fuimos el agua de la “venía”

que corrió por nuestros cantos rodados.

Somos de callo y  tajo,

de pincho en la feria,

de besana y arado

y de fiesta de letras.

Somos de lucha individual,

de políticos de broma,

miles de almas que gritan

rara avis, la plataforma.

Tenemos chimeneas de altura

con cigüeñas que tapan el humo.

Tenemos  nuestra seca arquitectura

Pablo Cota, Calatrava rural.

Tenemos un gran Cabañero,

un poeta pastor

Paquito en su fragua,

oscura, sin nardos.

Tenemos a Plinio y su casos

de meloneros y sabinas

para mirar vecindades

y reinados de Witiza.

Tenemos paisajes

de azules y ocres

y niños que juegan

con bolas de choque.

Tenemos cielos oscuros

de ruidos y coches,

el sobrino que pinta,

Cabañas, Tomelloso y Londres.

Tuvimos al Obrero

adelantado a su tiempo

cuyo objetivo primero

fue traer trenes del más allá

La prensa y dinero

y el cambio de mentalidad

de un arcaico labriego

de raíces y pan.

Tuvimos Cervantes y Principal,

Cines en blanco y negro,

okupas el dinero y el comercio,

adiós butacas y gallinero,

adiós al Serna y al Torres

doble sesión, X y de pistoleros.

Tenemos corrales pero no de comedias,

tenemos teatros que pinta Marcelo,

Tenemos a Carpem, recita Arcos

con voz sonora desde el séptimo cielo.

Tenemos nuestro Ámsterdam,

Barrio Rojo y de Canal,

las putas y el champi,

un desahogo artesanal.

Tenemos las cuevas de caldos y gotas

que ocultan mil vidas.

Tenemos terreras que sacan la tosca,

arena que sube de causas perdidas.

Tenemos las prensas que estrujan la uva,

tendremos sustento y comida

para cuatros estaciones y un día.

Tenemos lo que somos.

Somos lo que tenemos

tenemos motivos 

no para estar ufanos, debemos

sentirnos vivos.

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