Tengo siempre en la memoria,
cual si estuviese grabado,
una muy bonita historia
en que me vi enamorado
de una estilosa mocita
que relucía de bonita,
o a mí me lo parecía,
y siempre que la veía
me escuchaba, sin protestas,
decirle cosas como estas:
-Pues si tienes veinte
abriles
ve a tus amigas y diles
que no hay cuerpo como el
tuyo,
y si a cada uno lo suyo,
será para mí un martirio,
si en prueba de tu grandeza,
tu bondad y tu belleza,
no te regalase un lirio.
No creas que esto que digo
es tan sólo un galanteo;
para mi sería muy feo
no ser sincero contigo.
Que cuando te conocí
quedé prendado de ti,
debiste hacerme un hechizo,
pues me dejaste enfermizo
prendado de tu cariño,
y te quise igual que un niño
se enamora de algún hada
y luego, cuando en la
almohada,
quiere conciliar el sueño,
sabe bien quién es su dueño:
el amor que ya ha entregado,
que le tiene enajenado
aspirando a un compromiso
que le lleve al paraíso
y allí le dé alojamiento.
Para él no será un cuento
sino una verdad sincera.
¡Tener ese amor quisiera!
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Domingo, 16 de Noviembre del 2025
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