Esta actuación ha sido posible gracias al trabajo de cerca de una decena de voluntarios y voluntarias, que han dedicado su tarde —y también gran parte del verano— a cuidar cada árbol plantado. Porque ARBA no solo planta: ARBA acompaña, riega, protege y permanece. Este verano, bajo temperaturas extremas, los voluntarios han realizado riegos continuos para garantizar que ninguno de los ejemplares se secara. Gracias a su esfuerzo, muchas de las plantaciones de años anteriores, realizadas desde diciembre de 2021, han prosperado y hoy muestran un paisaje renovado, vivo y esperanzador.

Desde aquel primer día sobre el terreno en 2021, ARBA ha demostrado que, con esfuerzo propio, constancia y compromiso ciudadano es posible transformar un espacio degradado en un entorno lleno de vida. Las encinas empiezan a afianzarse, los pinos crecen con fuerza y la Cañada Real va recuperando el verde que nunca debió perder.

Además, ARBA continúa impulsando su propuesta de convertir la Cañada Real Conquense en una auténtica vía verde, un espacio natural accesible, sostenible y abierto a toda la ciudadanía: un lugar para pasear, pedalear, aprender y disfrutar del medio ambiente desde el respeto y la conservación.

La entidad celebra estos logros con orgullo, pero también lanza un mensaje claro: es necesario el apoyo de la administración local y la colaboración de toda la ciudadanía para seguir avanzando. La naturaleza necesita manos, cuidados y voluntad; y cuando la sociedad se une, el paisaje responde.

ARBA reafirma así su compromiso de seguir trabajando por un entorno natural vivo, cuidado y de todos. Porque cada árbol plantado hoy es una semilla de futuro.