aires de jazz, tertulias de colegas

Luis, escucha y atiende

Álvaro, tras el espejo y el cigarro

sonríe a los tiempos de esperanza.

De aquellas copas, un café

dos tercios fresquitos

y un güisqui JB,

pasea cual modelo

con la bandeja y algo de comer

la sonrisa perfecta

y la precisa palabra de Javier.

Junto al ventanal, velan los sueños,

canción de cuna de Ella y Louis.

un tenue rayo de sol

me despierta un día de abril,

suena “Dream a litte of me”

recojo tu mano en un momento feliz.

Tras la puerta mesa para dos,

 suenan caricias de Diana Kralle

fluye “The look of love”

es una mirada infinita 

es la mirada del amor,

en el mismo espacio, el mismo rincón

donde Malevaje cantó “Margot”.

Juego de parejas cruzadas,

chasquidos contra el mármol,

doblo cuadro y cierro

al ritmo de la trompeta y el saxo

domino el juego del latido.

En el rincón de las palabras

sobre el papel pautado

juegan locas la letras

a ritmo de swing

escribe versos la joven poeta

porque todo es ritmo

en las temblorosas manos de Nina

en el vacilante trazo de la rapsoda

entre notas y palabras inciertas.

En notas violetas vuelan los versos

mientras Emilia teje un encaje roto,

siluetas que pintan las voces

contra almas negras de mutilado deseo

junto a sensibles sueños para el diferente

en un mundo de ánimas de un “petit Prince”.

Miles lanza su metálico lamento

se diluye la vociferante fiesta del cóctel,

la música deshace el nudo gordiano

de risas, abrazos y encuentros.

Se difumina la luz,

ya no suena el ambiente,

queda el último chirrido

Javier, echa el cierre.