Hubo un tiempo en que la publicidad hablaba de los JASP:
jóvenes, aunque sobradamente preparados. Pero este sábado, en el Auditorio
López Torres de Tomelloso, aquella “conjunción concesiva” quedó definitivamente
desterrada. No hicieron falta matices: los diez artistas que compitieron en
la final del IV Concurso Internacional de Canto AMAO eran jóvenes y
sobradamente preparados, sin peros.
Cinco dúos, seleccionados entre más de treinta aspirantes,
se disputaron un reñidísimo Bombo de Oro en un certamen que cada año
crece en calidad y solidez. El público respondió con una buena entrada en un
auditorio convertido —como bien señaló la presentadora Alicia Hervás— en
“pequeño epicentro de la música lírica”. Hervás añadió que cada artista posee
un don inexplicable, “a veces lo llamamos talento, hoy lo voy a llamar superpoder”.
La gala contó con la presencia de la concejala de Cultura, Inés
Losa, y fue presentada con solvencia, cercanía y buen pulso narrativo por
Hervás.
Un palmarés muy reñido
Tras una larga deliberación,
el jurado —formado por Federico Figueroa, José Julián Frontal, Miguel Huertas y
Javier Benito— otorgó: El Bombo de Oro y 1.000 euros a Lucía Beltrán
(soprano) y Sergio García (piano). El Bombo de Plata (500 €) correspondió
al tenor Eduardo Pomares y la pianista Belén Castillo. El Premio “Miguel Huertas” al mejor
pianista, dotado con 300 euros fue para Belén Castillo. El Premio del
Público, que fue por sufragio directo del respetable, correspondió a Lucía
Beltrán y Sergio García
Un palmarés que subraya la diversidad y el talento de una
generación llamada a protagonizar los escenarios del futuro.
Una exigente velada en dos tandas
Los cinco dúos interpretaron un programa tan variado como
demandante: canción artística internacional, romanza de zarzuela, aria de ópera
y una obra de libre elección. Un menú vocal que no dejaba lugar para la
improvisación.
Carla Sampedro y Cristina Sanz: elegancia y sensibilidad
Abrieron la final la mezzosoprano Carla Sampedro —de
sólida proyección internacional— y Cristina Sanz Hernán, prestigiosa
pianista y catedrática del Real Conservatorio.
Desplegaron emoción desde la primera nota con “Thy hand,
Belinda” (Purcell), para luego atacar con solvencia la célebre “Una voce
poco fa”, de Rossini. En la segunda tanda emocionaron con la delicada L’Énamourée
(Hahn) y cerraron con la energía castiza de “No puedo más”, de Moreno
Torroba.
Eduardo Pomares y Belén Castillo: la montaña rusa
emocional
El tenor Eduardo Pomares, miembro del programa
Crescendo del Teatro Real, y la pianista Belén Castillo, artista de
vasto currículum, firmaron una de las intervenciones más contrastadas.
Abrieron con lo que la presentadora definió como “montaña
rusa emocional”: “Kuda, Kuda” (Tchaikovsky) y el lied “Allerseelen”
(Strauss). En su segundo bloque alternaron el gracejo de “Tienes razón,
amigo” (La Chulapona) con la expresividad vibrante de “Las locas por
amor”, de Turina. Belén Castillo acabaría llevándose, con toda justicia, el
premio al mejor pianista.
Lucía González y Sergio García Berrinches: virtuosismo y
riesgo
La soprano Lucía González, ligera y versátil, junto
al pianista Sergio García Berrinches, de amplia experiencia, arrancaron
con el tour de force vocal de “Titania”, de Mignon (Thomas). Continuaron
con la agilidad y el humor belcantista de “Yo por ti desprecio riesgos”,
de Mazza.
En la segunda parte pasaron de la espiritualidad
norteamericana de Amy Beach (“I Send My Heart Up To Thee”) al reto
final: una brillante y teatral “Glitter and be gay”, de Bernstein.
Julia Merino y Manuel Casares: profundidad y contraste
La mezzosoprano Julia Merino, graduada en Londres y
con un notable repertorio de concierto, llegó acompañada de Manuel Casares,
pianista de trayectoria internacional y conocido divulgador musical.
Abrieron con el intenso “Schmerzen” (Wagner) y
continuaron con la nostalgia refinada de “Wie du warst” (Strauss). La
segunda parte viajó de la zarzuela —con la luminosa “Palomica aragonesa”—
al drama donizettiano de “All’afflitto è dolce il pianto”, un cierre de
gran peso emocional.
Sofía Gutiérrez-Tobar y María Argüeso: poesía, intimidad
y temperamento
Cerró la final el dúo Brisalia, formado por la
soprano Sofía Gutiérrez-Tobar, premiada en numerosos festivales, y María
Argüeso Vega, pianista de gran sensibilidad y madurez.
Su primera parte unió poesía y pasión con “Rima”, de
León Ferro, y “Dieu! Quel frisson”, de Gounod. Luego pasaron de la
intimidad del lied “Mit dir zu schweigen” (Korngold) al sabor cubano y
teatral de “Salida de Cecilia”, de Cecilia Valdés.
Tomelloso, epicentro de la lírica
El público aplaudió con entusiasmo cada actuación, en una
final que confirmó que este concurso no solo se consolida, sino que ya es
una cita imprescindible en el calendario lírico nacional. El nivel de los
participantes, el mimo de la organización y la calidez del auditorio
configuraron una noche memorable.
El IV Concurso Internacional de Canto AMAO volvió a
demostrar que la lírica es un arte profundamente generoso. Y que, en Tomelloso,
esos “superpoderes” encuentran un escenario dispuesto a celebrarlos.
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