Opinión

El grito del campo de Montiel: cuando la tierra pide justicia

Julián Díaz-Cano Prieto | Martes, 21 de Octubre del 2025
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Por Julián Díaz-Cano Prieto (Concejal de agricultura y ganadería del Ayto. de La Solana

En el corazón del Campo de Montiel, donde la historia y la tierra se confunden, la agricultura agoniza entre el silencio político y la indiferencia social. Mientras los pueblos se vacían y las cosechas se secan, los agricultores —verdaderos guardianes del territorio— siguen trabajando con la misma dignidad que quienes fundaron esta tierra. Pero su paciencia tiene un límite: el campo está pidiendo justicia.

El relevo generacional: una promesa que no llega

El futuro del campo se marchita con sus mayores. En la provincia de Ciudad Real, más del 60% de los municipios han perdido población en los últimos veinte años (INE, 2024). La edad media de los agricultores supera ya los 55 años (MAPA, Informe sobre Estructura Agraria 2023), y apenas un 6% de los titulares de explotaciones agrarias son menores de 35 años (Fundación Cajamar, El Futuro del Mundo Rural, 2022).

Las políticas públicas, lejos de frenar esta sangría, parecen diseñadas para poner trabas. Las ayudas europeas para jóvenes agricultores llegan con burocracia excesiva, las becas formativas se diluyen entre trámites, y el acceso a la tierra o al crédito sigue siendo una odisea. Las instituciones no pueden seguir mirando hacia otro lado mientras la savia nueva del campo se ve obligada a marcharse.

“El campo no pide limosnas, pide respeto y justicia”, recuerda Manuel Pimentel en La venganza del campo (2023).

El agua: un recurso en disputa

En una región donde la lluvia se ha vuelto un lujo, el agua se ha convertido en el nuevo oro. El Plan Hidrológico del Guadiana (2022–2027) clasifica al Campo de Montiel como “zona de especial estrés hídrico”. Los acuíferos están al límite y las restricciones se han vuelto una rutina que amenaza la viabilidad de cultivos esenciales como la vid, el olivar o los cereales.

Según el Instituto Geológico y Minero de España (IGME, 2023), la recarga natural de los acuíferos manchegos ha caído un 30% en la última década. Sin embargo, las ayudas a la modernización de regadíos llegan tarde o nunca, y muchas veces benefician más a grandes explotaciones que al pequeño agricultor.

El resultado: desesperanza. Sin agua no hay producción, y sin producción no hay vida rural.

Las instituciones: el peso del abandono

Las promesas institucionales son muchas; los hechos, pocos. La Comisión Europea advirtió en 2023 que España podría perder hasta un 30% de sus explotaciones familiares en la próxima década si no se adoptan medidas urgentes. Pese a ello, los agricultores del Campo de Montiel siguen esperando respuestas concretas.

Los planes de desarrollo rural y las ayudas de la PAC se anuncian con titulares rimbombantes, pero en el terreno real apenas se traducen en mejoras. Los agricultores necesitan infraestructura, fiscalidad justa, conectividad digital, vivienda y conciliación, no más discursos.

El sociólogo Eduardo Moyano Estrada (CSIC) lo resume sin rodeos:

“No hay política agraria sin política territorial. Y el territorio rural se ha convertido en un espacio de olvido institucional.”

Más que economía: una cuestión de identidad

La agricultura no es solo un sector productivo; es una forma de vida, una cultura y un patrimonio. Sin agricultores, no hay alimentos; sin alimentos, no hay sociedad. Pero esta verdad elemental parece haber sido olvidada por quienes legislan desde los despachos urbanos.

En Francia o Italia, el agricultor es símbolo de orgullo nacional; en España, muchas veces es retratado como un vestigio del pasado. Es hora de cambiar esa narrativa. La agricultura es soberanía alimentaria, equilibrio ecológico y justicia social.

Conclusión: el futuro se siembra con acción, no con discursos

El Campo de Montiel no puede esperar más.
Necesita una política hídrica sostenible, una fiscalidad agraria equitativa, programas reales para jóvenes agricultores y una defensa cultural del trabajo rural.

Los agricultores no piden privilegios; piden condiciones dignas para seguir produciendo lo que sostiene a todo un país. Y tienen derecho a ser escuchados.

Como escribió Miguel Delibes en El disputado voto del señor Cayo:

“El problema no es que el campo se muera, sino que lo están dejando morir.”

Si el poder político no actúa, el futuro rural será una sombra en los mapas.
Porque sin agricultores no hay campo, sin campo no hay vida.

Fuentes consultadas:

  • Instituto Nacional de Estadística (INE), Datos demográficos municipales 2024.
  • Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), Informe sobre la Estructura Agraria Española 2023.
  • Fundación Cajamar, El Futuro del Mundo Rural en España, 2022.
  • Pimentel Siles, Manuel. La venganza del campo. Editorial Almuzara, 2023.
  • Instituto Geológico y Minero de España (IGME), Recursos hídricos del Alto Guadiana, 2023.
  • Comisión Europea, Perspectivas del sector agrícola en la UE, 2023.
  • Moyano Estrada, Eduardo. “Política agraria y territorio rural en España.” Revista de Estudios Rurales, CSIC, 2021.

 

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