Sin querer inventar nada, Trillo planteó un duelo que pasó por la solidez entre sus líneas, sabiendo de su capacidad para hacer daño a la contra y a balón parado.

El duelo comenzó con susto para los locales que encajaban un tanto a balón parado que fue anulado por fuera de juego. A partir de ahí, empezó a tocar el Socuéllamos, regresando al guion inicial con el que se había planteado este choque. Precisamente, a balón parado, cuando corría el minuto 7, pudo adelantarse el equipo socuellamino, en un córner que se fue cerrando y que acabó sin encontrar rematador en el segundo palo, cuando sólo quedaba la portería para cantar el gol.

En el minuto 16, el Socuéllamos reclamaba un penalti clarísimo, por empujón dentro del área sobre Verdú que el colegiado obvió, viendo lo que el resto del campo no pudo siquiera intuir y por tanto, comprender. El delantero, ganando la espalda a su marca, se plantaba sólo ante el portero, cuando un brazo se extendió para tocar su espalda y derribarlo con el beneplácito del trencilla.

Estuvo insistente el equipo local que se apoderó de un medio del campo en el que el cuadro madrileño dejó muchos espacios entre sus hombres. En esta zona encontró su zona de operaciones el equipo local que sin embargo, no pudo aprovecharlo para aproximarse con peligro sobre el área rival.

Así, el duelo estaba condenado a marcharse con empate a nada al vestuario, aunque justo antes de embocar la bocana a las casetas, tuvo la última el Socuéllamos al que sólo consiguió parar el meta madrileño.

Segunda parte sin ritmo en el Paquito Giménez

La segunda parte dejó clara que la estrategia de los equipos era mantener activo el guion que habían mostrado durante los primeros 45 minutos de juego. Lo que también quedó claro en la reanudación es que iban a producirse continuas interrupciones que iba a llevar el partido a resolverse en los pequeños detalles.

Los saques de banda en uno y otro lado del terreno de juego, fueron los grandes protagonistas. Quizá tuvo mayor presencia el Colonia Moscardó en líneas ofensivas, pero Bernabé, se puede decir que vivió plácido hasta el tramo final del duelo.

A falta de diez minutos para la conclusión, la sensación es que podía ocurrir cualquier cosa en el Paquito Giménez. Siguieron los bombardeos en los saques laterales en un partido que bien sirvió para entrenar esta faceta de la cantidad de las veces que lo intentaron los contendientes.

Con más corazón que cabeza, Socuéllamos y Colonia Moscardó fueron agotando los minutos. En ese tramo final, acabó encontrando premio el equipo madrileño, en una buena jugada por el costado que acabó rematando Siverio en el primer palo, libre de marca, enmudeciendo a todo el estadio.

Hasta el final luchó el equipo de Jacinto Trillo, que no se explicaba cómo se iban a esfumar los tres primeros puntos disputados como local esta temporada. En esa búsqueda del empate, acabó concediendo el 0-2 en una buena contra de los de Poves, que Segovia remachaba desde el punto de penalti, haciendo imposible el rescate de nada.

Pecó el Yugo Socuéllamos la novatada y en dos pequeños detalles se les esfumó un partido que tuvo controlado durante 89 minutos. Toca aprender rápida y adaptarse a una categoría tan exigente como la Segunda RFEF.