El 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la
Violencia contra la Mujer, no es una fecha más en nuestro calendario. Es un día
en el que reflexionamos de forma sentida y responsable, sobre el dolor profundo
que sienten tantas familias por quienes han perdido la vida de una manera cruel
y miserable, por aquellas personas que sufren maltrato. Es el dolor de familias rotas, que asisten
incrédulos a la tragedia que les asola, buscando, al menos, parar la siguiente
muerte.
La violencia de género es el fracaso más rotundo de nuestra
sociedad. Es una sombra cruel que se cierne sobre la igualdad y la dignidad
humana. En cada nombre recordado, en cada minuto de silencio que guardamos, hay
una vida destrozada, un proyecto truncado y un dolor que se extiende como un
eco por familias, amigos y, sí, por todo nuestro pueblo. Y quiero que sepan que
su dolor es también nuestro dolor.
Como alcalde de Tomelloso nuestro mensaje es claro y sin fisuras: no hay espacio para la violencia.
La lucha contra esta lacra no es una cuestión política, ni una batalla de un
solo día. La violencia machista se debe combatir a diario. Nos concierne a
todos, nadie puede sentirse ajeno ni impasible ante el asesinato de una mujer
ni ante las consecuencias que acarrea la violencia, ni siquiera puedo mencionar ningún motivo, no
existe ninguno que justifique la orfandad de tantos hijos, ni el dolor de unos
padres.
Tomelloso tiene un
sentimiento de repulsa hacia la violencia contra las mujeres inquebrantable, es
un pueblo sensible y muy empático. Hemos reforzado nuestros servicios,
apostamos por la prevención desde las escuelas y trabajamos codo con codo con
las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y la policía local. Queremos que las
mujeres se sientan seguras en Tomelloso, y que si hay alguien que conozca un
solo caso de violencia incluso una sospecha, denuncien por favor.
Comprendo y respeto, que cuando a unos se les llena la boca de
soluciones para las víctimas de violencia de género, asistamos al último
espectáculo de las pulseras telemáticas antimaltrato, que había denunciado la
Fiscalía General del Estado. Me avergüenza como servidor público que esto haya
ocurrido, en medio de acusaciones falsas y de miedo, mucho miedo de muchas mujeres.
Es un hecho lamentable, que debería ser más que suficiente para motivar
consecuencias políticas a los responsables. Otro capítulo que se suma al despropósito,
después de la ley del sólo sí es sí, que continúa en vigor pese a sus
gravísimas secuelas: más de un centenar de excarcelaciones y reducción de penas
a más de 1.400 violadores y agresores sexuales.
Pero el 25N también debe ser un faro de esperanza. La esperanza
reside en parte en nuestros jóvenes a los que hay que seguir educando en el respeto, en los
vecinos que denuncian el maltrato, en el compañero de trabajo que se niega a
callar. La solución no vendrá solo de las leyes, sino del cambio cultural que
debemos impulsar en cada casa, en cada conversación, y en cada gesto de
igualdad, en el día a día.
Que este día sirva para renovar nuestra energía. Que la tristeza
se transforme en acción firme, y la rabia, en pedagogía. Tomelloso es un pueblo
fuerte, solidario y valiente. Juntos, hombro con hombro, somos capaces de
construir una sociedad donde el respeto sea la única norma, y donde la libertad
de las mujeres sea, por fin, una realidad indiscutible y cotidiana.
Hoy encendemos una luz por las víctimas, pero mañana, con la misma
luz, seguiremos iluminando el camino hacia un futuro de verdadera igualdad, sin
miedo, sin machismo y sin violencia. El Tomelloso que soñamos es un Tomelloso
libre, de igualdad. Trabajaremos sin descanso hasta conseguirlo. Ese es mi compromiso,
esta es mi determinación.
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Martes, 25 de Noviembre del 2025
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