¿Para
qué sirve leer?, se preguntan muchas personas. Y es una buena pregunta,
quizá porque no tiene una única respuesta. Leer no es una obligación,
no es una ley natural, ni siquiera es
una necesidad biológica como comer o dormir. Pero quien lee, conoce la
respuesta: leer nos cambia. Cambia la manera de mirar, de hablar, de
escuchar; cambia nuestras emociones, nuestra empatía, nuestras certezas.
Leer es algo invisible, pero deja huella. Se
nota quién lee y quién no.
¿Y
qué sentimos cuando vemos a alguien leyendo en el parque, en el metro,
en una cafetería o en la playa? Hay algo casi sagrado en esa imagen. Una
persona abstraída entre páginas se convierte
en una isla de calma y fuego a la vez. La neurociencia dice que
mientras leemos se activan múltiples regiones del cerebro: las del
lenguaje, la memoria, la imaginación, la emoción, la lógica...
Cualquier
intento de responder por qué leemos nos lleva siempre al mismo lugar, a
la imaginación. La lectura nos ayuda a imaginar y la imaginación no es
un lujo, es una herramienta esencial.
Leer agudiza la creatividad y ensancha el entendimiento. Las personas
lectoras tienen más recursos para afrontar la rutina y disfrutar de la
belleza. Porque conocen más mundo. Porque han vivido muchas vidas dentro
de la suya. Y porque la imaginación es también
la semilla de los descubrimientos, tanto humanísticos como científicos.
Sin imaginación no hay avances, ni preguntas, ni ideas nuevas.
Dicen
que leer es como viajar. Y es cierto. Pero no solo viajamos a otros
lugares, también viajamos al fondo de nosotros mismos. Leer nos permite
entender otras culturas, otras épocas,
otras sensibilidades. Nos hace empatizar con lo ajeno y comprender
mejor lo propio. Por eso, incluso quienes no leen, recuerdan personajes
que les marcaron en la niñez: una Caperucita, un Principito, o algún
monstruo literario.
Este
año, el escritor Pablo Albo nos deja una hermosa definición en el
Manifiesto del Día del Libro de Castilla-La Mancha: «Los libros son una
mirilla maravillosa». Porque asomarse a un
libro es espiar otras vidas ajenas, mirar por un hueco íntimo al mundo
de los otros, pero también al nuestro. Tal vez por eso hay quien dice
que no ha vivido una sola vida, sino muchas, y todas ellas comenzaron
abriendo una página.
Cualquier
razón para leer es una razón de peso. Y si hay muchas, es porque la
lectura es una de esas experiencias humanas inagotables, como amar o
soñar. Leer, además, es imprescindible
para educar y educarse.
En
este día del libro quiero felicitar y agradecer a todas las personas
que hacen posible que esta relación con la lectura no se pierda. Gracias
a quienes escriben, a quienes editan, a
quienes distribuyen los libros, a los libreros y libreras que nos
recomiendan con pasión, a los bibliotecarios y bibliotecarias que cuidan
los libros como quien cuida un tesoro común.
Gracias
también a las y los educadores que enseñan a leer con amor, a los
padres y madres que leen cuentos por las noches, a los hermanos y
hermanas que comparten libros heredados, a los
amigos y amigas que recomiendan lecturas como quien comparte un
secreto. Porque en realidad eso es un libro: un secreto entre quien lo
escribe y quien lo lee.
Y
por eso celebramos este día, el 23 de abril, como quien celebra una
forma de estar en el mundo. Porque leer no es solo una actividad, es un
modo de vivir más intensamente.
Feliz Día del Libro.
Emiliano García-Page Sánchez
Presidente de Castilla-La Mancha
{{comentario.contenido}}
"{{comentariohijo.contenido}}"
Viernes, 25 de Abril del 2025
Viernes, 25 de Abril del 2025