Opinión

De suelos, surcos y arados

La Voz | Sábado, 24 de Mayo del 2025
{{Imagen.Descripcion}}



Y después cuando dejemos el arado y regresemos al hogar del que partimos solos quedarán los surcos preparados para que otros mañana o quizá nunca recojan lo sembrado y lo que fuimos.

El suelo, ese testigo y a veces sufridor sólido y callado de nuestras pisadas y andanzas más o menos afortunadas. Piel terrenal que permanece omnipresente, que nos sigue a todas partes por lejos y deprisa que vayamos, por mucho que subamos o bajemos, por oscuros que sean los caminos, por altas que nos parezcan las montañas o profundos nos parezcan los abismos.

Hombre y suelo, seres pegados, abrazados, enlutados, fecundados, unidos desde Adán por genética y raíces, por sueños y sombras, por entereza y tierra firme, por generosidad y frutos abundantes, por la realidad y el horizonte; sudor y barro, origen y final de la existencia.

Es el suelo el que da entereza al ser humano y es éste quien da sentido al suelo, es la tierra la que ennoblece al hombre y es el hombre quien la hace fructífera. Perdona y suelo, tierra y carne en ancestral alianza de color inmaculado que huelen a vendimia, a siega, pan de trigo y de cultura, a aromas de aire y libertad.

El suelo como punto de partida y meta común de todos los mortales en esa etapa contra el reloj que marca nuestras vidas y en las que cada cual se eleva cuanto puede, pero al que a la postre todos acudimos para descansar del largo día de afanes y esperanzas como lecho generoso donde podamos volver a ser felices.

Diariamente utilizado por hombres y mujeres sin medida desde que el Adán y Eva pisaron la tierra, es el límite de todas las realidades y los sueños, el cielo que tocamos, inmediato y cotidiano. Como decía Machado,” nunca perdáis contacto con el suelo para tener una idea aproximada de vuestra estatura”.

Nada mejor que el suelo como medidor común y universal de nuestras dimensiones personales; todos a la misma altura sin falsos púlpitos, estrados ni escenarios, pero cada cual también exponiendo ante los demás la suya propia. 

Porque al fin y a la postre son los demás quienes nos miden y saben de nuestra verdadera y auténtica estatura. 

156 usuarios han visto esta noticia
Comentarios

Debe Iniciar Sesión para comentar

{{userSocial.nombreUsuario}}
{{comentario.usuario.nombreUsuario}} - {{comentario.fechaAmigable}}

{{comentario.contenido}}

Eliminar Comentario

{{comentariohijo.usuario.nombreUsuario}} - {{comentariohijo.fechaAmigable}}

"{{comentariohijo.contenido}}"

Eliminar Comentario

En esta misma categoría...

Consejo

Sábado, 24 de Mayo del 2025

Haga click para iniciar sesion con

facebook
Instagram
Google+
Twitter

Haga click para iniciar sesion con

facebook
Instagram
Google+
Twitter
  • {{obligatorio}}