de muy extraña manera

aunque luego, tan siquiera,

parece haberte dolido

tal vez mi comportamiento,

la situación existente,

esa tristeza latente

nacida del sufrimiento,

y que entre ambos surgió

sin que ninguno quisiera,

pero no fui la primera

que tan mal se comportó.

Poder sé que habría podido

rogar tu condescendencia,

y tener benevolencia

soportando lo ocurrido,

que en realidad no fue tanto,

ni tuvo tanta importancia,

fue una escasa relevancia

lo que provocó aquel llanto.

Ninguno de ambos obramos

con pensada maletía,

ni que ello originaría

la situación en que estamos.

Lo hicimos, mejor lo hice,

de una manera inocente

y así el juicio de la gente,

que para nada maldice

de mis hechuras la forma.

Con un juicio sosegado

no le das tú el aprobado:

quizás no seguí la norma,

mas mi intención no fue mala,

ni quise darte molestia.

Hoy te digo con modestia

que mi alma se descabala.