Opinión

Valor Sentimental: Joachim Trier y el arte de sanar heridas

Luis Manuel Serrano Novillo | Viernes, 12 de Diciembre del 2025
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Se está acabando 2025 y, aunque ha sido un gran año de estrenos de cine, todavía queda algún que otro gran estreno. Esta vez os traigo la que posiblemente sea la favorita de muchos en la próxima gala de los Oscar: Valor Sentimental.

Dirigida por Joachim Trier y con las increíbles interpretaciones de Stellan Skarsgård, Renate Reinsve, Inga Ibsdotter Lilleaas y Elle Fanning, nos trasladamos a Oslo, donde conocemos a Gustav Borg, un prestigioso director de cine, pero que en su vida privada ha sido un pésimo padre con sus hijas, Nora y Agnes. Todo cambia tras la muerte de la madre de las niñas, cuando el propio Gustav, queriendo hacer su última película, decide pedir a Nora que sea su protagonista.

Hasta aquí puedo contar de la sinopsis porque, si hablo más, os fastidiaría una de las grandes sorpresas de lo que queda del año.

Joachim Trier lleva detrás muchos proyectos, pero creo que la mayoría le conocimos cuando hizo La peor persona del mundo, una cinta que recomiendo sobre todo si tenéis 20 años y no sabéis qué hacer con vuestra vida.

Esta película es una grata sorpresa y no me extraña que se llevase el Segundo Premio del Jurado en el Festival de Cannes junto con Sirat, de Óliver Laxe, y posteriormente tenga un montón de nominaciones a los Globos de Oro —nueve en total—, y lo más probable es que sea la favorita en los Óscar del año que viene.

No quiero tocar mucho lo técnico porque, en este caso, me parece una pérdida de tiempo y me saltaría lo principal. Solo diré que tanto la dirección como la fotografía están muy cuidadas y son bellísimas. Quiero centrarme más en su guion, tan bien escrito, y en sus actuaciones, que es lo más destacable de la cinta.

El guion está muy bien trabajado; se nota que Trier no trata a su audiencia como a niños pequeños ni te lo da mascadito para que lo entiendas. Esta es una película de poco diálogo y más centrada en lo visual, aunque, al igual que en La peor persona del mundo, vuelve a utilizar al narrador para contar la historia en varias escenas, y en parte funciona para contar la historia de la casa donde se narran los hechos. La casa no es solo una localización: es un elemento más, y podría decir que también es un personaje con vida propia. Todo esto es gracias a detalles sutiles y a los cientos de planos subjetivos para mostrar el lugar.

Volviendo a cómo el guion quiere que te centres en los personajes y diálogos, la cinta recuerda mucho a las películas de Haneke y, sobre todo, está muy influenciada por Ingmar Bergman.

Tanto Haneke como Bergman usan los silencios y los planos estáticos para contar algo o simplemente hablar de sus personajes. Si no, ahí tenéis por ejemplo La cinta blanca, donde en una única toma ves cómo un niño, en silencio, coge un cinturón porque sabe que su padre le va a dar una paliza.

Valor Sentimental hace algo parecido: sus personajes están rotos por dentro y con heridas del pasado aún sin cicatrizar, en especial la relación de Nora con su padre, que no duda en sustituirla por una actriz estadounidense.

Las interpretaciones, en sí, son lo mejor. Cada pausa, cada pequeño gesto y cada silencio te está contando algo del personaje. Y, ya que estamos, tanto Renate Reinsve como Stellan Skarsgård están magníficos. No necesitan comunicarse por diálogos: lo hacen a través de miradas, y es espectacular.

De Inga Ibsdotter Lilleaas poco puedo decir: su personaje es vital en la trama y tiene un peso importante hacia el final de la película. Y de Elle Fanning, su personaje empieza siendo un reflejo de la propia actriz y, muy avanzada la trama, Elle pega un cambio que no había visto nunca en ninguno de sus papeles.

La película tiene muchos temas a tratar, como la soledad, la depresión, los traumas de la infancia, lo que callas y no dices... En el ámbito del cine, se nota una fuerte crítica sobre cómo las plataformas digitales están matando el cine (te maldigo, Netflix) y cómo los grandes autores, en su vejez, son menospreciados. Curiosamente, esto ya me ha pasado con la última de Scorsese y Coppola: grandes autores que actualmente nadie quiere ver o solo los más fans del cine siguen viendo sus últimos trabajos.

Ahora, diría que el tema principal es cómo el arte puede curar heridas del pasado. Y es que, aunque no lo parezca, el arte también sana: quizá no como creamos, pero también lo hace.

¿Cuántas veces hemos visto una película o una serie que nos ha marcado y nos ha dado esperanza para seguir avanzando un día más?
En eso consiste: el cine y las series también tienen el valor de conectarnos y sanar. Me parece tan bonito el mensaje que Trier plasma en esta obra para hablar de un vínculo roto.

Valor Sentimental es una muy buena película y, si os lo preguntáis, obviamente la tengo que recomendar, aunque no sería apta para alguien que busca contenido rápido. Es una película en la que hay que entrar, y sobre todo haber consumido alguna que otra película lenta. Para un público acostumbrado al blockbuster y, sobre todo, al cine de superhéroes, una de dos: o no entras o te aburres. Así que la recomiendo, pero con cautela.

No sé si es mi favorita, pero desde luego puede llevarse muchos premios. Veremos el año que viene, cuando vea Hamnet, cuál de las dos se los puede llevar, aunque de momento mi porra de premios está entre Una batalla tras otra, Frankenstein, de Guillermo del Toro, Valor Sentimental y Hamnet, y como sorpresa o gran revelación, el último trabajo de Jafar Panahi con Un simple accidente.

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