclesiales comunitarias durante el resto del año y la exclusiva participación en los desfiles procesionales me lleva a la particular conclusión de que la Semana Santa se convierte para muchos en un cristianismo de temporada, en una semana, incluso para algunos en determinadas horas, comenzando con la salida del paso de su hermandad y acabando cuando se encierra en el guarda pasos o en la capilla de una iglesia o convento.

1373 usuarios han visto esta noticia
Comentarios

Debe Iniciar Sesión para comentar

{{userSocial.nombreUsuario}}
{{comentario.usuario.nombreUsuario}} - {{comentario.fechaAmigable}}

{{comentario.contenido}}

Eliminar Comentario

{{comentariohijo.usuario.nombreUsuario}} - {{comentariohijo.fechaAmigable}}

"{{comentariohijo.contenido}}"

Eliminar Comentario

En esta misma categoría...

Si no amaneciese

Domingo, 20 de Abril del 2025

Haga click para iniciar sesion con

facebook
Instagram
Google+
Twitter

Haga click para iniciar sesion con

facebook
Instagram
Google+
Twitter
  • {{obligatorio}}