Jesús Serrano (Tomelloso,1978) era un niño cuando su padre lo llevaba a presenciar las competiciones de tiro al plato en la feria de Tomelloso. Las tiradas se celebraban el campo “Safari” que construyó el recordado Cristóbal García y que siempre levantaban una gran expectación. Jesús se fue fijando en la técnica y pericia de los tiradores y no tardó en enseñar cualidades de gran tirador. Cosechó triunfos a escala regional y nacional, poniendo broche poco después con aquel campeonato del mundo en la categoría junior. Una trayectoria de ensueño que alcanzó su cenit con su presencia en los Juegos Olímpicos de China y Londres. Serrano fue metabolizando las victorias con humildad y los pies en el suelo, lo mismo que la decisión del Ayuntamiento de poner su nombre al campo de tiro que se está construyendo.
Actualmente, compagina el tiro con las actividades de su empresa de eventos deportivos que le ha permitido organizar numerosas tiradas a lo largo y ancho de la región.
Jesús Serrano asegura que poder seguir de cerca las obras del campo de tiro que llevará su nombre supone para él “una doble satisfacción”. Primero porque, por fin, dispondrá de un espacio óptimo para entrenar y, en segundo lugar, porque ofrecerá un recurso inexistente en muchos municipios del entorno, donde no hay instalaciones adecuadas para la práctica de este deporte. La instalación, que podría estar lista para primavera o verano, facilitará que muchos tiradores puedan acudir para perfeccionar técnicas y entrenar junto al gran campeón. Su gran objetivo, una vez inaugurado el recinto, es crear una cantera de jóvenes tiradores y transmitir un legado técnico que durante años ha dado grandes resultados.
Sobre el proyecto, detalla Jesús Serrano que se está realizando una primera fase con un foso olímpico, “pero está diseñada para crecer hasta alcanzar cuatro fosos en total. La idea es que en el futuro no sea solo un campo de tiro, sino un complejo que acoja otras modalidades como el tiro con arco o el aire comprimido”. Serrano hizo sus apartaciones en los planteamientos iniciales del proyecto, aunque la ejecución ya depende por completo de la empresa adjudicataria. En cuanto a plazos, se muestra prudente: confía en que pueda estar disponible para próximas competiciones de la feria, aunque reconoce los trámites administrativos suelen ser lentos y exigentes.
El deseo de regresar al máximo nivel
Serrano explica que este año se ha tomado un “año sabático”, después de varias temporadas valorando si retirarse o no. Sin embargo, reconoce que ha recuperado las ganas de competir. Con un nuevo equipo, un cambio de escopeta y su reciente condición de embajador de la marca Rizzini en España, el tirador está trabajando el físico y afinando sensaciones en el entrenamiento. “Mi intención es regresar progresivamente: Campeonatos de España, Copas de España, el Mundial Rizzini y alguna cita internacional, con la vista puesta en competir al 100% dentro de dos años”.
Memoria olímpica, grandes gestas y la exigencia de un deporte invisible
El tirador recuerda sus dos experiencias olímpicas, en Pekín 2008 y Londres 2012. “La primera, -asegura-, no pude disfrutarla al no conseguir un buen resultado, pese a que tuve un inicio prometedor. En la segunda me metí en la final, alcancé un quinto puesto, diploma olímpico y el orgullo de haber entrado en una final que muy pocos españoles han alcanzado”. Aún revive, como si fuera ayer, el error de cálculo que le costó la lucha por la medalla, el fallo del plato 20, “un instante que será difícil de olvidar”, reconoce.
Entre sus recuerdos más emocionantes, destaca la Copa Presidente ganada con muletas tras una grave lesión, y la competición en Maribor (Eslovenia) donde logró la última plaza olímpica disponible, imponiéndose al doble campeón olímpico, un hito que considera uno de los momentos más intensos de su carrera.
Serrano también pone de relieve la enorme exigencia física y mental de un deporte que, “pese a ser minoritario y poco comprendido, requiere un 120 % de concentración, jornadas maratonianas y un desgaste que me ha hecho perder kilos en competiciones importantes”.
Referentes, aprendizajes y el papel decisivo de la familia
Cuando piensa en los rivales que más han dejado huella en su trayectoria, cita sin dudar al australiano Michael Diamond, doble campeón olímpico y para Serrano “el mejor deportista de la historia” en esta disciplina. Recuerda algunas de sus gestas, como conquistar dos plazas olímpicas para su país el mismo año, algo que considera al alcance de muy pocos.
Al final, evoca emocionado la figura de su padre, quien renunció a competir para apoyarlo en sus inicios y acompañarlo en sus desplazamientos y entrenamientos. “En realidad, toda mi familia ha sido un pilar esencial, junto a grandes amigos y a entrenadores que me han ido marcando, como Eladio Vallduví”. Serrano reconoce que “he tenido la fortuna de crecer siempre en un entorno positivo, crucial —dice— para llegar a la élite”.
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