Tomelloso

Vicente Morales: «La iglesia ha sido la columna vertebral de Tomelloso durante 450 años»

El responsable del Archivo Municipal explica el papel esencial de la parroquia de la Asunción, que celebra este martes su 450 aniversario, en el nacimiento y consolidación de la ciudad

Francisco Navarro | Martes, 22 de Abril del 2025
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La parroquia de la Asunción de Nuestra Señora de Tomelloso cumple este martes 450 años. Lo va a conmemorar con una eucaristía presidida por el obispo de Ciudad Real, Gerardo Melgar, a las 7 de la tarde. Pero —a pesar de la insistencia de que los tomelloseros no tenemos pasado— a la celebración la respalda una historia rica y reveladora. La Asunción ha sido testigo de la evolución de Tomelloso y también es uno de sus pilares fundacionales.

Así lo sostiene Vicente Morales Becerra, jefe del Archivo del Ayuntamiento y uno de los mayores estudiosos de la historia local. En esta entrevista, reflexiona sobre los orígenes de la parroquia, el peso de la religiosidad en la configuración del pueblo y el modo en que, desde sus primeros días, la iglesia se convirtió en columna vertebral de la vida tomellosera.

Cuatro siglos y medio de historia

El aniversario que se celebra este 22 de abril no es uno más para Vicente Morales, «es impresionante que una institución en Tomelloso haya permanecido durante cuatro siglos y medio». La fecha conmemora la independencia eclesiástica de Tomelloso respecto a Socuéllamos, un proceso que culminó en 1575 tras un largo y tenso litigio. El conflicto, explica Morales, surgió a raíz «de las desavenencias con el párroco de Socuéllamos, de quien dependíamos, que llegó a retirar los sacramentos a los vecinos tomelloseros. Fue la gota que colmó el vaso. Quienes vivían entonces aquí dijeron hasta aquí hemos llegado».

La disputa acabó elevándose primero ante el prior de Uclés y, más tarde, ante el Consejo de Órdenes Militares. No en vano, explica Morales, «Tomelloso pertenecía desde su origen a la Orden de Santiago, bajo la jurisdicción del priorato de Uclés», una especie de diócesis paralela a las convencionales. Por tanto, «toda licencia para levantar una iglesia o tener un teniente de cura se tramitaba a través de Uclés», recuerda el archivero.

Más allá del litigio, Morales sostiene una idea central, «sin la iglesia, Tomelloso difícilmente habría alcanzado categoría de población. La existencia de un templo propio, aunque modesto, fue uno de los elementos que consolidó el asentamiento. Fue un catalizador», afirma. La instalación de una pila bautismal —cedida por Argamasilla— y la presencia de un teniente de cura, permitieron celebrar bautizos, bodas y velaciones. «Todo ello contribuyó a demostrar ante los tribunales que Tomelloso no era una mera agrupación de labradores dispersos, sino un lugar habitado, con vida y estructura propia».

«Aquellos primeros vecinos no querían vivir ‘como moros sin rey’, como decían los testigos del pleito. Querían tener sus propios sacramentos, su identidad», señala Morales. Por eso, cuando en el juicio se apeló a la existencia de la iglesia, se hizo «con una fuerza tremenda».

Entre la fe y la necesidad

¿Fue solo una cuestión de fe? Vicente Morales cree que no, «era un poco de todo. En aquella época había mucha religiosidad, sí, pero también estaba el miedo a morir sin sacramentos o que un niño muriera sin ser bautizado. La Iglesia no solo satisfacía una necesidad espiritual, sino también legal, social y hasta estratégica».


Reconoce el historiador que la religiosidad de Tomelloso ha sido siempre particular «a finales del siglo XIX y principios del XX ya se decía que los tomelloseros no eran muy dados a ir a misa. Pero es que no tenían tiempo, estaban siempre trabajando en el campo. No obstante, cuando llegaban los momentos importantes de la vida —bautizos, matrimonios, entierros— la parroquia siempre estaba presente. Era, y es, algo nuestro».

El edificio crece con el pueblo

Desde que en 1541 se solicitó al prior de Uclés la primera licencia para construir una iglesia en Tomelloso, el templo ha pasado por varias transformaciones «se ha rehecho por completo varias veces, siempre en el mismo espacio», relata Morales. La primera capilla dio paso a otra mayor tras la independencia eclesiástica, y esta fue ampliada sucesivamente en los siglos XVII y XVIII conforme la población aumentaba. «Lo curioso es que quienes vienen de fuera se sorprenden de que sea una iglesia pequeña. Pero claro, esto nació como una aldea».

Algunas partes de la antigua capilla aún se conservan, como ciertos muros del siglo XVI, lo que convierte a la Iglesia de la Asunción en el edificio más antiguo de Tomelloso. Su apariencia modesta por fuera contrasta, según Morales, con su riqueza interior.

Simbiosis entre pueblo e Iglesia

A lo largo de la historia, «la iglesia no solo ha ofrecido consuelo espiritual, sino también apoyo material». Morales destaca el caso de María López de la Parra, «una mujer del siglo XVI que legó una parte importante de su patrimonio a la Iglesia. Circunstancia que permitió que tras su muerte, muchos tomelloseros obtuvieran solares, para poder edificar su vivienda, o terrenos de cultivo, con rentas muy bajas. Ya que esa donación fue administrada por el párroco de la época. Si el clérigo hubiera mirado solo por los intereses de la Iglesia, eso no habría pasado. Pero miró por los vecinos», resalta nuestro interlocutor.

Esa simbiosis se ha repetido una y otra vez. «Tras la quema de imágenes durante la guerra civil, familias tomelloseras pagaron de su bolsillo retablos e imágenes nuevas. Muchos lo hicieron de forma anónima. Porque la iglesia no es solo un edificio: es una institución profundamente imbricada en la vida de Tomelloso».

Una columna vertebral firme

La primera la advocación del templo fue a la Concepción de Nuestra Señora, aunque «el cambio llegó pronto. Hoy, la Asunción sigue siendo la gran referencia espiritual y simbólica del pueblo». Tomelloso ha tenido cofradías «desde el primer momento, con sus mayordomos y libros de cuentas. La primera fue la de Nuestra Señora de la Asunción, en 1565, y a continuación la de la Veracruz».

Vicente Morales tiene claro que «la parroquia de la Asunción es la columna vertebral de Tomelloso. Aunque no la veamos, la tenemos todos dentro. Y si algún día nos fallara, el pueblo entero se vendría abajo». Cuatrocientos cincuenta años después, la historia le da la razón.

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