Alberto Labad aclara de inicio que nada tiene que ver, ni tiene lazo de parentesco alguno con otro Alberto Labad que también es pintor. Nuestro protagonista está casado con Ana, la hija del que fuera alcalde de Tomelloso, Javier Lozano, y en consecuencia, mantiene algunos hilos de conexión con la ciudad.    Pinturas y collages mezclan bien en una exposición de un artista que es director de arte en una agencia de publicidad. “Aquí muestro el trabajo de los últimos cuatro o cinco años, exceptuando alguno que puede ser más antiguo, pero casi todo es obra reciente”.

Labab enseña unos trabajos en acrílico “una técnica más cómoda en mis actuales circunstancias, porque cuando tienes hijos dispones de menos tiempo. De ahí que me decantara por obras que pudiera concluir con más rapidez. Y luego traigo los collages, técnica que me fascinó desde muy pequeño. Hice primero una baraja completa, luego me compré una mayor y la completé otra vez y le cogí el gusto para acabar confeccionado obras mayores”.

El artista alterna collages y pintura “que tienen lenguajes y registros diferentes. Si me canso del acrílico, descanso con el collage y viceversa. El collage me atrae porque es un poco loco, un juego muy divertido en el que no se tarda mucho en llegar al final. En cambio, el acrílico es algo más pausado”.

Aunque huye de cualquier tipo de encasillamiento en cuanto a corrientes o estilos, Labad reconoce que hay algo de pop, comic y diseño en su obra. “A la postre, soy diseñador gráfico de profesión e inevitablemente se acaba reflejando en sus cuadros. En realidad, hay diversos ingredientes que voy mezclando”.

Cuando le preguntamos si los tiempos convulsos que vivimos afectan a la capacidad creativa del artista, Alberto Labad deja claro que “yo no soy de estos artistas que con su obra denuncian cosas, artistas que merecen todo mi respeto porque son muy necesarios. Yo hago cosas divertidas, frescas porque también hace falta un poco de buen humor y cierta capacidad de abstraernos de esa realidad, a veces complicada, que nos rodea”.

Valora el dinamismo cultural de Tomelloso, especialmente la tradición de grandes pintores. “Exponer aquí es un reto, porque el arte aquí es elevado y detrás de esos grandes siguen surgiendo generaciones de buenos artistas. Espero que guste lo que he traído”. También elogia la decidida apuesta por la cultura de locales como Beat Wines “una simbiosis entre ocio y cultura siempre es muy interesante, porque las dos partes, la hostelera y la artística,  nos beneficiamos recíprocamente y también gana el público que puede disfrutar de varias cosas a la vez”.

Por el horizonte más próximo no asoman proyectos concretos para Alberto. “Soy hormiguita de taller y quiero seguir pintando. Cuando surja la oportunidad de otra exposición la haré porque, al fin y al cabo, el sentido del arte es compartirlo con los demás”, concluye.