II

Las de escasos paseos

en puntuales tiempos de pena,

paseos de cementerio y duelo

Y de los muertos nuestros

que se viven con suspiros,

con tragedia y desvelo.

Las bien “arreglás”, de domingo

colgada del brazo,

con la cabeza alta,

estos son los míos.

Y de bodas y bautizos

con vestido de modista

collar y anillo casadero.

III

La de espuerta y vendimia,

pantalón que cubre decencia

y saya de respeto

al hecho de ser hembra.

Entre caldos, fuego y racimos

gana el sustento

que ha de estirar

en el año venidero.

IV

Familia de Cucos que no cantan,

atan escobas de cabezuela

que barren el olor a mosto,

la de cerrillos que recogen

los secretos de alcoba

y la de lino

los murmullos de la calle,

barren en redondo

polvo, rumor y miseria

V

Mujer de corte y confección

de culo aplanado

y vista que se avieja

en cada puntada,

en cada hilada del tiempo.

Granjas textiles

alineadas tras la máquina

ruido, solo ruido

y acaso un amor encontrado.

VI

La dueña de tierra de tapiales,

la terrera de maroma y espuerta

que saca la dura tosca,

la de los duros brazos

y la mirada negra.

VII

la puta de canal

de palabra larga y falda corta.

La pía de iglesia

de genuflexión y escapulario

de misa diaria

y a la tarde, el rosario.

La rosa maestra de dulce palabra,

la del puño en alto, la de la pintada,

la flor de estudio, rata de biblioteca,

la primera dama, primera alcaldesa.

Las que trabajan, corren y alternan.

Las pacientes del parque infantil,

madres de todo, abuelas

de tinte y cardado

las nuestras, las tomelloseras.