Antonio Ortiz Mayorga y
Anselmo Ponce dan los últimos retoques a la gran exposición que van a inaugurar
al alimón este viernes. Colocan cartelas, revisan la colocación de los cuadros,
mueven las luces… Se nota que están contentos con la muestra —como luego nos
confirmarán en la entrevista—; dedican al periodista un rato en medio del
ajetreo, los nervios y algún que otro espectador adelantado que les da la
enhorabuena. Mayorga y Ponce, o Ponce y Mayorga, son dos artistas que no
escatiman en el color ni en su amor a lo que hacen.
La cita que reúne casi un
centenar de obras en las dos salas del espacio expositivo. El color
—insistimos— es protagonista en una muestra donde conviven los paisajes urbanos
detallistas de Ponce con las postales rurales y bodegones de Mayorga. A pocas
horas de colgar el cartel de apertura, los dos artistas conversan sobre el
sentido de esta unión, sus estilos y la expectación con la que esperan al
público.
—¿Cómo surge esta
exposición conjunta?
Anselmo Ponce: Fue
algo muy sencillo. Yo tenía ya reservada la fecha de la Posada y, como son dos
salas, pensé que era demasiado espacio para llenarlo en solitario. Entonces
coincidimos y lo hablamos. Nos pareció lógico unir fuerzas: él trae su mundo y
yo el mío, y al final los dos nos beneficiamos. Lo bonito es que se crea una
especie de simbiosis: quien venga buscando a Antonio descubrirá también mi
pintura y al revés. Y así, en lugar de dividir al público, lo compartimos. A mí
me parece que la pintura, además de una expresión personal, es también una
forma de encuentro, y esto es un buen ejemplo de ello.
Antonio Ortiz Mayorga:
Yo lo viví igual. Lo comentamos un día y enseguida vimos que podía funcionar.
Otros compañeros ya habían hecho exposiciones colectivas en este mismo espacio
y nos pareció que tenía sentido. Nos conocemos desde hace años, compartimos el
gusto por el realismo, aunque cada uno tenga su mirada, y creo que esa
diferencia enriquece. Al final lo que presentamos aquí no es solo pintura, es
también amistad y complicidad artística.
—¿Qué va a encontrar
el visitante?
Ponce: Sobre todo
paisajes urbanos, que es lo que más me atrae. Me gusta detenerme en una calle,
en un rincón de pueblo, en la luz de una fachada. Yo nunca considero mis
cuadros terminados del todo: los reviso, los retoco, los actualizo. Lo que hoy
me parecía acabado, mañana me pide un cambio. Eso hace que mis obras estén
vivas, en constante evolución. Quien me conozca verá que sigo en esa línea de
realismo detallista, con mucho color, porque creo que el color es el que da
carácter y vida al cuadro.
Mayorga: En mi
caso, hay paisajes rurales, algunos rincones de Tomelloso y de otros lugares,
bodegones… Quería que el público viera también cuadros que han estado en
certámenes, porque muchas veces viajan, pero no llegan a colgarse o no se ven
en el pueblo. En cuanto a la técnica, trabajo tanto con óleo como con acrílico.
Y aunque puedan parecer muy distintos, si se trabajan con cuidado casi no hay
diferencia: un acrílico puede tener la profundidad y el acabado de un óleo. En
definitiva, lo que quiero es que el visitante vea variedad, pero siempre dentro
de una misma idea: la de cuidar la limpieza del trazo, la claridad del color y
la serenidad de la composición.
—¿Cómo definirían su
estilo?
Ponce: Yo diría
que hago un realismo personal, con influencias de artistas que he admirado
siempre, como Antonio López García, pero también fijándome en pintores de aquí
del pueblo. Soy autodidacta, nunca tuve una formación académica. Aprendí
observando, copiando, equivocándome y volviendo a intentarlo. Y quizá por eso
soy tan minucioso: necesito que todo encaje, que cada ventana, cada tejado,
cada sombra esté detallada. A veces pienso que es un defecto porque me obliga a
invertir mucho tiempo en cada cuadro, pero al final es mi manera de entender la
pintura.
Mayorga: Mi estilo
también es figurativo y meticuloso. Siempre me acuerdo de una lección de López
Torres, cuando hablaba de la paleta limpia y de cómo eso se reflejaba en la
pintura. A mí me marcó y trato de aplicarlo, mis obras tienen que respirar
claridad, no pueden estar cargados ni enturbiados. Es un trabajo de muchas
horas, aunque a simple vista pueda parecer sencillo. Me gusta que el espectador
se acerque y descubra que hay capas, matices, pinceladas muy finas que construyen
ese aparente equilibrio.
—¿Qué les une y qué les
diferencia?
Ponce: Nos une el
realismo, aunque cada uno lo enfoque desde un sitio distinto. Yo me fijo en lo
urbano, en lo cotidiano de la ciudad o del pueblo, y Antonio se acerca más al
campo, a los paisajes rurales. Los dos somos detallistas, pero el punto de
vista cambia. Yo busco la vida en las calles, él busca la calma en la
naturaleza.
Mayorga: Estoy de
acuerdo. Lo que nos une es el amor por la pintura realista, por representar lo
que tenemos alrededor sin artificios. Pero también nos diferencia la manera de
hacerlo. Yo soy más sobrio, más limpio, más pausado. Anselmo es más colorista,
más exuberante en su manera de trabajar el detalle. Y en esa diferencia está la
riqueza de esta exposición: no es una suma, es un contraste.
—¿Qué esperan de esta
cita?
Ponce: Para mí ya
es un logro haber llenado las dos salas con nuestras obras. Ahora falta ver
cómo responde la gente. Siempre es emocionante ver cómo el público interpreta
tu trabajo, qué comentarios hace, qué sensaciones se lleva. Espero que quienes
entren a la Posada encuentren un poco de belleza, un poco de verdad y, sobre
todo, que disfruten de la pintura, que al fin y al cabo es lo que nos mueve.
Mayorga: Yo tenía
muchas ganas de enseñar estos cuadros, algunos llevan tiempo esperando el
momento. Y hacerlo con Anselmo me ha dado el empujón definitivo. Estoy
satisfecho con el resultado, y ahora me queda la ilusión de ver cómo lo recibe
la gente. Las exposiciones siempre son un punto de encuentro, una oportunidad
de hablar de arte, de compartir. Ojalá la muestra tenga buena acogida, porque
detrás de cada obra hay muchas horas, mucha paciencia y, sobre todo, mucho
cariño por lo que hacemos.
La muestra permanecerá abierta hasta el 12 de octubre en la Posada de los Portales. Y quién sabe: si el público se manifiesta, como bromean los artistas, quizá haya prórroga.
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Martes, 30 de Septiembre del 2025
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