En el corazón de Tomelloso, la capital del vino, Beat
Wines celebra su quinto aniversario con un reconocimiento que sabe a gloria,
nada menos que un Solete Repsol. La distinción, que la Guía Repsol
otorga a lugares “asequibles, donde prima la calidad y el buen hacer”, ha
iluminado estos días el escaparate de este espacio único donde el vino, la
cultura y la amistad se mezclan con naturalidad.
Nos reciben en el flamante Saloncito, un nuevo espacio acogedor,
íntimo y perfecto para disfrutar estas fechas. Nuria Moya, cara visible
del proyecto, confiesa que el galardón ha sido “una alegría inmensa”. Explica
que el camino de Beat Wines “ha estado lleno de trabajo, ilusión y entusiasmo”,
y que este premio “reconoce un esfuerzo compartido y nos impulsa a dar más
todavía”.
El Solete, recuerda, distingue aquellos lugares “con una
esencia única, que ofrecen un producto de calidad y donde el ambiente es
cercano”. Justo eso es Beat Wines, nacido en diciembre de 2020 como
tienda especializada y ampliado en 2022 con la apertura del Wine Bar,
un espacio que respira personalidad y cercanía.
“Rock and roll
en botella”
Desde su origen, el propósito de Beat Wines ha sido claro, dar
voz a los vinos de autor, a esos pequeños viticultores que, en palabras de
Moya, “merecen ser conocidos y valorados”. En su local conviven referencias
locales con etiquetas internacionales que llegan en exclusiva a Tomelloso. “Traer
vinos del mundo nos ayuda también a valorar más los nuestros”, afirma
Nuria.
La formación ha sido clave en ese camino. Moya, diplomada en
Turismo y con experiencia en hostelería, decidió dar un paso más y se formó
en dos cursos de Enología y obtuvo el título de Sumiller Profesional, una
preparación que le permite ofrecer “un trato más cercano, más técnico, pero
siempre accesible”.
El equipo, formado íntegramente por mujeres, refleja el
espíritu inquieto de la casa. Carol Martín de la Torre, llegada desde
Jaén, siguió un recorrido similar. “Yo vine sin saber nada de vinos”, confiesa
con una sonrisa. Arqueóloga de carrera, gracias a su paso por la formación
dual en turismo y al acompañamiento del equipo de Beat Wines, hoy presume
de haber completado el WSET II, una acreditación internacional sobre
vinos del mundo. “He aprendido a valorar los vinos de fuera y, sobre todo, a
entender los nuestros”, resume.
También Arantxa Martínez, tanatóloga, tomellosera y
última en incorporarse, halló en Beat Wines un espacio donde reinventarse. “Aquí
no somos simples camareras, somos parte de una familia que nos deja innovar y
aprender cada día”.
Cultura, vino y comunidad
Beat Wines ha logrado algo que pocos locales consiguen,
convertirse en un punto de encuentro cultural. “Creemos que hacer vino
es cultura”, afirma Moya, y por eso el local acoge exposiciones, presentaciones
literarias, conciertos y hasta un flea market cultural. Buena parte de
esta efervescencia se debe a la poeta Ágata Navalón, que inspiró
iniciativas como ese singular “mercado de pulgas” y el Micro Abierto, donde
cada mes músicos, poetas y narradores locales encuentran su espacio.
El lema de Beat Wines lo dice todo, “rock and roll en
botella”, una declaración de intenciones que trasciende el vino y se aplica
a su modo de entender la vida, romper moldes, apoyar a la gente joven y apostar
por proyectos valientes.
Elías, el alma del proyecto
Aunque estos días se encuentra en Argentina embotellando
vinos, Elías López Montero, el “wine hunter” de Beat Wines, es el motor
silencioso de la iniciativa. Fue quien sembró la semilla del proyecto y mantiene
su espíritu, seleccionar con mimo vinos que representen una filosofía propia. “Él
es nuestro cazador de vinos”, explica Moya, “y cada etiqueta pasa por su
examen antes de llegar al cliente”.
Democratizar el vino
En Beat Wines se bebe sin solemnidades. Su estética
—inspirada en la mítica Sala Beat de Tomelloso— y su ambiente musical
buscan “sacar el vino de ese escenario serio” y acercarlo a todos.
“Queremos que la gente pierda el miedo a entrar a un bar de vinos”, dice Nuria.
“Aquí no hay vocabulario difícil ni juicios, hay disfrute y curiosidad”.
Las catas son una prolongación natural de ese
espíritu. Las organizan con lenguaje accesible y temáticas viajeras —de Oporto
a Alemania—, adaptadas a cada grupo o empresa. “Son experiencias que enganchan,
porque la gente aprende sin darse cuenta”, comenta Carol.
Una familia con copa en mano
Hoy, Beat Wines es mucho más que un bar, es una comunidad
fiel que acompaña cada paso. “Nuestra familia Beat Wines es lo más valioso
que tenemos”, asegura Moya. “Son quienes confían, quienes vienen, quienes
invierten su sábado o su domingo con nosotros”.
Y la fiesta no se detiene. Con el quinto aniversario a
las puertas, el equipo prepara una programación especial: el lanzamiento
del Blue Wine —vino caliente al estilo europeo—, el último micro
abierto del año, la cena del club Verum Beat Wines, la exposición
del artista Pepe Carretero, y las esperadas fiestas del 24 y 31 de
diciembre, donde “la calle se llena de música, gente bailando y copas
alzadas”.
Beat Wines celebra así cinco años de brindar por la vida, el
arte y la amistad. Y lo hace, como siempre, a su manera, con rock, vino y
corazón.
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Martes, 2 de Diciembre del 2025
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Miércoles, 3 de Diciembre del 2025
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