Page defendió la necesidad de aprobar los Presupuestos Generales, al considerar que “son absolutamente determinantes para cualquier administración” y recordó que la Constitución obliga a presentarlos. Además, advirtió de que “de poder continuar, tiene que ser sin la esclavitud de los socios independentistas”, a quienes definió como “absolutamente indeseables”, denunciando que “buscan romper el país y la igualdad de oportunidades”.

En un análisis más amplio del panorama político, el presidente castellano-manchego lamentó el “bajonazo moral” que los casos de corrupción han provocado en el PSOE y en la sociedad española, y calificó de “muy límite” el ambiente en Madrid: “Terminan gobernando los que no dejan gobernar”.