"Estos son unos juegos tradicionales de gran formato. Los hemos fabricado nosotros mismos, ya que somos carpinteros, para llevarlos a pueblos, ayuntamientos y fiestas", explica Jiménez. El objetivo, ha recordado, es claro: "que no se pierdan las tradiciones y que los chicos sepan que antes se jugaba con una bola, al aro, a los zancos y a cosas así".

El idilio de Mondema con el sábado de la romería se remonta a muchos años atrás, cuando Ángel Luis Cabañas impulsó su presencia en la jornada. Desde entonces, la propuesta de juegos artesanales no solo ha mantenido su hueco, sino que se ha consolidado como uno de los momentos más entrañables del día.

"Le gusta mucho a los niños, pero también a los padres y abuelos. Es muy bonito verles jugar juntos y explicar a los más jóvenes cómo se hacían las cosas antes", apunta Juan Carlos, que ha subrayado el carácter intergeneracional de una actividad que acerca el pasado lúdico a las nuevas generaciones de una manera viva y participativa.