Había un sol de invierno, cuando hace más de cuarenta años, entré en una farmacia de la población de Tomelloso. La figura del auxiliar que me atendió, era de un semblante de estoico de la antigüedad…; “chispeando” preocupaciones, con esquiva mirada, contrayendo el rostro, de vez en cuando. Los tonos e intensidad el sonido de su voz, señalaban una gran profesionalidad y veteranía, como perteneciente a una guardia de “jinetes” cansados, pero extraordinarios y abnegados. Aquel hombre de virtudes ocultas y secretos no olvidados, mientras atendía al público, hacia balance de los propósitos idos…, con una extrañeza muy cercana. Aquel hombre era José Martínez Crespo, el que un día, como volando con sus retraimientos y cansancios…; un tanto “atraído” por los “vestidos” naturales del entorno de Ruidera, de aquel entonces, se avecindó en el lugar. Meditaba José, bajo la certeza de sus años y en sus nostalgias captaba la realidad del entorno, “leyendo”, a la vez, pulsiones de misteriosos trasfondos y también los más etéreos y hondos rasgos de la naturaleza…
Se interesó por nuestros “pajizos tonos”, torpes ejercicios, molestas y equivocadas peticiones para las sumas dinerarias diarias… Nos dedicó “Retrato de un Pensador”, en verso y en otro de sus sentimientos de “continuidad vital”, exaltó la belleza y “soledad” de una amapola “solitaria”, que nacía, vivía y moría con pensamiento…
Hoy, con la diferencia del tiempo y del espacio; pero en la mecánica de la construcción de los mundos…, nos hemos encontrado con la amapola solitaria, “en ese triste lugar…”, al doblar nuestra mirada hacia otras “regiones” de los mundos de ese ser que “sosiega” en la “alcoba” del camposanto.
Las sombras se apartan…, y en los encarnados pétalos de la amapola, nace, hoy, aquel día en el que José Martínez Crespo, con palabras de una sensibilidad rebosada, alcanzó otras “orillas” de la conciencia… IN MEMORIAM.
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Miércoles, 21 de Mayo del 2025
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